En Sri Lanka, los jóvenes católicos ‘usan la religión como instrumento de paz’
Las nuevas generaciones padecen el influjo de la tecnología y se ven expuestas a culturas y tradiciones distintas. En el país, el factor confesional es muy fuerte, porque los jóvenes viven con sus familias hasta los 25 años, y es allí donde aprenden la cultura y las tradiciones. Ateísmo y extremismo, los desafíos de los jóvenes de hoy.
Colombo (AsiaNews) – Ateísmo y extremismo son los principales desafíos para los jóvenes de Sri Lanka, en una sociedad cada vez más dominada por la tecnología moderna e influenciada por las modas occidentales. Es lo que sostiene Chrishmali Peter, una estudiante universitaria de religión católica, que cuenta a AsiaNews cómo viven los jóvenes de su país. Ante todo, debe subrayarse un aspecto: “La vida de los católicos es diferente. Incluso los más pequeños son muy devotos de Dios y de la Iglesia. Obviamente, esto depende de la educación que reciben en la familia. Los jóvenes tienen fe, y esta fe los lleva a tener una vida llena de amor, respeto y paz”.
Chrishmali es una muchacha de 22 años que estudia Ciencias Humanísticas y Sociales en la Universidad Sri Jayawardhanapura [al sur de la capital, Colombo, ndr]. Es miembro activo del movimiento universitario de los estudiantes católicos y en el pasado también militó en el grupo de adolescentes de su diócesis, Badulla. Su familia vive en Bandarawela, donde ella también colabora en la vida parroquial.
Según la joven, la mayor motivación de sus coetáneos es “tener éxito en el estudio o en cosas de ese estilo. A veces se ocupan de cuidar a los hermanos más pequeños”. Ella está convencida de que el factor confesional es un rasgo distintivo de las nuevas generaciones de Sri Lanka, a diferencia de otros países. “La mayor parte de los jóvenes viven con sus familias por lo menos hasta los 25 años. Tienen un seguimiento de sus padres o de los parientes más ancianos, que transmiten la cultura y las costumbres. Es por eso que los valores religiosos están presentes en la población”.
Sin embargo, ella cuenta que los más jóvenes, “padecen el influjo de la tecnología y se ven expuestos a culturas y tradiciones distintas. El conflicto que se genera entre la cultura local y las modas occidentales, y las redes sociales provoca problemas. El modo en que debieran resolverse estos problemas constituye un punto de debate. Algunos no logran aceptar el fracaso y quedan devastados de tal manera, que ven la muerte como única solución”. Por el contrario, otros, “que han transcurrido su infancia inmersos en un contexto religioso, sea éste el catecismo de los domingos u otro, son más capaces de aceptar. Consideran la felicidad y la tristeza como realidades de la vida”.
El ateísmo es el resultado de todas estas tendencias: “Las generaciones modernas se niegan a aceptar la existencia de Dios. Eso provoca una brecha entre las religiones y los jóvenes; la sociedad se vuelve inhumana y cruel, carente de todo sentido de gratitud en relación a la espiritualidad de la naturaleza. La moral es destruida a diario”. Otra consecuencia de ello es el extremismo: “Las personas usan la religión como un arma para generar conflictos en las comunidades, y lo hacen con el objetivo de obtener ventajas políticas, económicas, sociales e ideológicas”.
De aquí deriva una diferencia fundamental entre los jóvenes católicos y los de otras religiones: los últimos, “tienden a considerar su propia religión como un derecho adquirido por nacimiento e insultan la fe de los demás, ignorando la verdadera esencia de las religiones, que es el amor, la igualdad, la libertad y el respeto”. Por el contrario, los católicos “usan su religión como un instrumento para construir la paz en Sri Lanka”.
17/12/2016 13:14
20/12/2021 15:42