Falleció el padre Matteo Chu, que pasó 27 años en las cárceles chinas
Falleció a la edad de 91 años. Originario de Shanghai, fue encarcelado en la redada de católicos de 1955 junto con cinco hermanos, y su madre viajaba de una prisión a otra. Cuando recuperó la libertad definitivamente, fue ordenado sacerdote en Taipei en 1994. Contó a Mondo e Missione: "Hay alegría y paz en mi corazón porque sé que no he hecho nada contra Dios ni contra mi país".
Taiwán (AsiaNews) – La Iglesia en China está de luto por la muerte en Taiwán del sacerdote jesuita Matteo Chu Li-teh, de 91 años, gran figura de fidelidad al Evangelio en los años más duros de persecución. Originario de Shanghai, cuando aún era seminarista fue detenido en la gran redada de 1955 cuando los comunistas pusieron entre rejas a más de mil católicos (entre ellos el propio obispo Ignazio Gong Pigmei) en la ciudad que es el corazón del catolicismo chino. Desde entonces, el P. Chu pasó un total de 27 años entre cárceles y trabajos forzados. Hasta que recién el 9 de enero de 1994, a los 61 años, pudo ser ordenado sacerdote jesuita en Taipei.
Lo que hace especial la historia de este sacerdote chino es también la historia de toda su familia, muy conocida en la comunidad católica de Shanghai. En la redada del 8 de septiembre de 1955 detuvieron a seis hermanos, entre ellos uno que ya era sacerdote, Francisco Javier Chu Shu-de, también jesuita, que murió en prisión en 1983. Su madre viuda, Martina, iba y venía entre las seis prisiones diferentes donde estaban encerrados sus hijos. Los habitantes de Shanghai la llamaban "la dolorosa"; durante casi tres años los visitó recorriendo kilómetros a pie para ahorrar incluso esos pocos centavos que le permitían llevar algunas pequeñas cosas (ropa y comida) a sus hijos en la cárcel. “La insultaban regularmente por ser la madre de seis contrarrevolucionarios, pero nunca se rindió - recuerdan sus hijos -. En cada visita, nunca dejó de animar a cada uno de nosotros a seguir adelante, a aceptar voluntariamente el sufrimiento y a mantener la confianza en Dios". Hasta que los enviaron a todos ellos a campos de trabajo en provincias distantes: Heilongjiang, Guangxi, Zhejiang, Gansu y Anhui. Por más de 20 años no pudo volver a verlos.
Cuando recuperó la libertad en 1984, el P. Matteo nunca podría haber sido sacerdote en China debido a su negativa a unirse a la Asociación Patriótica. En 1988 obtuvo entonces el permiso para embarcarse hacia los Estados Unidos con Mons. Gong Pingmei, en lo que a todos los efectos era un exilio. Un año después, el mismo obispo que lo había sostenido en ese primer período de gran debilidad tras su largo encarcelamiento, lo alentó a partir hacia Taiwán para retomar su noviciado en la Compañía de Jesús. Hasta la histórica ordenación de 1994, en la que pudo estar presente su madre Martina.
Ese año - en una entrevista con nuestro director editorial, el P. Gianni Criveller, que fue publicada en la revista de los misioneros del PIME Mondo e Missione - había contado la dureza de la vida en la cárcel. “Tuve momentos de gran agotamiento - decía - Se alternaban momentos de profunda confianza en el Señor con otros de postración. Mi oración se convirtió muchas veces en lamento: '¿Por qué, Señor, me has dado una cruz tan pesada?'. Me pregunté infinitas veces si realmente, en esas condiciones todavía estaba llamado a ofrecerle mi vida. Pero recordaba siempre las palabras y el ejemplo de mi madre, y sencilla y obstinadamente pedía todos los días al Señor la gracia de ser fiel al don de su llamada”.
"Hay alegría y paz en mi corazón – dijo también el P. Chu en la entrevista a Mondo e Missione en 1994 -. Junto con muchos de mis hermanos y hermanas en la fe, yo también sé que no he hecho nada contra Dios ni contra mi país, al que amo profundamente. Fuimos enviados a los campos de concentración sólo porque queríamos conservar intacta la fe que recibimos y cumplir la voluntad de Dios, que quiere que seamos personas auténticas".
Durante sus años en Taiwán y hasta sus últimos días, el P. Matteo continuó sirviendo con corazón devoto a los fieles. "Muchas veces - recuerdan los jesuitas de la provincia china en su sitio web - 20 minutos antes de las misas diarias y dominicales se lo podía encontrar en la pequeña salita a un costado de la iglesia del Sagrado Corazón de Jesús, en el barrio de Guting, donde recibía a los fieles para el sacramento de la reconciliación".
29/08/2020 11:22
11/07/2022 17:50