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PAKISTÁN
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Islamabad: Cristiano acusado de blasfemia por una publicación en las redes sociales

de Shafique Khokhar

Ishtiaq Saleem habría difundido en Internet imágenes de su cuerpo tatuado con inscripciones (en árabe) sobre el Corán y Mahoma. Durante el arresto fue sometido a malos tratos. Su esposa proclama su inocencia afirmando que es analfabeto y víctima de una "conspiración" confesional. Junto con la blasfemia, también se recurre a los delitos informáticos para atacar a las minorías.

 

Islamabad (AsiaNews) - Un nuevo caso de blasfemia en Pakistán que involucra a un cristiano al que se acusa de haber profanado el Islam y ofendido los sentimientos de los musulmanes por publicar en Internet contenidos ofensivo contra el profeta Mahoma. Se trataría de inscripciones tatuadas en algunas partes de su cuerpo que fueron filmadas  y luego publicadas en las redes sociales. Sin embargo, la familia reivindica la inocencia del hombre, que sería analfabeto y por lo tanto incapaz de comprender el verdadero significado de los escritos (en árabe) que le hicieron. Lo ocurrido, explican los activistas de derechos humanos, es un nuevo ejemplo de los abusos contra los cristianos y el creciente número de quejas sobre el contenido y los comentarios en las publicaciones, lo que pone en evidencia un mayor endurecimiento contra la libertad religiosa.

Los hechos ocurrieron el 29 de noviembre pero recién se conocieron este año por la denuncia que presentó el musulmán Muhammad Imran. Ishtiaq Saleem, un cristiano que trabaja como operador sanitario en Islamabad, fue acusado de publicar contenido blasfemo en los medios, lo que condujo a un arresto por delitos informáticos (sección 11 de la Ley de Delitos Electrónicos de 2016) y violación de las leyes contra la blasfemia (295 A , B , C y 298-A). En el momento en que fue arrestado, la policía lo golpeó, confiscó su documento de identidad y su teléfono inteligente y lo obligó a "confesar" los delitos que había cometido, para terminar encerrándolo en prisión.

La esposa de Saleem, Ghazal Ishtiaq, afirma que el hombre es analfabeto y no habría cometido ningún delito intencionalmente porque ha sido víctima de una "conspiración" confesional. “Tenemos un hijo de dos años. La familia -explica- vive en un clima traumático y de terror constante”. El padre, Saleem Masih, agrega que su hijo trabajó durante más de cuatro meses sin recibir ningún salario y pide ayuda a la comunidad cristiana ante el riesgo de una condena a muerte.

Comentando el caso con AsiaNews, el presidente de Voice for Justice, Jospeh Jansen, denuncia un número creciente de acusaciones y arrestos vinculados a (presuntas) violaciones de la ley por delitos electrónicos que, en el caso de las minorías, se suman a la blasfemia. Un clima “persecutorio” contra las minorías con amplio recurso a la ley y sin evaluar las “intenciones” reales de los imputados”. El activista Ashiknaz Khokhar habla de "difamación" por razones confesionales y abuso de las leyes contra la blasfemia para resolver disputas personales. Su compañero, Ilyas Samuel, añade que aquellos que recurren a pretextos falsos para acusar y fomentar el odio no son procesados, mientras que "las personas inocentes que hacen publicaciones en las redes sociales terminan siendo incriminadas y condenadas a muerte".

En Pakistán las leyes contra la blasfemia se han convertido muchas veces en pretexto para linchamientos y ejecuciones extrajudiciales. Por un lado, la ley es un arma en manos de los fundamentalistas para atacar indiscriminadamente a las minorías religiosas -cristianas e hindúes- e incluso a los musulmanes, vengando cualquier supuesta ofensa contra el Corán o Mahoma en nombre del Islam. Por otro lado, la acusación se ha convertido en un atajo para venganzas atroces y ajustes de cuentas. La historia de Asia Bibi, una madre cristiana que estuvo durante años en el corredor de la muerte, causó sensación en el pasado. La intervención de organizaciones, movimientos activistas, gobiernos y el mismo Papa Francisco, hizo posible la liberación de la mujer, que luego se vio obligada a huir a Canadá para escapar de la venganza de los grupos radicales.

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