Enfrentamientos en el Estado de Rakáin: los Rohinyás que huyen son frenados en la frontera con Bangladesh
Los agentes de Dacca envían de vuelta las barcas repletas de mujeres y niños musulmanes que huyen de la violencia del ejército birmano. El saldo en el estado de Rakáin habla de 90 muertos y 30.000 desplazados. Se enciende un cruce entre Myanmar y la ONU.
Naipiyidó (AsiaNews) – Se agrava cada vez más la situación de la minoría musulmana Rohinyá, que reside en Myanmar, y que desde hace dos meses es atacada por el ejército birmano que responde al gobierno, y a la vez es expulsada de la frontera con Bangladesh, donde buscan refugio de a miles. Funcionarios de Dacca afirman que en la última semana, los guardias de frontera han impedido el ingreso a Bangladesh -a través del mar- a cerca de mil personas. Las barcas, repletas de hombres, mujeres y niños, han sido rechazadas y hechas retornar a las aguas territoriales birmanas.
En las últimas semanas se han incrementado los enfrentamientos entre el Tatmadaw (el ejército del gobierno) y los que los soldados definen como “un grupo militante de musulmanes Rohinyás” en el Estado de Rakáin (en el sudoeste de Myanmar). Los Rohinyás conforman una minoría musulmana (algo más de un millón de personas) originaria de Bangladesh, a la cual Myanmar no le reconoce la ciudadanía y cuyos miembros viven en campos de refugiados en varias partes del país.
Desde principios de octubre el saldo habla de cuando menos 90 muertos y cerca de 30.000 desplazados. El Tatmadaw continúa yendo de pueblo en pueblo limpiando el territorio de los elementos rebeldes. De nada han valido hasta ahora los llamamientos por la paz efectuados por el Card. Charles Bo, arzobispo de Yangon.
Khaleda Zia, líder del mayor partido de oposición de Bangladesh, se ha unido al coro de políticos y grupos musulmanes que piden al gobierno que dé refugio a los Rohinyás. Algunos desplazados lograron llegar a un campo de refugiados no oficial situado en Bangladesh. Samira Akhter, una mujer Rohinyá, afirma: “Los militares mataron a mi marido e incendiaron mi casa. Huí por las colinas con mis tres hijos y mis vecinos. Estuvimos escondidos allí durante una semana”. El campamento de tiendas aloja a 1338 desplazados.
Mientras tanto, se enciende la polémica entre el gobierno birmano y las Naciones Unidas, luego de que el 24 de noviembre pasado, John McKissick, jefe del Alto Comisariado de la ONU para los refugiados (UNHCR) en la frontera bangladesí, acusó a Naipiyidó de estar llevando adelante un genocidio perpetrado contra la minoría musulmana de los Rohinyá. McKissick afirmó que los soldados del Tatmadaw matan y violan a los habitantes de los pueblos, quemando sus casas sin ningún motivo. El activista continuó diciendo que “es muy difícil para el gobierno de Bangladesh decir que sus fronteras están abiertas, puesto que esto alentaría al gobierno de Myanmar a proseguir aún más con sus atrocidades, hasta lograr el objetivo de la limpieza étnica de musulmanes”.
Htin Linn, representante permanente de Myanmar en Ginebra, presentó una protesta contra McKissik. En una declaración publicada en el perfil de Facebook de la oficina del Consejo de Estado birmano (gestionado por Aung San Suu Kyi) se lee: “Myanmar se opone a las injustas acusaciones contra el gobierno, efectuadas sin evidencias sustanciales”. La señora, líder de facto de Myanmar, tuvo que retrasar tres días su visita a Indonesia a causa de las manifestaciones en curso en el país, que la población, en su mayoría musulmana, lleva adelante para protestar contra la represión a los Rohinyá.
01/09/2021 15:28