Filipinos, chinos e indios: otros inmigrantes que corren el riesgo de ser expulsados por Trump
No sólo "latinos": con el regreso del magnate estadounidense a la presidencia y la promesa de una ola de deportaciones, cientos de miles de asiáticos también podrían ser repatriados desde Estados Unidos. El gobierno filipino ha prometido ayuda a 370 mil trabajadores. Los indios siguen siendo uno de los mayores grupos de solicitud de asilo, junto con los chinos. Debido al vacío legal, incluso los coreanos que fueron adoptados cuando eran niños hasta los años '80 están en riesgo.
Manila (AsiaNews/Agencias)- El Departamento para los trabajadores migrantes de Filipinas (DMW) declaró que estaba dispuesto a proporcionar ayuda a los 370 mil compatriotas que se encuentran en Estados Unidos sin documentos en regla y que, con el regreso a la presidencia de Donald Trump, podrían ser repatriados. El departamento se ha comprometido a ayudar a la reintegración de sus compatriotas desde el punto de vista laboral y financiero, pero también está evaluando la posibilidad de enviar a sus trabajadores a otros países (como Croacia, Eslovenia, Alemania, Hungría y Japón).
El sitio local de noticias Rappler calculó que para un total de 370.000 inmigrantes repatriados, el gobierno filipino necesitaría contar con 18.500 millones de pesos (más de 315 millones de dólares) para proporcionar a todos una asistencia adecuada. Entre 2014 y 2024 alrededor de 10.600 filipinos fueron expulsados de Estados Unidos (una media de aproximadamente 1.000 por año), de los cuales cerca de 3.500 durante el primer mandato de Trump de 2017 a 2020. El embajador de Filipinas en Estados Unidos, José Manuel "Babe" Romualdez, ya había aconsejado a los trabajadores ilegales que abandonaran el país voluntariamente. En efecto, la mayoría de los filipinos obtienen una visa de trabajo regular, pero cuando se vence, prefieren permanecer en los Estados Unidos y a menudo continúan trabajando ilegalmente.
La inmigración ilegal en Estados Unidos no sólo proviene de América Latina. Los datos más recientes sobre su composición datan de 2022 e indican que de los 11 millones de indocumentados, aproximadamente 1,7 millones proceden de Asia. Más de la mitad son indios y chinos, seguidos por filipinos, surcoreanos, vietnamitas, paquistaníes, nepaleses, tailandeses, afganos y bangladesíes. Sólo en el último año, fueron expulsados 1.100 indios sobre un total (siempre según cifras de 2022) de 725.000 en condiciones irregulares.
A diferencia de los datos oficiales sobre migración, los datos de los tribunales estadounidenses están más actualizados. De ellos se desprende que entre 2021 y 2023 hubo un aumento del 855% de las solicitudes de asilo en Estados Unidos por parte de indios (de los cuales la gran mayoría procedían de Gujarat), que pasaron de 4.330 a 41.330.
El año pasado la India fue el quinto país en términos de solicitudes de asilo defensivo (el que se debate durante una audiencia de expulsión, a diferencia de la afirmativa en la que el solicitante presenta inmediatamente la solicitud) después de Venezuela, Cuba, Colombia y Nicaragua. Pero la India también fue la quinta nacionalidad más numerosas que obtuvo protección internacional después de Afganistán, China, Venezuela y El Salvador.
En los últimos dos años las autoridades estadounidenses han registrado la presencia de más de 55.000 migrantes chinos en la frontera con México. En 2022 había 375.000 chinos irregulares, una cifra que probablemente ha ido aumentando en los últimos tiempos debido a las dificultades económicas de China. Sólo entre 2011 y 2022 hubo un aumento de más del 15% de la inmigración irregular china (frente al 70,6% de la india) y es sabido que los migrantes procedentes de China llegan en avión a Ecuador y luego continúan a pie hasta Estados Unidos. Si en 2022 hubo 13 mil llegadas de chinos a América Latina, el año pasado la cifra superó los 45 mil ingresos.
En 2022 había 110.000 surcoreanos ilegales en Estados Unidos, pero su situación es completamente diferente a la de los inmigrantes económicos. Muchos fueron adoptados por parejas estadounidenses entre el final de la Guerra de Corea en 1953 y finales de la década del '80, cuando Corea del Sur todavía estaba gobernada por una dictadura militar y las adopciones se llevaban a cabo sin certificar que los niños eran huérfanos.
Nunca se les concedió la ciudadanía debido a un vacío legal. En 2000 se aprobó una ley que naturalizaba automáticamente a los niños dados en adopción, pero sólo si eran menores de 18 años, condición que los surcoreanos no cumplían. Ahora, alrededor del 20 por ciento de los adultos surcoreanos adoptados en los últimos 60 años corren el riesgo de ser expulsados. Es lo que ya le ocurrió a Adam Crapser, quien en 2016 fue obligado a abandonar Estados Unidos, a pesar de que no conocía la lengua y la cultura coreana y tenía dos hijos estadounidenses. Su batalla legal contra el gobierno de Corea del Sur, que comenzó en 2019 y recibirá el veredicto final en enero del próximo año, ha sacado a la luz la difícil situación de cientos de niños adoptados cuyos orígenes se han falsificado u ocultado.
29/04/2021 14:41