En el futuro de Rusia y el Vaticano, se espera que haya un viaje del Papa Francisco a Moscú
Esta mañana Serghei Lavrov y el Card. Parolin mantuvieron una reunión cordial. Hubo gran convergencia en muchos temas de orden internacional: el terrorismo, Siria, los cristianos perseguidos. Surgieron algunas “diferencias” en torno a la cuestión ucraniana. Desde que se produjo la reunión cumbre de La Habana que se espera un nuevo encuentro entre Francisco y el patriarca de Moscú, Kirill.
Moscú (AsiaNews) – Esta mañana se llevó a cabo una reunión entre el Ministro de Relaciones Exteriores ruso Sergej Lavrov y el Secretario de Estado vaticano, Card. Pietro Parolin. En la conferencia de prensa que siguió a los coloquios, ellos subrayaron la profunda consonancia de las dos partes en los grandes temas de la política internacional, abriendo muchas prospectivas para un futuro desarrollo. Tras hacer una breve reseña de la historia de las relaciones ruso-vaticanas desde el siglo XV hasta hoy, Lavrov hizo un elenco de varias iniciativas que en el último tiempo han intensificado las relaciones entre la Federación Rusa y el Vaticano, como la Exhibición sobre el Legado Cultural Ruso de los íconos y el Arte de la Vanguardia, que fue llevada a Roma, así como iniciativas en común emprendidas en el campo de la Salud y la Educación, como los programas para niños afectados por enfermedades raras. También ha anunciado un acuerdo para la abolición de visas de ingreso para representantes con pasaporte diplomático de la Santa Sede.
El ministro ruso hizo una mención de numerosos temas de política internacional que fueron discutidos con su huésped vaticano: el Cercano Oriente, con la situación de Siria, Irak, Yemen y Libia, y el conflicto interno en Venezuela. Lavrov agradeció al Vaticano el apoyo brindado a la posición rusa en lo que respecta a la lucha contra el terrorismo y el extremismo, en particular en la dramática situación siria. En las relaciones entre palestinos e israelíes también hubo plena convergencia; se agradeció particularmente a la Santa Sede por su apoyo en los acuerdos de Minsk para el cese del conflicto en Ucrania. Según Lavrov, dicho apoyo “no fue solamente moral, sino muy concreto, [tangible] en la ayuda humanitaria brindada a la población de Donetsk y Lugansk, ambas atormentadas por los enfrentamientos”. Tanto Rusia como el Vaticano están a favor de la “superación de un abordaje controvertido en Ucrania, y se oponen al uso de la religión para fines políticos”, agregó el canciller ruso.
Por su parte, el Secretario de Estado vaticano ha agradecido a los rusos por el recibimiento dado, recordando que ha venido “a expresar las preocupaciones del Papa Francisco por los problemas actuales del escenario internacional”. También él testimonió su satisfacción en virtud de los acuerdos logrados en el campo cultural, científico y sanitario, deseando que haya ulteriores desarrollos futuros en estos ámbitos. Las concesiones a los diplomáticos vaticanos, según el Card. Parolin, debieran conducir, como consecuencia, a facilitar las actividades de la Iglesia Católica en Rusia, aliviando las condiciones de trabajo de su personal y posibilitando hallar juntos la solución a varios problemas de diversa índole.
En lo que respecta a cuestiones de política internacional, el cardenal ha expresado su “aprecio por las justas soluciones a los problemas que atraviesa el Cercano Oriente, [que se viven] en Ucrania y en otros países”. La Santa Sede –subrayó- tiene como objetivo prioritario aliviar las condiciones de vida de la población que sufre, e invita a unirse para buscar soluciones concretas, sin dejarse condicionar por la manipulación que se hace de la información. Al referirse a la espinosa cuestión de la anexión de Crimea, el alto prelado ha exhortado a los rusos a rechazar las decisiones que son contrarias al derecho internacional, para buscar soluciones acordadas con los Estados vecinos y con la comunidad internacional. Sobre este punto, el purpurado quiso remarcar su “desacuerdo” con la posición asumida por Rusia, en tanto ha recordado la absoluta consonancia en relación a la defensa de los cristianos perseguidos en tantos países del mundo.
