Exiliado cubano: Estimado Francisco, encuentre una manera de abrazar a las víctimas antes que a los verdugos
Miami (AsiaNews) - Para hacer más verdadera y real la visita a Cuba del Papa Francisco, sería bueno que el Pontífice se reunirá con los presos políticos, o abrazará las "Damas de Blanco" que todos los domingos después de salir de la iglesia se manifiestan por sus familiares en prisión y son continuamente golpeadas y retiradas. Es el deseo de Flavio Labrador, médico de La Habana, desde años en el exilio en Miami, donde se gana la vida como profesor, pocas horas del arribo a la isla del Papa argentino, para una visita de cuatro días. Labrador aprecia los pequeños pasos de Juan Pablo II en la isla y que el régimen está haciendo para "abrirse al mundo". Pero los pasos se ven obligados por los fracasos económicos y políticos (tal vez junto al embargo). Mientras tanto, la Iglesia y los papas trabajan para llevar la luz, incluso en las zonas oscuras de la vida de los cubanos, mantenidos ocultos por el régimen.
Durante años el pueblo cubano ha sufrido y sigue sufriendo; durante años ha sido privada y aún carece de pan en su mesa. Ahora las mismas personas están esperando en estos días el encuentro con esperanza renovada con el Papa Francisco.
El Papa lo sabe, sabe que Cuba está sufriendo, que en Cuba no hay pan, que en Cuba se tiene la esperanza contra toda esperanza, y también sabe que en Cuba no hay libertad.
Va por esto, y han ido por esto también los dos últimos papas, porque la evangelización de los pueblos no termina nunca, porque es la Buena noticia para llevar. Por encima de todo es estar cerca de todos, especialmente de los que sufren, de los que no tienen pan, que les falta la esperanza, que no son libres. Estos son los bienaventurados del Evangelio de Jesús. Esta elección no es una opción entre muchas, sino una forma de vida, tal vez el único camino hacia una vida cristiana auténtica y coherente.
En las dos visitas anteriores de un Papa a Cuba, tuve la oportunidad de experimentar la intensidad de la preparación, y la intensidad de cada momento de la histórica visita de Juan Pablo II, el Papa viajero (1998). La visita de Benedicto XVI (2012), en cambio la he vivido en el exilio en los Estado Unidos. Y la visita de Francisco la voy a vivir en el exilio, junto con una parte de Cuba, que vive en el exilio conmigo.
Bueno, la Arquidiócesis de Miami - y especialmente la ciudad de Miami – se ha estado preparando para este encuentro. El Arzobispo Thomas Wenski, llega a Cuba hoy con cerca de 200 personas, la mayoría de ellos cubanos y cubano-americanos, como parte de una peregrinación con motivo de la visita del Papa, tratando de aprender acerca de la realidad de la Cuba de hoy, imaginar nuevas asociacióones, construir nuevos puentes. Algunos de estos peregrinos que van con él han salido de Cuba cuando eran muy pequeños y en un cierto sentido ven a Cuba por primera vez. Otros exiliados se reunirán en diferentes iglesias de la ciudad de Miami, como el Santuario de Nuestra Señora de la Caridad, patrona de Cuba, frente a la bahía de Miami, para ver la transmisión en vivo desde La Habana, Holguín y Santiago, ofrecidos por diferentes cadenas de televisión como CNN y muchos otros, incluyendo una estación de televisión local en Miami. Muchos de ellos, como América TV hispana, tendrán un recubrimiento especial que nos permitirá vivir la visita del Papa desde su llegada a La Habana hoy. Nunca ha habido una mayor proximidad entre los exiliados cubanos y los prisioneros cubanos.
El régimen de La Habana no tenía otra opción: en contra de su voluntad y su naturaleza, comenzó a hacer lo que Juan Pablo II le pidió desde su descenso desde el avión que lo llevó a Cuba en enero de 1998: que Cuba se abra al mundo. El mismo régimen que ha cerrado y desacralizado las iglesias; que ha expulsado los sacerdotes y religiosas; que condenó a muchos creyentes trabajos forzados; que negó a Dios, hoy no tiene otra opción, ni argumentos, y al mismo tiempo tratando de no perder el control y el poder, da más libertad a las iglesias, permite el ingreso de personal religioso en Cuba, y otros gestos de buena voluntad, buscando dar una auto-imagen muy diferente de la realidad.
El Papa Francisco lo sabe. Lo sabía muy bien Juan Pablo II. Y por qué toman ventaja de las pequeñas grietas en el muro para llevar la luz a la oscuridad oculta. Eso es todo lo que se puede hacer, y eso es lo que la Iglesia ha estado haciendo por años. Pero me gustaría que esta vez hiciera un poco más. Me gustaría que en la agenda del Papa Francisco estén presentes las personas que en Cuba son perseguidas por sus creencias, encarceladas, golpeadas y torturadas por su pensamiento. Deseo que el Papa Francisco abrace a las mujeres que son golpeadas cada domingo al salir de la iglesia [son las llamadas "Damas de Blanco", madres, hermanas, esposas que se manifiestan todos los domingos por la liberación de sus esposos o parientes]. Me encantaría ver al Papa abrazando a las víctimas, incluso antes de ir a saludar al verdugo.
Esto es lo que quiero y lo que muchos quieren sea parte de la visita del Papa a Cuba. Gestos como este podrían dar más realismo y sentido a la visita del Papa Francisco y hacerla aún más grande.
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