Isabel Cristina Mrad Campos, la primera beata de la diáspora libanesa
La "María Goretti de Brasil" - asesinada en 1982 y beatificada la semana pasada en la iglesia de Nuestra Señora de la Merced, en Barbacena - era hija de una mujer libanesa. En Minas Gerais, una comunidad maronita intenta mantener vivo el vínculo con la Iglesia de origen.
Beirut (AsiaNews)- La nueva beata brasileña mencionada por el Papa Francisco durante el Ángelus del domingo tiene orígenes libaneses por vía materna. Isabel Cristina Mrad Campos (1962-1982), asesinada a los 20 años cuando intentaba escapar de un intento de violación, fue proclamada beata el sábado 10 de diciembre en la iglesia de Nuestra Señora de la Merced de Barbacena. La beatificación fue presidida por el cardenal Raymond Damasceno Assis, arzobispo emérito de Aparecida, en presencia de una gran multitud. El Papa Francisco había reconocido su "martirio por odio a la fe" en octubre, concluyendo un proceso de beatificación iniciado en 2001 y retrasado por la pandemia.
Al final del rezo del Ángelus ante la multitud en la Plaza de San Pedro el domingo, el Papa se refirió a la nueva beata como un "ejemplo de heroísmo" especialmente para los jóvenes, a quienes invitó a "dar un generoso testimonio de fe y adhesión al Evangelio", siguiendo su ejemplo.
De origen libanés por vía materna, Héléna Mrad, la joven Beata nació en Barbacena (Estado de Minas Gerais, Brasil) el 29 de julio de 1962. Los orígenes libaneses de Isabel Cristina y la pertenencia de su madre a la comunidad maronita fueron confirmados por el vicario episcopal maronita Michel Bitar, párroco de la Iglesia de Nuestra Señora del Líbano de Belo Horizonte, capital de Minas Gerais. Al ser contactado por teléfono, se alegró de la existencia de "la primera beata de la diáspora libanesa", asegurando que los Mrads son numerosos en Barbacena.
Michel Bitar lleva 30 años en Brasil y actualmente intenta ponerse en contacto con el hermano de Isabel Cristina en un vasto territorio pastoral sin estructuras parroquiales. En efecto, la madre de la beata está muerta y el prelado no sabe de qué parte del Líbano era originaria, pero espera averiguarlo pronto. En Belo Horizonte celebra la liturgia eucarística en portugués, para una generación de jóvenes cuyo único contacto con su Iglesia de origen son estas misas en las que algunos responsorios y cantos litúrgicos se siguen cantando en árabe y siríaco.
Nacida en el seno de una familia religiosa, Isabel Cristina era una muchacha común y corriente que dividía su tiempo entre la familia, los estudios y salidas con sus amigos, según su breve biografía. Pero también llevó una ardiente vida de fe. Había decidido ser pediatra y su deseo era ir a África para ayudar a los niños con necesidades especiales, a los más pobres y a los ancianos, una sensibilidad que sin duda había adquirido de su familia, que pertenecía a la Sociedad de San Vicente de Paúl.
A principios de 1982 estaba comprometida con su novio. Se había trasladado a Juiz de Fora para asistir a un curso preparatorio de estudios de medicina y había alquilado un piso con su hermano. Las investigaciones realizadas por la policía tras el asesinato revelaron que el 30 de agosto, víspera de la tragedia, un trabajador acudió al departamento para instalar un armario y trató de abordar a la joven con insinuaciones obscenas.
El primero de septiembre el hombre volvió al departamento e intentó violar a Cristina, subiendo el volumen de la televisión para impedir que se escucharan los gritos de la joven que forcejeaba aferrándose al rosario. Fue el hermano de la víctima quien la encontró muerta esa noche, atada a una silla y amordazada, con la ropa arrancada. La autopsia demostró que el agresor no había logrado su objetivo, y quizás eso fue lo que desató la furia homicida: las quince puñaladas en el cuerpo de la joven dan testimonio del ensañamiento. El agresor fue condenado a 19 años de prisión por asesinato premeditado, pero se fugó pocos años después. Los familiares de la víctima sostienen que está muerto.
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07/03/2018 15:15