Experto iraquí: la muerte de Raisi no cambia el equilibrio en Bagdad, en manos de Jamenei
Para Adel Bakawan, la muerte del presidente iraní (enterrado ayer en su ciudad natal de Mashhad) y ministro de Asuntos Exteriores no tendrá un «impacto significativo» en las relaciones. Relaciones gestionadas por los Pasdaran siguiendo los «dictados» del Líder Supremo. La influencia iraní en la élite iraquí sigue siendo profunda y «nada parece factible o gobernable sin el consentimiento de Teherán».
Milán (AsiaNews) - «Es muy poco probable» que la muerte del presidente iraní y del ministro de Exteriores en el accidente de helicóptero del 19 de mayo «pueda tener un impacto significativo en las relaciones entre Irán e Irak». Así lo subraya en una entrevista concedida a AsiaNews Adel Bakawan, director del Centro Francés de Investigación sobre Irak (Cfri), profundo conocedor de los asuntos de Medio Oriente y, en particular, de Irak, el Kurdistán y las cuestiones relacionadas con la yihad y el terrorismo. Esto se debe al hecho de que «estas relaciones [...] no son gestionadas por el presidente o el gobierno» sino, añade, por los Pasdarán que «siguen los dictados del guía supremo» Ali Jamenei». Nacido en Iraq en 1971, el profesor y sociólogo franco-iraquí es también miembro del Institut de Recherche et d'Etudes Méditerranée Moyen-Orient - Iremmo, investigador asociado del Centro Árabe de Investigación y Estudios Políticos (Carep) y profesor en la Universidad de Evry. «El hecho es», observa, «que entre las élites iraquíes, la influencia iraní sigue siendo omnipresente e intensa. Hasta el punto de que nada parece factible o gobernable sin el consentimiento de Teherán en cuestiones clave».
Mientras tanto, la ceremonia de entierro del presidente iraní tuvo lugar en Mashhad, su ciudad natal, cuatro días después del incidente. El exponente de la facción radical, de 63 años, con un pasado de condenas a muerte y uso frecuente de la pena capital, posible sucesor al cargo de líder supremo, fue enterrado en el santuario sagrado del imán Reza, figura venerada en el islam chií. Entre los siete fallecidos se encontraba también el ministro de Asuntos Exteriores, Hossein Amir-Abdollahian, de 60 años, que fue enterrado ayer en el santuario Shah Abdol-Azim de Rey, un suburbio del sur de la capital, Teherán. Asistió el Presidente interino Mohammad Mokhber, que ocupará el cargo hasta la votación del 28 de junio. La retórica de los medios de comunicación estatales no dudó en calificar de «histórico» el entierro del presidente, al que asistieron «millones de personas». En realidad, también hubo escenas de fiesta y celebraciones en el país por la desaparición de uno de los «símbolos» de la represión en curso, que se ha agravado tras la muerte de Mahsa Amini. Una caza del opositor que también ha traspasado las fronteras de la República Islámica, para extenderse a territorio iraquí como ha ocurrido en los últimos meses.
A continuación, la entrevista completa con Adel Bakawan:
¿Cómo reaccionó Irak a la muerte del presidente (y ministro de Asuntos Exteriores) iraní?
La reacción registrada se ha producido en dos niveles diferentes: el estatal y el social. En cuanto al primero, el gobierno iraquí, que mantiene estrechas relaciones con Irán, ha mostrado una respuesta cordial y compasiva. Esta reacción ha unido a diversos grupos políticos y étnicos, incluidas facciones suníes, chiíes y kurdas, todas ellas con fuertes vínculos con el gobierno iraní. Prueba de ello es que el Presidente iraquí y una delegación, junto con el Primer Ministro del Gobierno Regional del Kurdistán, viajaron a Teherán para ofrecer sus condolencias. Diferente fue la situación a nivel de la sociedad, de los ciudadanos, cuya respuesta fue bien distinta. Hubo un sentimiento generalizado de satisfacción en una parte de la población que veía a Raisi como un opresor. Por tanto, podemos hablar de una división, de una fisura evidente en la reacción a la muerte entre las altas autoridades del Estado y la sociedad.
