Erdogan en riesgo de perder su influencia en Kazajistán
Ankara en los últimos años ha apoyado mucho a Nursultán (Astana), y no sólo desde el punto de vista económico. El régimen de Nazarbayev había distanciado al país de la influencia rusa, favoreciendo la creación de una identidad nacional ciertamente más cercana a la sensibilidad turca. Ahora, la intervención de las tropas de la OTSC pondrá a prueba una vez más las relaciones de poder con Moscú.
Milán (AsiaNews) - Hay un país que ha seguido con especial atención el desarrollo de las protestas en Kazajistán y es Turquía. El presidente turco Recep Tayyip Erdoğan fue uno de los primeros en llamar por teléfono a su homólogo kazajo Qasym-Jomart Tokaev para expresarle su cercanía. Pocos días después, el Parlamento turco aprobó una declaración conjunta de solidaridad con el pueblo kazajo. Por una vez, lo que resulta extraño para Ankara, el documento fue votado por todos los partidos presentes en la asamblea, excepto el HDP, el Partido Democrático de los Pueblos Kurdos.
Y no sólo eso. La Media Luna también convocó a una videollamada con los países que forman parte de la Organización de Estados Turcos, fundada en 2009, que incluye a los Estados miembros morales de esa gran nación ideal pan-turca con lazos lingüísticos y religiosos comunes. Es una organización mucho menos poderosa que la OTSC, pero en los últimos años ha sido capaz de crear sinergias entre sus Estados miembros, concretamente Turquía, Kazajistán, Azerbaiyán y Kirguistán. Además de Erdogan, Nursultan Nazarbayev, el ex presidente, padre maestro de facto, que dirigió Kazajistán desde 1990 hasta 2019 y que cada vez más parece ser el principal objetivo de las revueltas que han estallado en el país, fue el gran director de su nacimiento.
Para Turquía, Kazajistán es un socio importante. El comercio entre ambos países supera desde hace tiempo los 2.000 millones de dólares. Mientras que Ankara importa principalmente recursos energéticos y materias primas minerales, corresponde con productos textiles y, sobre todo, agrícolas, que Kazajistán necesita imperiosamente. Pero además del componente económico, está el geopolítico. Turquía ha apoyado la candidatura de Kazajistán a la Organización Mundial del Comercio. Las inversiones extranjeras de Ankara en Kazajistán han aumentado, con una connotación muy específica. Aunque se ha favorecido la infraestructura, Turquía también se ha centrado en los vínculos religiosos. La mezquita, inaugurada en 2015 por Erdogan y Nazarbayev, está gestionada por la Diyanet, la Autoridad de Asuntos Religiosos de Turquía.
La relación entre los dos jefes de Estado era privilegiada, lo que en los últimos 15 años ha ayudado a Turquía a ampliar su influencia en toda la región, erosionando la influencia de Rusia, aunque sólo sea en parte. La mala noticia para Erdogan es que los disturbios de los últimos días han debilitado mucho a Nazarbayev, con todas las consecuencias.
“El régimen de Nazarbayev", declararon a AsiaNews fuentes académicas en Nursultán, que pidieron permanecer en el anonimato, "con todas las limitaciones del caso, ha llevado a la construcción de un Kazajistán lo más alejado posible de la influencia rusa, favoreciendo la creación de una identidad nacional ciertamente más cercana a las sensibilidades turcas".
Erdogan olfateó la oportunidad, pero ahora que los activos del país están cambiando, se encuentra en la situación de tener que mantener las posiciones que ha conquistado en los últimos años y puede no ser capaz de hacerlo. En el otro lado está el presidente ruso Vladimir Putin, que sobre el papel es un fuerte aliado de Turquía, pero en la realidad hay muchas tensiones que se arrastran.
El hecho de que Tokayev se haya dirigido a la OTSC -dijo a AsiaNews Alex Dubowy, experto en Asia Central de la Universidad de Viena- significa que necesita la ayuda de Rusia como garante de la estabilidad del país. Cabe destacar que, a diferencia de sus repúblicas vecinas, Kazajistán siempre ha mantenido excelentes relaciones tanto con Occidente como con China, y ha disfrutado de un orden interno relativamente estable a pesar del grave deterioro de los derechos y la condición económica de su población. Apelar a la OTSC significa aceptar que Rusia intervenga en los asuntos internos del Estado hasta el punto de poder influir en ellos".
El presidente turco, por tanto, se arriesga a tener que volver a empezar, con el agravante de que no sólo Rusia está decidida a sacar partido de la situación actual. El matrimonio de conveniencia entre Ankara y Moscú sigue con altibajos, y si por un lado Turquía y Rusia tienen demasiados intereses en común como para pelearse, por otro lado, en los teatros en los que están presentes, a menudo están enfrentados o empeñados en limitar la influencia del otro, como en el caso del Cáucaso, Siria y Libia. Las revueltas en Kazajistán tienen motivos puramente internos, pero corren el riesgo de representar otra prueba de las relaciones de poder.
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