Ante una pregunta de los periodistas sobre un posible viaje del Papa a Rusia, el cardenal ha recordado la importancia del encuentro de La Habana, pero también la reciente peregrinación de los restos de San Nicolás en Rusia, asegurando que se desarrollarán otros eventos en este sentido. Según fueron sus palabras, “se confía la realización de estos planes al Espíritu Santo. Hay una dinámica positiva, y el futuro habrá de mostrarnos a dónde nos lleva esto”.
En las entrevistas de los últimos días, fueron varias las oportunidades en las que se le preguntó al Cardenal Parolin acerca de un posible viaje del Papa a Rusia. La ocasión es algo que surge naturalmente en vista de la visita oficial del Secretario de Estado vaticano a Moscú, la primera después de casi 20 años. Su predecesor, el cardenal Angelo Sodano, en 1991 hizo todos los intentos posibles a fin de abrir las puertas del Kremlin a Juan Pablo II, pero sin obtener resultados. Las respuestas por el momento parecen seguir siendo negativas; pero, como suele suceder en el mundo de la información, es justamente la seguidilla de desmentidas lo que aumenta la convicción de que la noticia pueda llegar a darse realmente. Esto, incluso cuando la respuesta del Cardenal Parolin tras el encuentro con el ministro de Relaciones Exteriores ruso Lavrov ha sido adrede evasiva y posibilista, sin dejar transparentar ninguna posibilidad inminente de ello.
Por otro lado, a pesar del escepticismo, las señales de un posible viaje del Papa Francisco al territorio del Patriarcado de Moscú surgen de la niebla de los titubeos diplomáticos, a partir del histórico encuentro de La Habana con el patriarca ruso Kirill, en febrero de 2016. En aquella ocasión el Papa fue recibido por el patriarca en un territorio neutral, pero muy familiar para los rusos, en el aeropuerto de estilo soviético de La Habana, y en compañía de un histórico jerarca comunista como Raúl Castro. Al día siguiente, Kirill fue a visitar al mismísimo Fidel, que estaba llegando al final de su vida, para celebrar con él el histórico suceso del encuentro.
De La Habana al próximo encuentro
Luego del abrazo cubano, la Santa Sede llevó a cabo recambios muy significativos: en lugar del nuncio esloveno, Mons. Ivan Jurkovic, premiado con la sede de la ONU en Ginebra, fue enviado a Moscú el arzobispo Celestino Migliore, un diplomático vaticano de carrera, muy autorizado, que desarrolló su camino diplomático en paralelo al mismo Card. Parolin. Se volvió conocido en el año 2002, cuando fue enviado a la sede central de la ONU en Nueva York, representando al Vaticano al nivel más alto. En 2003 se dirigió a Moscú para tratar con los rusos ciertas cuestiones referidas a la política internacional, entre éstas, la situación de Vietnam, en una misión preparada ad tándem justamente por Parolin, que por entonces era Sustituto de la Secretaria de Estado. Su experiencia luego fue puesta a disposición de la nueva Ostpolitik vaticana, iniciada bajo el papado de Benedicto XVI y enérgicamente potenciada por el Papa Francisco: Migliore fue nuncio en Polonia, en la fase del retiro del cardenal de Cracovia Stanislaw Dziwisz (ex secretario del Santo Papa Juan Pablo II), y desde mayo de 2016 se encuentra en Moscú, trabajando en el seguimiento de los coloquios de La Habana.
Antes de Migliore, en noviembre de 2015, fue enviado a Ucrania Mons. Claudio Gugerotti en calidad de nuncio, siendo uno de los funcionarios vaticanos más competentes en cuestiones referidas a Europa Oriental, debido a los estudios específicos en la materia y al servicio prestado en la Congregación para las Iglesias Orientales. Muy cercano a Enzo Bianchi, y a las posiciones ultra-ecuménicas de la comunidad de Bose, asiduamente frecuentada por él, Gugerotti tomó el lugar de Mons. Thomas Gullikson, un arzobispo americano que se desempeñó como nuncio en Kiev desde 2011, y que durante la crisis entre Ucrania y Moscú supo inclinarse, tal vez incluso demasiado, a favor del movimiento de Maidan, lo cual generó cierto malhumor en Rusia. Desde la llegada de Gugerotti, el Patriarcado de Moscú no ha perdido la ocasión de agradecer a la Santa Sede por su neutralidad en las cuestiones ucranianas, gesto que fue repetido por el metropolita Hilarion en el encuentro de ayer con el Card. Parolin.
