Hind Kabawat: 'En el espíritu del P. Dall'Oglio, mi misión para construir una Siria inclusiva'
Católica y única mujer del Comité de los Siete creado por el presidente interino Ahmad al-Sharaa, explica en una entrevista a AsiaNews los desafíos de la reconstrucción, entre las sanciones y la crisis económica que afectan al país y a su población. "Siria no es una sola cosa: cristianos y musulmanes, todos los grupos étnicos deben ser parte del proceso. Y queremos que haya al menos un 30% de mujeres en los distintos organismos, comenzando por la Asamblea Constituyente".
Milán (AsiaNews) – Una nueva Siria en las huellas del P. Paolo dall’Oglio, el jesuita italiano que falleció en julio de 2013 tras haber penetrado en el cuartel general del ISIS para pedir la liberación de varios rehenes - entre ellos algunos cristianos - en manos de los yihadistas. Una nación guiada por ideales de justicia, porque el sacerdote es “nuestro maestro” y “estamos muy contentos de que uno de sus más fieles discípulos, el P. Yihad, forme parte del organismo encargado del diálogo nacional. El espíritu del P. Pablo era construir puentes, no muros”. En esta entrevista con AsiaNews, la profesora y abogada cristiana Hind Kabawat, con una larga carrera académica especializada en la mediación de conflictos, explica los fundamentos y principios sobre los que hay que construir la nación tras la caída de Bashar al-Assad. Es la única cristiana que forma parte del Comité de los Siete, encargado de preparar la Conferencia Nacional Siria que ha convocado el presidente interino Ahmad al-Sharaa, quien, al frente de los rebeldes de Hayat Tahrir al Sham (HTS), derrocó al antiguo régimen en pocas semanas. Un paso fundamental para la redacción de una nueva Constitución y el marco institucional.
Hind Kabawat, católica, nacida en 1974 y madre de dos hijos, proviene de una familia interconfesional en la que su padre es greco-católico y su madre greco-ortodoxa. Licenciada en Economía por la Universidad de Damasco, obtuvo una segunda licenciatura en Derecho en la Universidad Árabe de Beirut. Posteriormente realizó un Máster en Relaciones Internacionales en Estados Unidos y una especialización en Resolución de Conflictos y Estrategias de Negociación en Toronto (Canadá) y Harvard. Dirige el programa Interfaith Peacebuilding del Center for World Religions, Diplomacy and Conflict Resolution (CRDC) de la George Mason University, y fue vicedirectora de la oficina de Ginebra del antiguo High Negotiations Committee. Entre las cuestiones a resolver se encuentran las sanciones internacionales, la reconstrucción de un país devastado por la guerra, el equilibrio de poder con la minoría kurda en el noreste y las relaciones internacionales. Comenzando por el activismo militar israelí, que ayer mismo atacó un depósito militar en la provincia de Latakia. En este contexto concluyó la primera parte de la Conferencia Nacional, con más de 600 participantes. En la nota final, los asistentes destacaron la importancia de un territorio unido, armas y ejército bajo el control del Estado y la necesidad de acelerar el proceso hacia la nueva Constitución.
A continuación, la entrevista que concedió Hind Kabawat a AsiaNews:
¿Cómo evalúa esta primera fase del trabajo del Comité?
Hicimos todo lo que estuvo a nuestro alcance en un país arruinado y devastado por más de 14 años de guerra. Es un trabajo muy duro reunir a cientos de personas que representen a todas las regiones, a todas las ciudades del país, a todos los grupos étnicos, a todas las religiones, hombres y mujeres; los desafíos son múltiples pero intentamos apuntar al máximo posible. Me han elegido a mí [para el Comité de los Siete] porque desde 2011, desde que comenzó la revolución Siria, he estado al lado del pueblo, con los oprimidos contra los opresores, ayudando a la gente, especialmente a las mujeres y a los jóvenes, y por mi trabajo de décadas en el campo de la mediación y la resolución de conflictos.
¿Qué importancia tiene la presencia de una mujer, que además es cristiana?
El objetivo es asegurar la inclusión y la diversidad dentro del programa y en el proceso político e institucional. No podemos tener un solo color porque no hay un solo color en el país. Ser cristiano es importante, pero ser siria lo es aún más. Esto también es una manera de decir que Siria no es una sola cosa: cristianos, musulmanes, todos los grupos étnicos, deben ser parte del proceso, los necesitamos a todos y cada voz debe estar representada. El mensaje que subyace es precisamente la inclusión.
¿Es posible hacer un primer balance del trabajo del presidente Ahmad al Sharaa y la nueva clase dirigente de Damasco?
