En menos de un año, Islamabad perdió 3.700 millones de dólares en remesas

A causa de la devaluación de la rupia, los emigrantes pakistaníes prefieren transferir dinero por canales informales. El presupuesto que presentó el gobierno no convence al Fondo Monetario Internacional. Entretanto, mientras el ejército intenta impedir que Imran Khan participe en las elecciones, Jahangir Tareen - su exaliado empresario- fundó un nuevo partido en el que convergen quienes abandonaron el PTI.

Islamabad (AsiaNews) - En menos de un año Pakistán perdió 3.700 millones de dólares en remesas a causa de la devaluación de la rupia. Como consecuencia de los tipos de cambio cada vez más desfavorables, los emigrantes pakistaníes, sobre todo los que trabajan en las monarquías del Golfo, prefieren utilizar canales informales para enviar remesas a casa, lo que provoca nuevas pérdidas.

Así lo afirman los datos del Banco Central de Pakistán, que lleva meses falto de liquidez. Debido a la presión sobre las reservas de divisas, la rupia pakistaní no ha dejado de depreciarse en el último año. Según el diario Dawn, los paquistaníes en el extranjero recurrieron a canales no oficiales para transferir sus ahorros. Pero las remesas son lo que más contribuye a sostener la balanza de pagos de Pakistán: según datos del Banco Mundial, las transferencias de los emigrantes ascendieron al 9% del PIB en 2021. Frente a los 28.489 millones de dólares que se recibieron en el año fiscal anterior, en los últimos 11 meses sólo han llegado a Pakistán 24.831 millones, lo que supone una caída de casi el 13%. La inflación, por su parte, llegó al 38%.

Desde hace casi un año, Pakistán, cuyas reservas de divisas apenas alcanzan para cubrir las importaciones de un mes, intenta obtener un pago de más de 1.000 millones de dólares del Fondo Monetario Internacional (FMI) y desbloquear el acceso a un paquete de préstamos de 6.500 millones. Pero ayer, dos semanas antes de que venciera el plazo para obtener el préstamo, la institución crediticia expresó su insatisfacción respecto al presupuesto que presentó el gobierno pakistaní la semana pasada. En efecto, el FMI había pedido a Islamabad que aplicara una serie de reformas para poder conceder el desembolso.

Según Esther Ruiz Pérez, experta del FMI en Pakistán, la amnistía fiscal prevista en el programa presupuestario reduce aún más la equidad del sistema tributario, disminuyendo los recursos destinados a los más vulnerables y sentando "un precedente perjudicial". No obstante, dio a entender que hasta finales de mes será posible "perfeccionar el presupuesto" antes de que expire el Extended Fund Facility, el 30 de junio. Según la agencia de calificación Moody's, si el programa de rescate fracasa, el país se enfrentará a un default económico.

Mientras tanto, continúa la represión contra los partidarios de Imran Khan, el ex primer ministro que fue impugnado en abril del año pasado tras caer en desgracia con el ejército. En las últimas semanas, al menos 100 miembros del Pakistan Tehreek-e Insaf (PTI), entre ellos varios ex ministros, anunciaron su dimisión del partido. Comentaristas y analistas coinciden en que el ejército -que siempre ha controlado y coordinado la política pakistaní- intenta impedir que Khan participe en las elecciones generales previstas para octubre. Hasta ahora, la ex estrella del críquet había conseguido movilizar a las masas a su favor: el 9 de mayo, después de que la policía lo detuviera, grupos de alborotadores atacaron cuarteles e instituciones gubernamentales. En respuesta, los militares registraron varias veces al día los domicilios de simpatizantes del PTI y fueron acusados de intimidar a varios miembros del partido manteniéndolos incomunicados sin una denuncia, una práctica que las fuerzas de seguridad también habían utilizado en el pasado.

La semana pasada, un empresario y exaliado de Imran Khan, Jahangir Tareen, fundó un partido (Istehkam-e-Pakistan Party) en el que han confluido todos los desertores del PTI. Aunque por el momento no está claro si Khan será descalificado o no de las elecciones, a pesar del apoyo popular, sus posibilidades de victoria son prácticamente nulas.