En un Tamil Nadu azotado por el Covid, la Iglesia socorre a los más necesitados (Fotos)
El santuario mariano de Periyanayagi y la parroquia de Konankuppam cobran vida gracias a cientos de familias de dalit, los “sin casta” del sistema social indio. Azotadas por la cuarentena dictada para contener el virus, estas personas “tienen más miedo de morir de hambre que de la enfermedad”, No hay trabajo y aumentan los casos de depresión y violencia doméstica. La labor de la Iglesia y de la Legión de María para sostener a la población, sin llegar a la mortificación.
Bombay (AsiaNews) - La emergencia creada por el Covid-19 ha sacudido al mundo entero, “pero pensábamos que nuestras parroquias rurales tendrían que haber contado con más tiempo para prepararse. Los pobres son los más golpeados por la crisis, y muchos tienen más miedo de la carestía que del virus”. En diálogo, con AsiaNews, son las palabras del Padre Devasagayaraj, rector del santuario mariano de Periyanayagi (Estado de Tamil Nadu): construido por el misionero italiano y presbítero Costantino Beschi, cada año el lugar de culto reúne a decenas de miles de peregrinos provenientes de toda la India.
En la parroquia de Konankuppam, explica el religioso, “contamos con alrededor de 350 familias. De éstas, 325 están compuestas por dalit [los llamados “sin casta” del sistema tribal indio, ndr]. No pensaban que el virus iba a llegar tan rápido a estas zonas, y cuando el gobierno anunció el lockdown [el 24 de marzo pasado], nadie creía que esto iba a prolongarse por tanto tiempo. El punto es que esta gente depende de un ingreso diario por el trabajo agrícola. O bien se desplaza a otros Estados para buscar trabajo como operarios, camareros o empleados en tiendas. Pero hoy en día, estas posibilidades ya no existen”.
La Iglesia local, continúa el Padre Devasagayaraj, se ha movilizado de muchas maneras para llevar una ayuda concreta: “El 20 de abril pasado, abrimos una pequeña cocina comunitaria para servir el desayuno a los jóvenes menores de 15 años y el almuerzo a los ancianos de la zona. Gracias a las redes sociales difundimos un llamado a la solidaridad, y muchos amigos generosos han hecho donaciones para ayudarnos. Los voluntarios de la Legión de María cocinan y distribuyen la comida. Al principio dábamos de comer a más de 100 personas cada vez”.
La parroquia también ha tratado de conseguir un empleo para los más necesitados. “Para brindar un sustento y garantizar la dignidad del empleo, emprendimos pequeños trabajos de reparación o mantenimiento del santuario, obviamente cuando las restricciones dictadas por el Covid-19 se flexibilizaron”.
A las obras prácticas, se suman las de tipo espiritual: “Durante la Cuaresma, celebramos la misa de forma segura y la transmitíamos en las redes sociales oficiales de la comunidad. El Vía Crucis fue celebrado cada viernes, y cada vez que podíamos, llevábamos la Eucaristía a los que deseaban recibirla, pero no podían salir de casa. Fuimos capaces de hacer todo esto gracias al trabajo de este equipo y gracias a la generosidad de tantas personas que nos sostienen. En última instancia, lo logramos gracias a las bendiciones del Señor”.