En diálogo con jóvenes de todas las religiones las últimas palabras de Francisco en Singapur

El papa partió hacia Roma desde la metrópoli del sudeste asiático, cuarta escala de su largo viaje por Asia y Oceanía. «Las religiones son lenguajes diferentes en el camino hacia Dios. Si dialogan como jóvenes, dialogarán también como adultos, como ciudadanos, como políticos. Asuman riesgos, no tengan miedo». A los ancianos y enfermos: « Su oración es muy importante ante Dios».

Singapur (AsiaNews) - A las 12.25 hora local, el Papa Francisco partió hacia Singapur para el largo vuelo que lo llevará de regreso a Roma esta noche, después del largo viaje que desde el 2 de septiembre lo ha visto hacer escalas en Indonesia, Papúa Nueva Guinea, Timor Oriental y la ciudad-Estado, importante encrucijada del sudeste asiático. En el aeropuerto, el Pontífice llegó directamente del Catholic Junior College, una de las caras más importantes de la presencia educativa de la Iglesia local, donde estaba programada la última cita de esta visita: el encuentro interreligioso, que en Singapur tuvo como protagonistas a los jóvenes de las distintas confesiones religiosas, con los líderes sentados en primera fila del auditorio para escuchar su diálogo con el Papa Francisco.

Fue un animado coloquio, en el que el pontífice -como ya había hecho en Timor Oriental con los jóvenes- respondió a sus testimonios y preguntas, dejando de lado el discurso preparado. Raaj, un joven hindú, le confesó la amarga sensación de encontrarse persiguiendo el diálogo interreligioso como «en una burbuja»: «Hay días en los que lloro -dijo- porque siento que justo cuando estamos avanzando en la promoción de la amistad entre los jóvenes, de repente nos enteramos de la violencia global y de la pérdida de vidas en nombre de la religión». Preet, una joven sij, le preguntó cómo «superar el miedo a ser juzgado, dada la fuerte presión para rendir bien en todos los aspectos de la vida». Nicole, una joven educadora católica, planteó la cuestión de la inteligencia artificial y su delgada línea entre la verdad y la manipulación, incluso en cuestiones religiosas.

En respuesta, Francisco habló de la valentía de dejarse criticar por los demás, en un «diálogo sincero entre jóvenes». Porque quien elige vivir siempre en una zona de confort 'es un joven que engorda su mente'. Por eso les digo a los jóvenes: arriésguense, salgan, no tengan miedo, el miedo es una actitud dictatorial, que paraliza». Sobre los medios de comunicación y las nuevas herramientas digitales, reiteró la invitación a utilizarlas, sin encerrarse en sí mismos, pero al mismo tiempo a no permanecer esclavos de ellas, acabando por «dispersarse». También volvió a mencionar la plaga del bullying e instó a respetar a los discapacitados.

En cuanto a la diversidad entre religiones, Francisco invitó a mirarlas como «lenguajes diferentes» en el «camino hacia Dios». «Si empezamos a decir 'mi religión es más bella y verdadera que la tuya' acabamos discutiendo», comentó. «Pero Dios es Dios para todos. Y como Dios es Dios para todos, todos somos hijos de Dios». Y concluyó invitando a los presentes de todas las confesiones «a rezar en silencio unos por otros».

«Si ustedes dialogan como jóvenes, dialogarán también como adultos, como ciudadanos, como políticos. Y me gustaría decirles algo sobre la historia: todas las dictaduras de la historia, lo primero que hacen es cortar el diálogo».

Al final del encuentro, los jóvenes leyeron juntos una declaración que decía: «Nosotros, la generación futura, nos comprometemos a ser un faro de unidad y esperanza en la promoción de la cooperación y la amistad que alimentan la coexistencia armoniosa entre personas de diferentes religiones». Con ellos, el Papa Francisco también completó simbólicamente con una pincelada un cuadro que quedará como recuerdo de este día y de este compromiso.

Antes del encuentro interreligioso con los jóvenes en privado, Francisco había recibido a los sacerdotes, religiosos y obispos de la Conferencia Episcopal local, que reúne a Malasia, Singapur y Brunei. Después, como en cada una de las etapas de su viaje apostólico, se había reunido con algunos ancianos y enfermos atendidos por centros católicos locales, en el Hogar Santa Teresa, fundado en 1935 por las Hermanitas de los Pobres. « Les pido que recen por la Iglesia y por la humanidad», les había dicho. «Su plegaria es muy importante ante Dios."