03/02/2021, 14.01
MYANMAR
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Golpe en Myanmar, primeras señales de protesta de la población

Los ciudadanos de Yangon gritan "larga vida a Mamá Suu". Los médicos hacen huelga en 70 hospitales. Suu Kyi arrestada porque "es dueña de radios importadas". También fue encarcelado un conocido monje budista. Estados Unidos está tratando de entablar un diálogo con los militares. Japón e India podrían actuar como mediadores.

 

Yangon (AsiaNews) - Empezaron a verse las primeras protestas de la población contra el golpe de Estado con el que los militares derrocaron el gobierno civil de Aung San Suu Kyi el 1 de febrero.

Ayer por la noche, en señal protesta, los ciudadanos de Yangon golpearon ollas y tocaron la bocina de sus autos. Algunos de ellos gritaban "larga vida a Mamá Suu". Grupos de jóvenes lanzaron una campaña de desobediencia civil en Facebook, pero todavía no se ha llevado a la práctica. En 70 hospitales, el personal de salud ha declarado una huelga: responde solo en casos de emergencia. Para demostrar que están en contra del golpe, cientos de médicos y enfermeras han decidido llevar un lazo amarillo.

Después de un bloqueo inicial, ayer a la noche volvieron a funcionar las comunicaciones telefónicas y por Internet. Aparentemente la situación se mantiene tranquila. Está en vigor un toque de queda nocturno y multitudes de soldados patrullan las calles de las principales ciudades. Muchos ciudadanos critican el golpe militar, pero la mayoría está a la espera de los acontecimientos; el recuerdo de las represiones del pasado aterroriza a la gente.

Los militares tomaron el control del país, declararon el estado de emergencia por un año y entregaron todos los poderes al general Min Aung Hlaing. El comandante de las Fuerzas Armadas dijo ayer que el golpe era inevitable y acorde con la ley, dado que el gobierno civil se negó a reconocer el fraude electoral que denunció el ejército.

Suu Kyi, el presidente Win Myint y otros miembros de la Liga Nacional para la Democracia (NLD) están detenidos. Según Reuters, para justificar los arrestos, la policía acusó a Suu Kyi de poseer ilegalmente radios importadas del exterior; a Win Mynt se lo acusa de haber violado la ley de gestión de desastres ambientales. Entre los arrestados también se encuentra Shwe Nya War Sayadawa, un monje budista conocido por su apoyo a la NLD.

La junta militar ha dicho a los miembros del disuelto Parlamento que pueden salir de la capital y regresar a sus casas. Hasta ayer estaban recluidos en sus alojamientos en Naypyidaw, controlados por el ejército. El golpe de Estado se produce tras la extraordinaria victoria de la NLD en las elecciones del pasado mes de noviembre, en las que el partido militar sólo consiguió 25 escaños en el Parlamento, frente a los 346 (más del 80% de los votos) del partido liderado por Suu Kyi.

Aung Hlaing ha hecho saber que se organizará una nueva votación lo antes posible y después se devolverá el poder a las autoridades civiles. El general golpista, que ahora concentra los poderes ejecutivo, legislativo y judicial, ha formado un nuevo gobierno. Está integrado por generales y ex militares junto con algunos miembros del Partido Unión de Solidaridad y Desarrollo, brazo político de las Fuerzas Armadas. También se han nombrado nuevos gobernadores regionales, incluso en las zonas donde operan grupos étnicos armados, que en su mayor parte no se han pronunciado sobre lo ocurrido.

Las Fuerzas Armadas gobernaron el país de manera directa desde 1962 hasta 2011. Después de una transición (cuasi) democrática, la LND ganó las elecciones de 2015, las primeras elecciones libres en 25 años; desde entonces y hasta hace dos días ha gobernado conjuntamente con los militares. Por ley, las Fuerzas Armadas deben ocupar el 25% de los escaños parlamentarios y elegir tres ministros clave: Asuntos Internos, Defensa y Fronteras. El ejército también controla los principales sectores económicos del país.

Los analistas señalan que la supervivencia política de Aung Hlaing estaba en peligro antes del golpe. Está sujeto a sanciones estadounidenses por las masacres llevadas a cabo por el ejército contra los rohingya, una minoría musulmana que siempre ha sido discriminada en Myanmar.

Washington dijo que intentó contactar a Suu Kyi y la junta militar, pero no tuvo éxito. La administración de Biden se apoyará en Japón e India, que tienen mejores relaciones con las Fuerzas Armadas de Naypyidaw. Aparentemente Estados Unidos y sus aliados no quieren imponer de inmediato sanciones duras, sino que se proponen abrir un diálogo con Aung Hlaing para contener el crecimiento de la influencia china.

 

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