Creo que este gobierno está tratando de hacer su mejor esfuerzo en una situación inmensamente crítica. El país está en ruinas, en bancarrota, no hay dinero para invertir, para promover proyectos, porque además los Assad se han apoderado de todo. A eso hay que añadir las sanciones, porque todavía estamos en la lista negra, no tenemos una economía sólida, está la cuestión de los refugiados, de los desplazados internos. El 80% de la población vive por debajo de la línea de pobreza. Todos estos elementos muestran lo difícil que es actuar. Todavía hay grupos vinculados al viejo régimen que intentan crear problemas. Por último, otro factor no secundario es la reanudación de las relaciones internacionales que se habían cortado y ahora se deben reconstruir, salvo con Rusia y China. Debemos abrir la puerta de la diplomacia, construir puentes entre Siria y otros países. En esta perspectiva ha sido importante la visita del presidente Sharaa hace pocos días al rey Abdullah II de Jordania, sobre todo para tratar la cuestión de las fronteras [cerradas] entre los dos países. Se está trabajando en un delicado equilibrio entre encontrar una solución para la gente y pensar en cómo atraer inversores y dinero.
¿Cuáles son los principales desafíos post-Assad?
En primer lugar la cuestión económica. Luego está el tema de la seguridad, particularmente en el noreste del país [la zona de mayoría kurda], que se presenta inestable, así como la presencia de Israel, que está tratando de ocupar parte de nuestro territorio [los Altos del Golán]. Además, el aspecto económico y las finanzas del Estado, porque no tenemos dinero para pagar los salarios, sumado a la falta de alimentos, mientras la población musulmana acaba de comenzar el Ramadán, el mes sagrado del ayuno y oración. Los desafíos son muchos y debemos tratar de resolverlos en el menor tiempo posible.
En este contexto crítico, es fundamental la cancelación de las sanciones, que se ha pedido desde diferentes partes…
La flexibilización o eliminación de las sanciones también es una de las prioridades; de hecho, es el punto más importante en el plano económico. La mayoría de los que viven en la indigencia son mujeres y niños. La revisión de las sanciones también es esencial para la estabilidad de Siria, para frenar futuras guerras y conflictos, así como tensiones, violencia confesional y otros problemas similares. También permitiría tener perspectivas económicas diferentes, abrir nuevas actividades; permitiría a las personas vivir con dignidad, que es el aspecto más importante.
Del Comité a la Conferencia, y al final la nueva Constitución: ¿cuáles son los elementos sobre los que se construye el futuro de la nueva Siria?
En primer lugar, en la nueva Constitución debemos establecer el principio de igualdad: todos los ciudadanos deben ser iguales ante la ley, independientemente de su religión, etnia o secta, sean mujeres o varones. Y luego el respeto de la religión y los grupos. Tercer punto: no debemos pensar en optar entre ser un Estado laico o un país que se inspire en los elementos de la religión, lo importante es que sea un Estado civil donde rige la igualdad entre las diferentes almas.
¿Cómo ve el futuro de las mujeres y qué papel pueden desempeñar en la nueva Siria?
Las mujeres están asumiendo un rol en la economía y en la sociedad civil, y también en la política, donde están cada vez más involucradas. Siria no puede afrontar la reconstrucción de un Estado sin las mujeres, ellas son parte de la sociedad, deben estar presentes en todos los ámbitos de la vida, desde la económica hasta la política… Por eso insistimos en que haya al menos un 30% de mujeres, o incluso más, dentro de los distintos organismos, comenzando por la Asamblea Constituyente.
¿Cuáles serán los próximos pasos y prioridades del Comité?
Crear una comisión para redactar la Constitución. Debemos comenzar inmediatamente a delinear los principios de esa Constitución, asegurarnos de que el nuevo gobierno sea inclusivo y de que no haya lagunas en nuestro sistema.
En estos meses no han faltado incidentes y episodios preocupantes a nivel confesional, con ataques – aunque aislados - contra las minorías, entre ellas la cristiana. ¿Están preocupados?
Hemos registrado pasos positivos y otros negativos. Después de 14 años de masacres, sangre derramada y casi medio millón de muertos, así como millones de desplazados que han pagado el altísimo precio de la guerra, puede haber deseos de venganza, con el riesgo de que se derrame más sangre y que estallen nuevos conflictos. Sin embargo, hasta ahora no hemos tenido una escalada, no ha colapsado la situación a nivel confesional o sectario gracias al papel de la sociedad civil. Ha habido incidentes, episodios aislados de violencia, pero el gobierno y la sociedad civil están trabajando duro para evitar los conflictos. Debemos seguir manteniendo este enfoque, para preservar al país y a su pueblo de la lógica de la venganza, porque es la única manera de ir hacia adelante.
¿Cuál es su esperanza para el futuro del país?
Siria es para todos los sirios. Por supuesto, aquellos que tienen las manos manchadas de sangre y han cometido crímenes no deben ser involucrados en el proceso político o de reconstrucción, no pueden ser parte de la nueva administración. Deben ser juzgados, hay que crear un sistema judicial que los juzgue; pero aquellos que no tienen nada que ver con los crímenes deben ser integrados [aunque estén vinculados a la era de Assad]. Por último, una reflexión personal: en nosotros todavía está vivo el recuerdo del P. Paolo Dall’Oglio, él es nuestro maestro y estamos muy felices de que uno de sus más fieles discípulos, el P. Jihad [Youssef], forme parte del organismo encargado del diálogo nacional. El espíritu del P. Paolo era construir puentes, no muros. Su obra sigue viva en nosotros, desde la primera hora nos hemos inspirado en sus principios cristianos para construir un verdadero diálogo nacional.
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