Fiesta en Bombay por el Card. Gracias, ‘voz profética’ y guía de la Iglesia india

de Nirmala Carvalho

Las celebraciones por el 20mo aniversario de su ordenación episcopal. El cardenal es muy estimado por lo líderes religiosos y políticos. La relación de amistad que lo unía a la Madre Teresa, y su lucha a favor de los marginados. El compromiso del arzobispado de Bombay con la Iglesia universal.

Bombay (AsiaNews) – Hoy se cumple el vigésimo aniversario de la ordenación episcopal del Card. Oswald Gracias, arzobispo de Bombay. En la arquidiócesis y en todo el país, los católicos celebran la voz profética del pastor, que ha guiado a la Iglesia india con fe y convicción, pero que sobre todo, ha sabido leer los signos de los tiempos y responder en consecuencia, con valentía.

Nombrado obispo auxiliar de Bombay en 1997, el Card. Gracias ha servido a la arquidiócesis y a la Iglesia con particular distinción y un agudo intelecto. El cardenal no es una sólo una ‘estrella’ del ámbito eclesiástico, sino que en la pluralista sociedad india, también es muy estimado por jefes religiosos de otras denominaciones y credos, así como por políticos de toda impronta.

En los últimos 20 años, desde que fuera ordenado obispo, la sociedad india ha atravesado numerosos cambios sociales, económicos y políticos. El Card. Gracias se ha afirmando como una voz clave, sin someterse jamás a las presiones –sutiles o abiertas. Siempre se ha mantenido firme, defendiendo la Fe y a la Iglesia.

El arzobispo de Bombay continúa siendo un ardiente sostenedor de la justicia y de la de paz, de los pobres y de los marginados, de los niños por nacer, de los débiles y del ambiente. Sigue siendo un defensor incondicional del matrimonio, de la familia, y un atento observador de lo que realmente ocurre en la vida de sus fieles y en la de aquellos que profesan otros credos.

El cardenal sufre el dolor de quienes son excluidos, de quienes se encuentran enfermos, necesitados y de los ancianos. Durante el Jubileo de la Misericordia, en su visita a Shanti Avedna, él se refirió a algunos enfermos terminales diciendo: “¡Son nuestros benefactores!”. En aquella ocasión, el Card. Gracias resaltó que “llegando a los necesitados, sentiremos la alegría y la paz del Señor Jesucristo. Esta es una gracia para mí”. De esta manera, el cardenal responde en primera persona a la poderosa metáfora del Papa Francisco cuando habla de una “cultura del descarte”.

A pesar de su frenético programa de trabajo y viajes, y como es obvio, de su tarea desempeñada en la arquidiócesis de Bombay, Su eminencia siempre logra hacerse el tiempo para visitar a los sacerdotes enfermos y para pasar tiempo con personas desventajadas y en dificultades. El tiempo es un lujo con el cual el cardenal no cuenta, pero el día después de Navidad, llevando en sus manos regalos, el cardenal suele ir a ver a las monjas carmelitas de clausura: “Siendo que ustedes no pueden venir a verme, yo vengo a verlas a ustedes”, afirma con alegría.

El Card. Gracias, conocido por sus habilidades diplomáticas, no vacila en trazar líneas netas cuando cree que las cuestiones fundamentales de la identidad católica están en juego, como cuando declaró: “La libertad religiosa no es negociable”; o como cuando se refirió a un tema controvertido: “La Iglesia jamás ha considerado a los homosexuales como criminales”.

El purpurado goza del respeto y de la confianza del Papa Francisco y es uno de los nueve cardenales provenientes de todo el mundo que participan del Consejo conocido como el “C9”, que asiste al pontífice en decisiones de carácter administrativo que competen a la Iglesia católica. El purpurado también cubre el rol de presidente de la Federación de las Conferencias episcopales asiáticas y de la Conferencia episcopal india. Él ha sido una voz destacada a la hora de pedir que se ponga fin a la discriminación hacia los cristianos Dalit, pidiendo al gobierno de la India que les conceda el estatus de “Casta registrada” (SC).

El Papa Francisco ha llevado a que el tema de los emigrantes se convierta en una cuestión central para la atención mundial. El cardenal jamás ha perdido de vista las cuestiones vinculadas a ellos y siempre se ha ocupado de ellos, celebrando matrimonios y adoptando un plan de acción para el bienestar pastoral, social y económico de la población inmigrante, que en el caso de la arquidiócesis, abarca más de 100.000 tribales.

A principios de este año, el pontífice ha nombrado al Card. Gracias en el tribunal de apelación más elevado de la Iglesia católica, la Rota romana, confirmando de esta manera el blasón que eligiera cuando fue nombrado obispo, que incluye la “balanza de la justicia”. Con la conciencia de que el acceso a la asistencia legal resulta prohibitivo para muchos reclusos, “porque no hay nadie que los ayude y son demasiado pobres para recibir asistencia”, el cardenal ha puesto en marcha un consorcio de abogados que brindarán asistencia legal a los prisioneros que están procesados.

La celebración del 20mo aniversario del Card. Gracias sería incompleta si no se recordase a la Madre Teresa, ahora Santa Madre Teresa. Por más de 30 años, ambos fueron amigos cercanos. “Fui consagrado obispo apenas 11 días después de su muerte”, recuerda el purpurado. La Madre Teresa y el cardenal pasaban juntos muchas horas, rezando, compartiendo experiencias y alentándose mutuamente. Frente a los desafíos que le deparaba su misión, la santa a menudo buscaba los sabios consejos del Card. Gracias.

Fiel al lema monástico del “Ora et Labora”, el cardenal obtiene su fuerza de la Eucaristía. Él afirma que “La Eucaristía es el don más grande de misericordia que Jesús nos entrega, y donde ésta Jesús, María siempre está presente e intercediendo por nosotros, nos ayuda y nos guía. Recen, recen con el Rosario”. De esta manera, alimentado y fortalecido, el Cardenal Gracias irradia la alegría de Jesús”.