Teherán influye de diversas maneras en la política y la sociedad iraquíes: ¿qué consecuencias podría tener este incidente? ¿Y cuál es la versión más creíble?
Es muy poco probable que la muerte [del presidente y del ministro de Asuntos Exteriores] tenga un impacto significativo en las relaciones entre Irán e Irak. En primer lugar, estas relaciones no están gestionadas por el presidente o el gobierno iraníes, sino por los Guardianes de la Revolución (Pasdaran), que siguen los dictados del líder supremo, el ayatolá Alí Jamenei. En cuanto al accidente del helicóptero, existen al menos cuatro versiones creíbles en la opinión pública del país: problemas técnicos con el helicóptero; condiciones meteorológicas adversas; un ataque de una nación extranjera; una conspiración interna orquestada por los opositores de Raisi. Sin embargo, lo cierto es que, hasta el momento, la República Islámica de Irán no ha adoptado ninguna de estas tesis -al menos oficialmente- y la investigación del incidente sigue adelante.
¿Podría ser lo ocurrido un nuevo factor de inestabilidad para Irak y Oriente Medio en general?
No, no lo considero plausible. La desaparición del presidente Raisi no afectará en modo alguno a la gestión de la dinámica y las relaciones de poder en Irak o, ampliando el campo, en la región de Oriente Medio. Porque no es el gobierno iraní quien gestiona estas cuestiones, sino el líder supremo quien supervisa y decide la agenda de Medio Oriente, incluyendo el conflicto entre Hamás, los grupos milicianos en Irak, Líbano y Yemen, la guerra civil en Siria y las relaciones en el mundo árabe en general.
¿En qué nivel se encuentran actualmente las relaciones entre Teherán y Bagdad?
Irak tiene una importancia significativa en el mundo islámico y es crucial para la seguridad nacional de Irán. En consecuencia, Teherán puede evaluar y negociar su presencia en otros países de Oriente Medio con la excepción de Irak, y ello por razones relacionadas con la seguridad, la economía, la cultura, la geopolítica y la propia religión. La República Islámica mantiene sólidas relaciones con los tres principales segmentos de la sociedad iraquí: los chiíes, los kurdos y los suníes. Sin embargo, si uno de estos grupos intenta separarse de la influencia iraní, se enfrenta a graves repercusiones, como ocurrió en el pasado reciente en el caso de los kurdos iraquíes.
Raisi tenía previsto visitar Irak en breve, su primera visita como presidente. ¿Cuáles fueron los temas centrales de la reunión y cuál fue el valor de esta visita?
La reunión se esperaba con impaciencia desde hacía varios meses. Los principales temas de discusión entre el presidente Ebrahim Raisi y los iraquíes fueron sin duda la economía, la seguridad (incluida la presencia de figuras y grupos de la oposición iraní en suelo iraquí) y las relaciones diplomáticas entre ambos países. Ahora hay que esperar a la elección del próximo presidente de la República, pero sobre todo a que haya un ambiente favorable tanto en Irak como en Irán para una visita de tan alto nivel.
Teherán es el punto de referencia del Islam chiíta. ¿Es hoy mayor la influencia iraní desde el punto de vista político o religioso?
Desde el punto de vista social, los iraquíes sienten un fuerte resentimiento hacia la influencia iraní en Irak. Este sentimiento se refleja en el lema inicial del movimiento de protesta: «Irán duerme pero Irak debe seguir siendo libre». El hecho es que, entre las élites iraquíes, la influencia iraní sigue siendo omnipresente e intensa. Tanto es así que nada parece alcanzable o gobernable sin el consentimiento de Teherán en cuestiones clave.
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