Enfermera católica: Un privilegio ser un instrumento de Dios en la curación de los enfermos
Clare D’Mello es miembro del Catholic Nurses Guild, el sindicato de los enfermeros católicos. Sus “armas” son la sonrisa, la oración y las manos benditas. La enfermera inicia cada día su propio turno con una oración sobre los enfermos, aunque no sean cristianos: “No es para convertir, sino para curar”.
Mumbai (AsiaNews)- Desde hace 30 años tiene el “privilegio de asegurar a los enfermos y ayudar a aquellos terminales a aceptar lo inevitable y prepararse para el finalizar” de la vida. La historia de Clare D´Mello, enfermera católica india. Su método, le cuenta a AsiaNews, es: “Una sonrisa en mi rostro, una oración en mis labios y las manos benditas. Estoy realmente honrada de ser Su (de Dios) instrumento de curación y socorro”.
Graduada en 1984, Clara se ocupa del servicio a los enfermos y es miembro del Catholic Nurses Guild (Cng, sindicato de los enfermeros católicos). La mujer afirma: “Dada la fragilidad humana en relación con la enfermedad y la necesidad de pedir ayuda a los médicos, el hombre siempre encontró garantías en las manos benditas que con profesionalidad y capacidad crean una relación y da seguridad”.
El tener que decir a una familia que un enfermo está en punto de muerte, dice la enfermera, “es una experiencia angustiosa, porque les cuesta aceptar los planes de Dios tiene por sus queridos”. La Iglesia católica que la asistencia médica hizo pasos enormes en los años: se pasó de las enfermeras con cofia y vestido de blanco, a “uniformes más de moda”, las barreras de los tratamientos se transgreden continuamente; las jóvenes generaciones tienen un conocimiento más profundizado de las enfermedades, también si a menudo se fían de lo que leen sobre el “Dr. Google”.
Su experiencia es la de una “enfermera guiada por el espíritu de mi Señor Jesucristo a través de una carrera amada y bendecida”. Después de los años de formación médica. “embebidos de las enseñanzas de fe de mis padres”, inició a trabajar. Cada día, afirma mi más verdadera convicción es que Nuestro Señor Jesucristo sea el más grande curador. Fui testigo de numerosas curaciones cuando ni siquiera las curaciones médicas parecían haber perdido toda esperanza. Sé que en mi pequeño acto de oración no sólo llevo esperanza y confortación a los enfermos, sino también la paz y una dulce aceptación del poder de Dios”.
Clare cuenta que logró “transmitir este sentido de curación también a los colegas, en particular a las jóvenes enfermeras cristianas: ella pueden usar el poder de la fe para hacer acercar a las personas a Dios”. La enfermera admite que a veces nacen discusiones con los pacientes de otros credos, “pero después de un simple diálogo en el cual se explica que no es una conversión sino una plegaria de curación, (ellos) reaccionan con genuina felicidad y gratitud”.
Sus “tesoros” cotidianos son la Biblia y el Rosario: “La Biblia es un rico tesoro de confortación y fuerza. Alimentada por la Palabra de Dios, así soy ayudada a sostener y ayudar a las familias a entender el motivo de la enfermedad y por qué todo esto suceda a sus queridos”. El Rosario, agrega, “es mi gran coraza de esperanza y la profunda confianza en María a través de la cual todo es posible. Lo llevo con alegría no para declarar mi fe sino mi completa confianza en el poder de la oración través de sus cuentas y así seré una eterna testigo de las vías milagrosas.
En un modo cosmopolita, subraya la enfermera, “en la cual la religión es puesta en segundo plano, existe una necesidad candente de fe no porque esta sea usada como remedio a la crisis, sino como faro que irradia de amor, esperanza y fe”.
23/12/2015