Estudiante bangladesí: los jóvenes necesitan lugares de encuentro (Fotos)
Una contribución al Sínodo actualmente en curso en el Vaticano. Lo jóvenes de Bangladés “no están interesados en los asuntos sucios de la política, son inquebrantables y quieren cambiar todo con virulencia”. La Iglesia siembre debe “hacer oír su voz” en cuestiones esenciales, de criticidad.
Daca (AsiaNews) – Los jóvenes de Bangladés necesitan lugares de encuentro, tanto en la ciudad como en las periferias, donde ellos puedan hablar, leer o divertirse. De ello está convencido William Nokrek, un joven de 24 años de etnia garo [un grupo étnico presente en el norte del país] que asiste a la universidad de Daca y que preside el Movimiento de Estudiantes Católicos de Bangladés (Bangladesh Catholic Student Movement, BCS). Él dialoga con AsiaNews, comentando los desafíos que deben afrontar los jóvenes como él y las expectativas con respecto al Sínodo de obispos que culminará el 28 de octubre. En el contexto bangladesí, afirma, “la Iglesia está intentando llevar adelante varios tipos de formación orientados a los jóvenes. Pero yo considero que debe prestarse una mayor atención a los jóvenes mismos”. En lo que concierne a las jerarquías eclesiásticas, el estudiante sostiene: “Deben ser transparentes, acogedoras, honestas, comunicativas, alegres, interactivas y accesibles”.
William proviene de la diócesis de Mymensingh. Según él, los jóvenes de Bangladés “no participan en diatribas políticas, hacen lo justo en el momento justo, no piensan en dañar a otros. Los jóvenes son inquebrantables, luchadores. Quieren cambiar todo con virulencia y lo hacen todos juntos. Son creativos y no se involucran en los asuntos sucios de la política”.
En cuanto a los desafíos que animan a las nuevas generaciones, él cuenta: “Los mayores tienen que ver con la competencia en el estudio y por el trabajo, las frustraciones y el hecho de compartir las situaciones complejas que rigen en el mundo actual. El trabajo más duro que deben afrontar los jóvenes modernos tiene que ver, sobre todo, con la manera de discernir lo que es correcto, y lo que es equivocado, estableciendo prioridades y permaneciendo unidos a la familia y a la Iglesia”.
El estudiante también habla de la relación entre jóvenes e Iglesia. Para él, las jerarquías “desarrollan un rol vital en la escucha de la juventud. Durante todo el año, organizan seminarios y programas de asistencias en las escuelas misioneras católicas, y visitas de sacerdotes a las familias. De este modo, los lazos entre los parientes se mantienen intactos”.
Según William, debe hacerse una distinción entre los jóvenes de las provincias y los que viven en las ciudades: los primeros “tienen mayor éxito dentro de la Iglesia, gracias a la guía de las familias, a que hay mayores interacciones con la Iglesia, que se construyen al vivir en pensionados o estudiando en escuelas católicas”; los segundos, “están más organizados y tienen un mayor éxito fuera de la Iglesia, gracias a la instrucción superior, a un mayor acceso a medios de comunicación y tecnologías, pero son más individualistas”.
El joven resalta el importante número de vocaciones religiosas, “mérito” de la atención brindada a la formación, por parte de sacerdotes y obispos que han estudiado en el exterior. Por último, él espera que el Sínodo de obispos pueda “conducir a una revisión y a un mejoramiento del sistema educativo, de modo que la Iglesia esté mejor predispuesta a los desafíos del mañana”. Y como conclusión, dice: “Ella debe hacer sentir su voz en aquellos temas esenciales y críticos, y sugerir a la sociedad las mejores alterativas”.
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