Fallecimiento del P. Wilfred, teólogo del Consejo para Asia

de Gianni Criveller

Originario de Tamil Nadu, falleció repentinamente a la edad de 76 años. Escribió fecundas páginas sobre temas como la relación entre fe y justicia, inculturación, diálogo interreligioso. Conocido en todo el mundo, había sido llamado por el Papa Francisco como experto al Sínodo, colaborando en la redacción del Instrumentum Laboris. También miró con gran atención a China.

Milán (AsiaNews) - El 7 de enero falleció repentinamente en Chennai, a la edad de 76 años, el padre Felix Wilfred, uno de los teólogos más importantes y respetados de la India. El cardenal Felipe Neri Ferrão, presidente de la Federación de Conferencias Episcopales de Asia (FABC) recuerda a Wilfred como «un faro de sabiduría intelectual y espiritual», reconociendo el impacto transformador de su pensamiento en el panorama teológico mundial.

Felix Wilfred nació en el seno de una familia católica devota en la aldea rural de Puthenkadai (Tamilnadu), en el sur de la India. Ingresó en el seminario y, como joven brillante y prometedor que era, fue enviado a Roma en 1965, con sólo 17 años, para estudiar filosofía y teología. El Concilio Vaticano II estaba en marcha: el joven Félix fue testigo presencial de la impresionante ceremonia de clausura, una experiencia que le impresionó y tuvo un impacto significativo en sus elecciones. Desde entonces, toda su vida de investigación teológica ha estado marcada por la realización del Concilio y sus inspiraciones más innovadoras. Tras doctorarse en la Universidad Urbaniana, Wilfred estudió literatura italiana y francesa en Perusa y Caen, respectivamente. Su excelencia académica, su dominio de las materias filosóficas, teológicas y humanísticas y su extraordinaria competencia en numerosas lenguas antiguas y modernas le valieron numerosos premios y encargos nacionales e internacionales de prestigio.

Fue un autor prolífico, con cientos de títulos de ensayos, libros y ediciones. Colaboró con numerosas instituciones, como la FABC, la Unesco, la Conferencia Episcopal de la India, la Universidad de Madrás e innumerables comisiones. Con sólo 35 años, se convirtió en presidente de la Asociación Teológica India (1983); después fue miembro de la Comisión Teológica Internacional (1986-1991) y miembro del consejo editorial de Concilium, la revista teológica más prestigiosa de tendencia progresista. También llegó a ser presidente de su consejo de redacción, trasladando su sede de Europa a Chennai.

La contribución de Wilfred a la investigación académica es impresionante: se sitúa en el marco de los estudios poscoloniales y de la teología contextual y multidimensional, es decir, un discurso teológico que interactúa necesariamente con todos los aspectos de la compleja realidad existencial de hombres y mujeres. Entre los temas que Wilfred ha estudiado figuran la justicia y los derechos humanos, empezando por la emancipación de los dalits y las minorías indias; la cuestión nacional, identitaria y de la mujer en la India; las religiones populares y subalternas; la inculturación; la pluralidad de religiones y el diálogo interreligioso; la globalización, el relativismo y la ecología. También escribió, de forma innovadora, sobre los tratados de teología clásica, como cristología y eclesiología. Toda su vida estuvo dedicada al estudio teológico y a la enseñanza: Felix Wilfred creía que la labor de pensar no era en absoluto inútil, al contrario, era un ejercicio de «conocimiento transformador» que abría a la libertad y a la verdad.

Wilfred fue un intelectual crítico y profético, con posiciones claramente innovadoras, pero sin abandonar nunca su responsabilidad eclesial y su fuerte sentido de pertenencia a la comunidad y tradición católicas. El Papa Francisco le había llamado como experto al Sínodo, para el que colaboró en la redacción del Instrumentum laboris de la segunda sesión (2024). El padre Riccardo Battocchio, presidente de la Asociación de Teólogos Italianos (ATI) y secretario especial del Sínodo, lo recuerda así: «Además de su indudable competencia, aprecié mucho su estilo, su capacidad de colaboración y de estima hacia sus colegas». Por otra parte, el P. Félix había aceptado con alegría dar una conferencia en el congreso de la ATI que se celebrará en Pisa el próximo mes de julio.

Conocido en todo el mundo, Wilfred ha asistido a cientos de conferencias teológicas. Fue en una de ellas, en Hong Kong en 1999, donde le conocí por primera vez. Debo admitir que recuerdo bien la ocasión porque en el debate expresó críticas a mi ponencia. Esto dio lugar a una relación que se profundizó con el tiempo: cuando escribió sobre la incipiente reflexión teológica en la China contemporánea me consultó con un comentario que me gratificó. Hubo otras ocasiones de encontrarnos, sobre todo en Hong Kong: Wilfred se interesaba por el impacto de China en el mundo y en la Iglesia y no dejábamos de leernos. Y nos íbamos a sentar a la misma mesa, él como ponente y yo como moderador, el próximo 29 de marzo en Roma, en el marco de una gran conferencia sobre teología de la misión para celebrar el 150 aniversario de la fundación de los misioneros de la Sociedad del Verbo Divino. Es una lástima que ese congreso tenga que prescindir de su contribución crítica, inspiradora y competente. También los teólogos italianos le echarán de menos en Pisa. Las comunidades teológicas asiáticas e internacionales, comprometidas en la construcción de una Iglesia cada vez más sinodal y misionera, echarán de menos la competencia y la visión del P. Félix Wilfred.