Homs y Mosul, de víctimas del ISIS a nuevos obispos siro-católicos
El Papa aprobó el nombramiento de dos nuevos arzobispos designados por el Sindo del Patriarcado de Antioquía de los Sirios. En 2015 el p. Jacques Mourad estuvo cinco meses en manos de los yihadistas en Siria; el padre Qusay Mubarak Abdullah Hano nació y creció en la Llanura de Nínive, en Irak, y fue uno de los muchos exiliados en Erbil. Los desafíos de la reconstrucción.
Roma (AsiaNews) - El Papa Francisco dio ayer su asentimiento a la elección de dos obispos de la Iglesia siro-católica con historias extremadamente significativas. Siguiendo el procedimiento del Código de las Iglesias Orientales, el Sínodo de los obispos de la Iglesia patriarcal de Antioquía de los Sirios ha designado sus propios arzobispos de Homs en Sira y de la traumatizada ciudad iraquí de Mosul.
Para Homs -la antiquísima sede episcopal de Emesa, que en el siglo II dio a la Iglesia católica el papa Aniceto (ocupó la cátedra de Pedro entre el 155 y el 168)-, la elección recayó en el padre Jacques Mourad, originario de Alepo, quien en 2015 estuvo cinco meses en manos del ISIS tras ser secuestrado en su comunidad de Mar Elian, cerca de la ciudad de al Qaryatayn. Una experiencia dramática para este monje de 54 años, cofundador, en otro antiguo monasterio de Siria, de la Comunidad de Mar Mousa junto con el padre Paolo Dall'Oglio, un jesuita italiano que también fue secuestrado por el ISIS en el verano de 2013 y desapareció en la nada, como miles de víctimas sirias de la guerra. En 2016 -poco después de su liberación- el padre Mourad había contado en una entrevista a la revista del PIME Mundo y Misión: "En esos días cambió el sentido de mi vida. Y las palabras de Charles de Foucauld "Padre, me pongo en tus manos", adquirieron para mí una nueva fuerza".
Con este espíritu -después de vivir varios años en los monasterios de Cori, en Italia, y Sulaymanyah, en el Kurdistán iraquí-, el P. Mourad regresó el año pasado a al Qaryatayn, en la diócesis de Homs. Y junto con los cristianos locales que habían sido secuestrados con él comenzó la difícil tarea de la reconstrucción, incluyendo la del monasterio de Mar Elian -donde se custodian los restos de San Julián, el gran mártir de Emesa- que los yihadistas habían profanado y destruido. “Les dije a los cristianos que el santo nos había salvado y redimido, ofreciendo su monasterio y su tumba por nosotros”.
El P. Jacques Mourad deseaba vivamente esta reconstrucción como signo de reconciliación. “Nuestro trabajo - dice en una carta que envió hace pocos días desde la Comunidad de Mar Mousa - ha sido coronado por la reconsagración de la iglesia y la capilla que realizaron juntos el obispo siro-católico de Damasco, Mons. Jihad Battah, y el obispo ortodoxo sirio de Homs, monseñor Matta el-Khoury. La presencia de los dos obispos constituyó un acto solemne de reconciliación de las dos Iglesias de Qaryatayn, que en el pasado habían tenido fuertes desacuerdos sobre la propiedad del Monasterio. Participaron también numerosos sacerdotes de la diócesis de Homs y fieles de Qaryatayn y sus alrededores, así como muchos amigos de la Comunidad. Al terminar la misa del 9 de septiembre, festividad de Mar Elián, los huesos del santo fueron depositados en el sarcófago restaurado que había sido destruido en 2015. Para alegría de todos, dos cristianos y dos musulmanes de Qaryatayn portaron las reliquias del santo. Fue una auténtica celebración nupcial y la comunidad musulmana de Qaryatayn ofreció un almuerzo a todos los presentes, más de 300 personas”.
La reconstrucción es un desafío que también le espera al p. Qusay Mubarak Abdullah Hano, de 40 años, elegido por el Sínodo del patriarcado sirio-católico como obispo de Mosul, la ciudad iraquí que fue la capital del autodenominado Estado Islámico. Los siro-católicos de Mosul y la Llanura de Nínive son históricamente la segunda comunidad cristiana más grande después de la caldea, encabezada desde 2018 por Mons. Najib Michael Moussa. Precisamente en Qaraqosh, una de las ciudades de la Llanura de Nínive, nació y creció el nuevo obispo siro-católico. En tiempos del ISIS, cuando los yihadistas incendiaron el episcopado de Mosul, el padre Hano fue uno más entre los cristianos exiliados y ejerció su ministerio sacerdotal con los desplazados de Erbil. Ahora ha sido llamado a asumir el legado de Mons. Youhanna Boutros Moshe, quien guió a la comunidad sirio católica de Mosul durante la larga tormenta.
La tarea hoy sigue siendo extremadamente difícil. Como contaba hace pocos días desde Mosul el sacerdote siro-católico Raed Adel al diario iraquí Al 'Alam Al Jadeed, casi dos años después de la visita del Papa sólo 150 cristianos han regresado a Mosul, menos del 1% de la comunidad que vivía allí antes de que la expulsara el ISIS. Influye sobre todo el problema de las propiedades de los cristianos, que durante el dominio de los yihadistas fueron vendidas y resulta sumamente difícil recuperar. Las mismas autoridades locales hacen poco para frenar el cambio demográfico en las zonas que antes estaban habitadas por cristianos. Esta es otra de las razones por las cuales la ordenación episcopal de Mons. Hano -que el patriarca de Antioquía de los sirios Ignace Youssif III Younan presidirá el próximo 3 de febrero en la gran iglesia de la Inmaculada Concepción de Qaraqosh- será una señal importante para una Iglesia que quiere recuperar su lugar en una tierra donde los cristianos tienen una larga historia y una vocación que no quieren abandonar.
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15/06/2021 11:11