Emigrantes católicos en Japón: un desafío y ‘una bocanada de aire fresco’ para la Iglesia
Las comunidades católicas del país siempre más ancianas están “sorprendidas” por los jóvenes filipinos y vietnamitas. En las parroquias se celebran misas en diversas lenguas. “Para la Iglesia católica entender cómo recibirlos es un importante trabajo”. Los nuevos obispos signo del nuevo modo de “caminar entre la gente”, deseado por el Papa Francisco.
Tokio (AsiaNews)- Una “boconada de aire fresco” es un desafío: son los jóvenes filipinos y vietnamitas de fe católica que entran y “sorprenden” a la iglesia católica del país del Sol Saliente, cada día más una “Iglesia internacional”.
“La sociedad japonesa es siempre más anciana-comenta el p. Ignacio Martínez, misionero mejicano de Guadalupe, ahora en el departamento de los Asuntos sociales de la Conferencia episcopal japonesa-en un sentido esto es un bien, porque tenemos muchas personas con una vasta experiencia de vida. Por otro lado, están llegando muchas personas de otros países y muchos de ellos son católicos”.
“En la mayor parte de los casos-continúa el p. Martínez-las comunidades están volviéndose ancianas. Los emigrantes son católicos y jóvenes, que viven en un modo diverso. Es un gran desafío, en particular para las pequeñas parroquias de las zonas rurales. Recientemente, fui a una parroquia cerca de Fukushima, en el norte de Japón. Allí la comunidad era cerca de una veintena de personas. Un día, llegaron 40 jóvenes filipinos. Fue un verdadera sorpresa para los japoneses”.
“Ahora, casi todas las parroquias deben celebrar misas en diversas lenguas y esto exige mucho trabajo. Pienso que nos estamos convirtiendo en una Iglesia ‘internacional’: no es fácil, pero es un hermosos desafío para la Iglesia japonesa”.
En la diócesis de Kyoto, el p. Antonio Camacho Muñoz, misionero de Guadalupe y responsable de 5 parroquias, nos cuenta una similar experiencia: “Es una bocanada de aire fresco para la Iglesia en Japón, porque son jóvenes y tienen un fe fuerte. Así, en algunos domingos nos encontramos haciendo la Primera Lectura en lengua vietnamita, la Segunda en filipino y el Evangelio en japonés. Así la Iglesia se va transformando en internacional”. Japón es un país tendencialmente cerrado y desconfiado hacia los extranjeros y por esto “para la Iglesia católica entender cómo recibirlos es un importante trabajo”, concluye el p. Camacho.
“Los obispos japoneses son conscientes de la situación-comenta el p. Martínez- están tratando de cambiar el modo de pensar y de ser Iglesia católica en Japón”.
Hay novedades también en los nombramientos de los nuevos obispos. A fines del año pasado, Mons. Tarcisio Yama Kikuchi fue nombrado arzobispo de Tokio: “Mons. Kikuchi era misionero en África, en Ghana. Es la primera vez que un misionero es nombrado arzobispo de Tokio. Además, continúa el misionero, “tenemos también un nuevo obispo que no es japonés”. Se trata de Mons. Wayn Francis Berndt, estadounidense, quien tomó posesión como obispo de la diócesis de Naha el pasado 2 de febrero. “Creo que el Papa Francisco está tratando de cambiar el modo de caminar entre la gente aquí en Japón y en el mundo. Para mí, en cuanto latinoamericano, estoy muy feliz de ver cómo la Iglesia se está transformando”.
De hecho, el p. Martínez mismo es un símbolo de cambio. Desde hace 3 años al servicio de la Conferencia episcopal, él es “el único que no es japonés. Somos unos 60 personas en las oficinas”, comenta. Y riéndose, agrega: “Mi modo ‘latino’ de hacer las cosas sorprende a las personas”.
26/08/2023 13:39