30/11/2023, 14.26
ISRAEL-PALESTINA
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Hna. Nabila: destrucción por todas partes, una tragedia en cada familia

de Dario Salvi

La religiosa vive en la Franja desde hace 13 años y la tregua le ha permitido "dormir un poco más, visitar las pocas tiendas para comprar alguna ropa de invierno". Necesitamos alimentos, medicinas y diésel, y "de norte a sur no hay ningún lugar seguro". De las cuatro guerras “ésta es la más sangrienta”. No hay perspectivas de futuro "especialmente para los niños". Pide "una Navidad de paz".

 

Milán (AsiaNews)- “Devastación por todas partes, todo está destruido. En estos días de tregua los cristianos aprovecharon para ir a ver sus casas y nadie volvió contento, porque no quedaba ninguna. Todas se encuentran reducidas a escombros o de todos modos, inutilizables", dice a AsiaNews la hermana Nabila Saleh, religiosa de la congregación de las Hermanas del Santo Rosario, que aprovechando la pausa en los bombardeos de los cazas israelíes de los últimos días ha recorrido distintas zonas de la Franja. “Es una tragedia en todas partes - cuenta por teléfono, a pesar de las dificultades de comunicación y las frecuentes interrupciones de la línea - no queda nada en pie y hay sufrimiento por todas partes, en cada calle, en cada familia”.

La pausa temporal de la guerra, que Israel y Hamás extendieron a último momento por otras 24 horas - a pesar de que el ala radical del gobierno del Estado judío (los ministros Ben-Gvir y Smotrich) habla de una caída del Ejecutivo si no se reanuda el conflicto - le permitió visitar distintos lugares de Gaza. “Se advierte un poco menos de tensión - señala la religiosa de origen egipcio, que vive en la Franja desde hace 13 años - pero las señales de los bombardeos y de los 58 días de guerra son muy visibles”. Por lo menos, continúa, "la tregua nos ha permitido dormir un poco más y pudimos ir a las pocas tiendas que todavía quedan abiertas para comprar algo de ropa de invierno, porque nadie tenía nada para protegerse del frío que empieza a hacerse sentir".

Las necesidades y carencias son enormes, explica la hermana Nabila, sobre todo "comida, ropa, gas para la calefacción y para hacer funcionar los generadores eléctricos". La religiosa también es directora del colegio de las Hermanas del Rosario de Jerusalén, en la zona de Tel al-Hawa. Es el más grande de la Franja y tiene 1.250 alumnos, la mayoría de los cuales son musulmanes. “Adentro - dice - tenemos un pozo, pero sin electricidad no podemos sacar agua para lavarnos, para satisfacer las necesidades mínimas de higiene personal”.

Los "escombros" del conflicto que estalló el 7 de octubre con el ataque de Hamás al corazón de Israel y la masacre de civiles, que provocó la durísima respuesta de la Fuerza Aérea israelí con bombardeos incesantes y generalizados en Gaza, cubren "todas las calles y todas las plazas. Hay un clima de gran tristeza y miedo - dice la hna. Nabila - que la pausa sólo alivia parcialmente. Intentamos pensar en el futuro, más allá de la guerra, pero aquí ya no quedan casas ni escuelas, no hay trabajo y no se ven perspectivas, especialmente para los jóvenes y los niños". “La parroquia latina - explica - se ha esforzado mucho para ayudar y la iglesia ha ofrecido refugio a muchas personas [hay casi 700 habitantes de Gaza en la Sagrada Familia, ndr.], pero de norte a sur no hay ningún lugar seguro".

“Todavía no sabemos qué puede pasar - explica la religiosa - pero todos siguen teniendo miedo de la guerra y de lo que pueden traer los próximos días. Somos conscientes de que podemos morir en cualquier momento. He escuchado muchas historias de madres que buscan a sus hijos después de los bombardeos, son historias terribles. Como le ocurrió a la anciana cristiana [baleada por un francotirador israelí] cuyo cuerpo fue recuperado por algunos jóvenes en un momento de tregua y después enterraron lo que quedaba de ella, rezando. Son historias difíciles de contar, y hay muchas como ésa".

Y también hay muchas víctimas entre los niños, incluso los que asistían a la escuela cristiana. "Murieron muchos", confirma la religiosa, y cuenta que "un padre sacó a dos que habían quedado bajo los escombros". En medio de todo este sufrimiento, muerte y desesperación, es muy importante la cercanía del Papa Francisco, que llama casi todos los días a la parroquia o a las hermanas para informarse, rezar y mostrar la solidaridad de la Iglesia con la población cristiana y no cristiana de la Franja. “Esas llamadas telefónicas - dice la hermana Nabila - nos ayudan mucho”. La comunicación con la religiosa se ha interrumpido varias veces y antes de terminar ella quiere hacer un pedido: "Queremos la paz, basta de violencia, porque la población ya ha sufrido demasiado. Hemos vivido cuatro guerras y esta es sin duda la más terrible y sangrienta. Queremos paz - concluye - porque en la guerra nadie gana. Todos esperamos y rezamos para que lleguen los medicamentos, porque también se está produciendo una tragedia a nivel sanitario. Que permitan el ingreso de alimentos y ayudas, y que podamos celebrar una Navidad en paz, sobre todo por nuestros niños".

 

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