En San Menas, los coptos, de luto, sepultan a los muertos por el atentado
Son ocho los fieles asesinados en un tiroteo en la entrada de la iglesia. El ataque fue reivindicado por el ISIS. También fueron muertos dos agentes de policía. La rapidez de los fieles y el llamado del imán de la mezquita a acudir en socorro de los ‘hermanos coptos’ han evitado ulteriores víctimas. Desde 2011, los coptos están en la mira de los islamistas.
El Cairo (AsiaNews) – Una multitud de hombres y mujeres enfurecidos y sollozantes, junto a docenas de obispos, sacerdotes y religiosos, han acompañado la sepultura de algunas de las víctimas del último atentado terrorista perpetrado contra la comunidad copta de Egipto. Los gritos de dolor interrumpieron varias veces el rezo de las oraciones y la lectura del Evangelio, una escena que ha tenido lugar varias veces durante el 2017 en Egipto.
En la tarde de ayer, el obispo copto ortodoxo de Helwan sepultó a los ocho fieles asesinados en un tiroteo ocurrido en la entrada de la iglesia de Mar Mina (San Menas), en el suburbio homónimo, ubicado a unos 30 km de la capital egipcia. El atentado, reivindicado por el ISIS, se remonta a horas de la mañana, cuando unos hombres encapuchados abrieron fuego con armas automáticas, disparando hacia el lugar donde se encuentra la iglesia, que en ese momento estaba abarrotada de fieles llegados al lugar para participar de la habitual misa del viernes [que en los países islámicos sustituye a la del domingo, que es día laboral, ndr].
Los agresores primero atacaron un negocio propiedad de dos hermanos coptos y los asesinaron, para luego dirigirse a la entrada de la iglesia, donde mataron a otros seis fieles, entre ellos, a tres mujeres. Otras cinco personas resultaron heridas de gravedad. Dos agentes de policías encargados de proteger la iglesia identificaron a los terroristas y trataron de detenerlos, pero también fueron asesinados. Más tarde, frente a la iglesia, los expertos de las fuerzas de seguridad desactivaron dos artefactos explosivos.
Según el Pbro. Andraos Azmi, párroco de San Menas, los agresores primero mataron a los agentes de policía que prestaban servicio en la iglesia, tarea que suele desarrollarse en este período de celebraciones navideñas y de fin de año. Luego trataron de irrumpir en la iglesia, “pero cerramos inmediatamente las puertas”. Sin embargo, ellos mataron a algunos fieles que estaban en la entrada”. Otro sacerdote, el padre Antonio Daniel, elogia el rol del imán de la mezquita ubicada frente a la iglesia, que anunció por los altoparlantes que la iglesia estaba siendo atacada y que era necesario salvarla, y pidió a sus fieles que abandonen la mezquita para ir a socorrer a los hermanos coptos. Sin estos dos hechos significativos, el número de víctimas podría haber sido mayor.
Luego de las revoluciones de la llamada Primavera Árabe del 2011, los coptos, nombre que se da a los cristianos de Egipto, han sido el blanco de varios ataques mortales por parte de distintos sostenedores del islam político: los Hermanos Musulmanes, salafistas, el Estado islámico (Daesh) y miembros de Wilayet Sinai, la rama egipcia de Daesh, activa en la península del Sinaí. Además del atentado de ayer, el 22 de diciembre pasado, 5.000 manifestantes musulmanes se dirigieron hacia una pequeña iglesia situada en los suburbios de Guiza, con la intención de demolerla, gritando eslóganes anti-cristianos. Ellos profanaron el edificio, antes de que las fuerzas pudieran dispersarlos. El 26 de mayo de 2017, un autobús, que llevaba a bordo peregrinos cristianos que se dirigían a visitar el monasterio de Amba Samuel fue atacado por terroristas que asesinaron a cuando menos 28 personas e hirieron a otras 22.
El Domingo de Ramos, dos iglesias en dos ciudades del norte de Egipto, Alejandría y Tanta, fueron bombardeadas y 43 personas resultaron muertas. En febrero, también en 2017, cientos de coptos huyeron de sus hogares en Al-Arich, capital de la gobernación de Sinaí del Norte, dejando sus casas y sus bienes; los combatientes de Wilayet Sinai habían matado a siete de ellos en tan sólo tres semanas. El 2016 no fue mejor. Fueron 30 las personas muertas en la explosión en la iglesia de Boutrossiya, en el corazón de El Cairo, y dentro del recinto del patriarcado copto ortodoxo. A estos hechos se sumaron los raptos, los actos de discriminación y marginación, la violencia y los matrimonios por la fuerza con jóvenes cristianas.
A la luz de todo ello, la celebración oficial de la misa de Navidad copta, presidida por el Papa Teodoro II, se desarrollará en una catedral construida en la nueva capital administrativa de Egipto, ante la presencia del presidente egipcio Abdel-Fattah Al-Sissi. El terreno, de 63.000 metros cuadrados, acogerá a cerca de 8.000 fieles, divididos en dos grandes capillas. En el complejo se prevén, asimismo, decenas de salas para el desarrollo de varias actividades.
A continuación, reportamos algunos comentarios recogidos en vista de los trágicos hechos ocurridos en el día de ayer.
Me desperté en mi día descanso semanal sobresaltado, con el sonido de las armas automáticas usadas en el ataque.
Abdel-Fattah, testimone
Señora, ¿entiende usted cuán felices están las personas? Este es el regalo que nos hacen cada año, para la misma fecha.
Una transeúnte a Caroline Kamel, periodista copta
Los musulmanes no son todos terroristas. Los agentes de seguridad han perdido la vida defendiendo la iglesia. El jeque de la mezquita ha llamado a los habitantes a salvar a sus hermanos coptos. De hecho, los musulmanes arrestaron a uno de los autores del atentado, y muchos de ellos han donado sangre a los hospitales donde se está atendiendo a los heridos. Aún queda esperanza en este país.
John Abdel-Messih, testigo copto
El video del asaltante que camina tranquilamente por una calle vacía, llevando una pistola, es desconcertante. ¿Hay algún experto de seguridad que pueda explicar esto?
Gamal Sultan, periodista de tendencia islamista
¿Matar es más agradable a Dios que decir a mi vecino cristiano “Feliz Navidad”? ¿A dónde han llegado nuestros valores y nuestra humanidad?
Dr. Twitter, pseudónimo de un usuario
El Estado considera que cada ataque militar es un logro en la lucha contra los miembros del presunto Estado islámico. Pero no hay pruebas de que vaya a terminar el terrorismo perpetrado contra los coptos, musulmanes, policía y ejército. Muy por el contrario, el número está aumentando.
Chadi Al-Ghazali Harb, activista político
17/12/2016 13:14
23/12/2015
29/12/2017 14:38
02/01/2018 16:35