Familia católica destruida en los ataques de Pascua: `No perdemos la fe'
Ayer se cumplieron siete meses de las masacres en Sri Lanka que se cobraron 263 víctimas. En la explosión de la iglesia de San Sebastián murió Sudheera Fernando, padre de tres hijos Familiares: "No tenemos ira ni venganza contra aquellos que han hecho nuestras vidas miserables.
Colombo (AsiaNews) - En los atentados de Pascua "perdimos a nuestro amado Thaththi (padre), pero no perdemos la fe". Lo dice a AsiaNews una familia católica de Sri Lanka. El pasado 21 de abril, toda la familia asistía a la misa del domingo de Pascua en la iglesia de San Sebastián en Katuwapitya, Negombo. Una hija cantaba en el coro, el padre y la madre estabano afuera con sus otros dos hijos. En la explosión, el padre, que se estaba recuperando de una larga enfermedad, murió.
El 21 de abril un grupo de terroristas suicidas atacó tres iglesias (dos católicas y una protestante) y tres hoteles de lujo en Colombo. En total, 263 personas murieron y más de un centenar resultaron gravemente heridas. Ayer se cumplieron siete meses desde las masacres. Geetha Appuhamy, de 42 años, perdió a su marido Sudheera Fernando, de 48, y se quedó sola con tres hijos: Sudhara y Elisha (los varones), que estudian en el Mari Stella College de Negombo, y Feona Angel (la mujer), que asiste al St Joseph's College. "Los niños - dice - Geetha - extrañan tanto a su padre. Éramos una familia feliz. Ellos necesitan a su padre, al igual que yo a mi marido”.
La mujer dice que su marido trabajaba en la SriLankan Airlines, pero que en 2014 tuvo que dejar el trabajo debido a una insuficiencia renal. Más tarde le hicieron un trasplante, pero quedó paralizado y tuvo dificultades para expresarse. "Se iba recuperando poco a poco -continúa- y en el último período estaba mejor. Por eso decidimos participar en las Misas de Cuaresma. Todas las noches a las 7 p.m. íbamos a misa. Al final de los 40 días, empezó a hablar de nuevo. Para nosotros era un milagro, estábamos muy felices. Unos días después, sin embargo, se produjo la explosión de la bomba y fue muerto por un trozo de metal que le golpeó en la cabeza. Dios da y Dios toma”.
La Sra. Geetha se gana la vida vendiendo de flores y plantas frescas. Sin la ayuda de la Iglesia y de la archidiócesis de Colombo, habría terminado en la calle sin una casa. No hay momento, dice la familia, "en el que no pensemos en él y no podamos dejar de llorar". Creemos en Dios, amamos a Jesús, y volvemos nuestros pensamientos al descanso eterno en la casa del Padre. No tenemos palabras de enojo o venganza hacia aquellos que han hecho nuestras vidas tan miserables.
22/03/2017 13:04
26/04/2019 09:50