El mismo purpurado ha llevado a cabo una visita oficial a Ucrania en junio de 2016, en la cual no ha dejado de rendir un homenaje a la plaza Maidan y a quien salió triunfante de ella, el presidente Poroshenko; pero la etapa más interesante del viaje ha sido su visita a Zaporizhia, una pequeña ciudad ubicada en la parte oriental del país, en aquel Donbass controlado en parte por las milicias de “voluntarios” rusas. Llevando ayuda humanitaria y consuelo a la población local, que ha sido sometida a una dura prueba a raíz del conflicto, el cardenal aseguró que el Papa mismo alimenta un gran deseo de visitar esas tierras. Un encuentro de Francisco y Kirill en una Ucrania dividida por el encuentro epocal entre Oriente y Occidente sería realmente un gesto de un incomparable valor histórico y simbólico.
El “hincha” de Francisco en Rusia
En enero de este año, el arzobispo italiano de Moscú, Mons., Paolo Pezzi, también ha difundido declaraciones muy optimistas referidas a un posible viaje del Papa a tierra rusa: “Me parece que después de Cuba, y por lo tanto después de la repercusión que esto ha tenido, que no ha sido fácil para la Iglesia ortodoxa en Rusia, hoy puede decirse que una visita del Papa a Rusia ya no es más un problema. ¿Los tiempos? No sé decir cuánto será necesario esperar. Pero pienso que puede percibirse que ya no es vista como algo problemático”, afirmó el obispo de la arquidiócesis de la Madre de Dios en Moscú, al intervenir al margen del V Fórum católico-ortodoxo de París.
Según Mons. Pezzi, las repercusiones negativas entre los ortodoxos rusos luego del encuentro de Cuba “no eran tantas, pero hacían mucho estruendo. Esto ya pasó. Y esto ha permitido, sobre todo al Patriarca, pero también a los demás, volver a dar las razones de aquel encuentro. Y han sido convincentes. También podría seguir discutiéndose acerca de si el encuentro ha sido político, cultural, de fe, pero sin lugar a dudas esta ola de impacto muy fuerte ha pasado, y sobre todo, ha dejado una mayor tranquilidad sobre el hecho de que Francisco podría venir a visitar la Rusia. Nosotros estamos haciendo la hinchada para que esto se dé”. El Papa –tuvo que precisar Mons. Pezzi- siempre ha sido discreto en relación a esto. Jamás le oí decir ‘Quisiera, me gustaría ir allí’. Seguramente él querría reunirse con el Patriarca Kirill. Y en este sentido va bien si esto ocurre en Moscú, en Roma, en cualquier parte. Pero él es muy discreto, para no forzar las cosas”.
En los días en que se desarrolla la visita del Card. Parolin, los comentarios negativos en las redes sociales rusas se multiplican, sobre todo por parte de los exponentes más radicales de la ortodoxia “nacionalista”: el cardenal es visto como el acostumbrado invasor católico que viene a conquistar Rusia, con las armas sutiles de la diplomacia jesuita. Incluso los católicos locales, por boca del secretario de los obispos rusos, Mons. Igor Kovalevskij, consideran que una visita de Francisco a Moscú todavía sería prematura, por el temor a las reacciones que esto podría desencadenar en el clero ortodoxo, en la política y en la sociedad, que hoy vive un complejo de estar siendo cercada por Occidente, sobre todo a causa de la “guerra de sanciones”.
Sin embargo, el Patriarca Kirill ha mostrado que sabe manejar estas situaciones de un modo brillante, sin dejarse condicionar por sus mismos colaboradores más intransigentes, como el obispo Tikhon (Ševkunov), el “confesor de Putin” que fue quien más vociferó la palabra traición después del encuentro de La Habana. Como bien dijo el cardenal Parolin, las sorpresas que se nos guardan están confiadas a la obra del Espíritu Santo.
24/08/2017 10:33
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