Fondos del exterior para ONG indias: todavía quedan miles sin licencia
Tras el clamor internacional, solo a un puñado de organizaciones, entre ellas las Hermanas de la Madre Teresa, les han renovado sus permisos, que vencieron a fines de 2021. ¿Cómo funciona la Ley de Registro de Contribuciones del Exterior y por qué afecta especialmente a las pequeñas organizaciones. Un operador local: "El gobierno de Modi les está diciendo a todos: trabajan aquí solo por nuestro amable permiso".
Milán (AsiaNews) - El sector de las organizaciones sin fines de lucro en la India se encuentra desde fines del año pasado en serias dificultades. Cerca de la época de Navidad, el organismo encargado, que depende del ministerio del Interior, negó la autorización para recibir fondos del exterior a casi 6 mil asociaciones sin fines de lucro, entre ellas las Misioneras de la Caridad. El clamor internacional que provocó esa decisión permitió que las hermanas de la Madre Teresa pudieran obtener la renovación del permiso pocos días después. Sin embargo, miles de otras ONG sjguen estando a merced de las decisiones de la burocracia india. Hay más de 22 mil ONG registradas al 31 de diciembre de 2021, de las cuales solo 16 888 son consideradas "en regla" por el gobierno indio.
A pesar de las protestas, en estas tres semanas la situación se ha destrabado solo para un puñado de asociaciones. Tan es así que el lunes 24 de enero el Tribunal Supremo de la India discutirá en Nueva Delhi un pedido urgente presentado por Global Peace Initiative para que se exima de la licencia a todas las organizaciones que prestan ayuda humanitaria, al menos mientras persista la emergencia del covid.
Pero, ¿cuál es el origen del problema? La Foreign Contribution Regulation Act (FCRA) es la ley, aprobada en 2010, que regula la concesión de la autorización para recibir fondos del exterior. Cuando entró en vigor en 2011, 20.675 ONG perdieron sus licencias, aunque el 80% cerró sus puertas después de 2014, cuando llegó al poder el primer ministro Narendra Modi.
La norma establece que para recibir donaciones y financiación del exterior todas las organizaciones no gubernamentales deben abrir una cuenta corriente electrónica en la sucursal principal del State Bank of India (SBI) en Nueva Delhi. Esto resulta muy sencillo para las grandes ONG internacionales, comenta una fuente de AsiaNews, pero complica mucho las cosas para las pequeñas organizaciones sin fines de lucro que operan en contextos rurales y marginales.
Nuestra fuente continúa explicando el sentido que tiene la medida según el gobierno: en la India no es raro que los pequeños estafadores pidan fondos el exterior para actividades de cooperación internacional y luego se guarden el dinero en el bolsillo. Incluso organizaciones respetadas que han estado operando en el país durante años realizan controles internos continuos para desenmascarar el uso indebido de las donaciones.
Con la obligación de abrir una cuenta corriente que se puede controlar, en el banco más importante del país, Nueva Delhi afirma que quiere reducir los delitos que implican la creación de organizaciones muchas veces ficticias. Por eso ahora solo se puede realizar actividades de cooperación para el desarrollo abriendo una cuenta corriente en el SBI en Delhi y previo análisis de la documentación presentada por la ONG. Evaluación que la burocracia india (que nunca ha sido particularmente eficiente, comenta la fuente) siempre había llevado a cabo de manera muy poco rigurosa.
Sin embargo, mirando los datos de los últimos años, la versión del gobierno indio no se sostiene. Parece realmente improbable que en un país enorme como la India, de las 22 mil que existen hubiera 6.000 ONG fantasmas que estaban captando ilegalmente financiación extranjera. Además, el sitio web del Ministerio del Interior no especifica el motivo por el cual se deniega la licencia: junto al nombre de la organización, solo aparecen el año en que fue revocada y la leyenda “on violation”.
Como si eso no fuera suficiente, tampoco está claro qué pasará con los fondos congelados. Las enmiendas de 2020 autorizan al gobierno a tomar posesión de dinero extranjero si una ONG renuncia a su licencia FCRA o no solicita su renovación. Pero la legislación no especifica qué ocurre con la financiación si el gobierno se niega a conceder dicha renovación. Actualmente hay cerca de 13 mil organizaciones sin fines de lucro que esperan la renovación de sus licencias.
Entonces la realidad parece ser otra: al gobierno ultranacionalista de Narendra Modi le incomoda la presencia de asociaciones que se ocupan de los pobres, los huérfanos y los enfermos, porque contrastan con el relato de gran potencia al que la India aspira. El 21% de la población de la India -400 millones de personas- vive por debajo del umbral de la pobreza extrema (es decir, con menos de 1,90 dólares al día), lo que es inaceptable para un país que tiene una bomba nuclear, muestra a menudo sus músculos ante Pakistán e intenta hacerse espacio en el continente asiático para contrarrestar la influencia china. Quieren ocultar bajo la alfombra el hecho de que “en este país hay gente que vive de matar ratas y gana 10 rupias por roedor”, dice la fuente de AsiaNews.
Aún más molesto es el trabajo de las asociaciones religiosas, que no solo chocan con la política prepotente del Bharatiya Janata Party de Modi, sino que, en opinión del primer ministro, socavan la identidad hindú, que se considera el rasgo esencial de la nación.
La decisión de conceder la licencia a las Hermanas de la Madre Teresa, concluye la fuente, al final parece ser una advertencia. Lo que el gobierno pretende decirles a todos es: "ustedes solo pueden estar y trabajar aquí gracias a nuestro amable permiso".
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