Franciscano de Tierra Santa: el Papa encontró en Irak ‘el nuevo santuario de Dios'
Para el padre Ibrahim Faltas en medio de los escombros, las cabezas cortadas de las estatuas de la Virgen y la devastación del Isis, el Papa ha encontrado una nueva Tierra Santa. Y ha encontrado a un pueblo que "en la fe ha prmanecido aferrado a su tierra". El saludo al presidente Abbas “¡dejó a todos atónitos!”.
Jerusalén (AsiaNews) - En medio de los escombros, los capiteles demolidos y las cabezas cortadas de las estatuas de la Virgen, en los lugares de la historia arrasados por la devastación de Daesh [siglas en árabe del Estado Islámico, SI] "ha encontrado el nuevo santuario de Dios". Y entró personalmente en contacto con un "pueblo que, en la fe, ha permanecido aferrado a su tierra", afirma el P. Ibrahim Faltas, discreto de la Custodia Franciscana y director de las escuelas cristianas de Tierra Santa, en una carta a AsiaNews donde comenta la visita de los últimos días del Papa Francisco a Irak. La "grandeza" del pontífice, continúa el religioso, también se pone de manifiesto "en el pensamiento que continuamente dirige a Oriente Medio, haciéndose peregrino en nuestra Tierra Santa".
Destaca que en la primera e histórica visita de un Papa "a la antigua tierra de Abraham, un padre común reconocido por judíos, cristianos y musulmanes", él ha sido un "peregrino de la paz" entre personas de diferentes religiones. Francisco es también "el primer Papa que visita un país con mayoría chiíta", en una tierra donde los cristianos "han sufrido una violencia sin precedentes" bajo el Isis. Y es "un viaje que encarna [...] las palabras y el documento que se firmó en el encuentro de Abu Dhabi con el gran imán sunita de al-Azhar", y es "el primer paso verdadero hacia la 'fraternidad universal', que propone en la encíclica".
Para el sacerdote franciscano, el valor más profundo de este viaje apostólico es el mensaje que implica: "Oriente Medio - afirma - no existiría sin los cristianos" y "seguirá existiendo sólo con la presencia de los cristianos". “Muchos pensaron - sigue diciendo el P. Ibrahim - que el viaje se postergaría por todos los problemas que presentaba: la inseguridad e inestabilidad en el país, la pandemia mundial en curso, la salud misma del Papa”.
Sin embargo, el pontífice demostró "mucho coraje, y con determinación fue contra corriente, porque sentía el imperioso deber de visitar al pueblo iraquí, cristianos y musulmanes que viven en la misma tierra, para llevar una palabra de esperanza, de fraternidad, una caricia de Dios". Gracias a su testimonio, ahora los irakíes pueden ayudarse unos a otros a "reconstruir juntos desde los escombros", para dar vida a una "tierra de paz". En ese mismo sentido hay que entender el encuentro con el gran ayatolá Ali al-Sistani, el "gran sabio" del Islam chiíta en la ciudad sagrada de Nayaf. "El Papa Francisco - afirma - está siguiendo un camino que comenzó san Francisco hace 800 años, abrazando las dos almas del Islam: el mundo sunita con el encuentro de Al-Azhar y el mundo chiíta con al-Sistani". Y encuentra después una síntesis concreta en la oración interreligiosa en la llanura de Ur de los caldeos, la "patria" de Abraham, reuniéndose y rezando juntos "para ser instrumentos de reconciliación y de paz".
Por último, el religioso franciscano también se muestra muy agradecido de que haya enviado un mensaje "de paz y oración y un saludo fraterno" al presidente de Palestina Mahmoud Abbas y su pueblo, durante el vuelo de Roma a Bagdad. “La noticia - cuenta - recorrió Palestina como un relámpago, porque recibir un mensaje de paz, un pensamiento dirigido a los palestinos, mientras se preparaban para hacer una visita tan difícil y compleja, ¡ha dejado a todos asombrados! ¡Es grande el Papa Francisco!". “El viaje apostólico del Papa Francisco a Irak - concluye el P. Ibrahim - además de ser un mensaje para el mundo sobre la situación iraquí, es un llamado a la comunidad internacional para que terminen las guerras, las ocupaciones y las divisiones en todo Oriente Medio”.