04/01/2017, 13.11
CHINA
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El surgimiento de la facción de Wang Qishan

de Willy Lam

La lucha contra la corrupción está solidificando una alianza entre Xi Jinping y Wang Qishang. Pero también se asiste al nacimiento de dos nuevas facciones en el accidentado panorama del Partido comunista. La lucha contra la corrupción, que empuja a la población a aplaudir a Xi, está erosionando ciertos aspectos del “Estado de derecho”. Artículo del experto en política china Willy Lam, por gentil concesión de la Jamestown Foundation (Traducción de AsiaNews).

Hong Kong (AsiaNews) -  “Los mandarines pueden generar grandes incendios, pero la gente común no puede ni siquiera encender una vela”: este proverbio chino a menudo es usado para describir los extravagantes privilegios de los que gozan las autoridades. Tras el reciente Sexto Plenario del Partido comunista chino (PCC),  el Comité central confirió a Xi Jinping el título noble de “Corazón de la leadership”; el presidente ha advertido nuevamente acerca de las pandillas de “trepadores y conspiradores” dentro del Partido. Y sin embargo, hay dos altos funcionarios que están haciendo exactamente esto. El presidente mismo y su principillo aliado  Wang Qishang, un miembro del Comité permanente del Politburó (PBSC) que dirige la Comisión central para las inspecciones disciplinarias (CCDI), han creado facciones propias para hacer crecer su influencia en el Partido. Xi ha confiado altos cargos en el gobierno y en el PCC a docenas de sus ex subalternos de Zhejiang y de Fujian (ver China Brief, noviembre 11). Incluso Wang mismo, quien casi seguro verá renovado su mandato quinquenal al PBSC durante el 19no Congreso del Partido previsto para el año próximo [en el 2017], ha extendido rápidamente su propio imperio burocrático.

Dos promociones, anunciadas inmediatamente después del Sexto Pleno, demuestran la fuerza de la embrionaria facción Wang Qishan, compuesta, en parte, por funcionarios que han trabajado en o bien han contribuido al Partido en la gestión de la cartera de anticorrupción. En noviembre,  Chen Wenqing (陈文清), un vice secretario del Partido en el CCDI, fue electo como ministro de Seguridad a nivel nacional, alguien considerado por los intelectuales liberales como “el KGB chino”. Además, Huang Shuxian (黄树贤), otro subalterno de Wang en el CCDI, fue nombrado ministro de Asuntos civiles. Durante cuatro años, Wanh ha dirigido el ministerio de supervisión –un ala del CCDI que se ocupa de los empleados públicos- antes de ser transferido a Asuntos civiles (Phoenix TV, 8 noviembre; People’s Daily, 7 noviembre).

Algunos funcionarios que Wang asignó para la supervisión de las investigaciones de corrupción en las provincias, han sido recompensados con altos cargos regionales. El mejor ejemplo de ello quizás es Huang Xiaowei (黄晓薇), un miembro del Comité permanente del CCDI que en el 2014 “aterrizó con paracaídas” en la provincia Shanxi en calidad de responsable del Consejo provincial del Partido para una administración limpia. La provincia de Shanxi ha sido por largo tiempo considerada como una “zona devastada por la corrupción”. También ha sido la base del “gran tigre” Ling Jihua – brazo derecho del ex presidente Hu Jintao, que a principios de 2016 fue condenado a muerte por corrupción y abuso de poder. En septiembre pasado, Huang fue promovido a vice jefe del Partido Shanxi, después de haber condenado con éxito a casi 30 funcionarios (Chinenews.com, 23 noviembre; Caixin.com, 23 noviembre; Ta Kung Pao [Hong Kong], 10 octubre 2014).

Otros miembros de la facción Wang Qishan en rápido crecimiento, son los prometedores funcionarios que han trabajado con el carismático principillo cuando prestaba servicio en el sector de las finanzas. Del 2008 al 2013 Wang se desempeñó como vice premier abocado a las finanzas; un top manager del China Construction Bank  y del People’s Bank of China entre 1989 y 1997; vice gobernador de Guangdong ocupado en las finanzas de 1998 al 2000. Muchos subalternos de Wang se convirtieron en los mayores responsables del mundo bancario. Por ejemplo, Tian Huiyu, secretario de Wang cuando este último dirigía el China Construction Bank, es presidente del China Merchants Bank desde el año 2013 (Straits Times [Singapur], 10 noviembre; Xinhua, 8 mayo 2013). Wang también ha jugado un rol en la asignación de cargos importantes en la administración regional a muchos de sus protegidos. Un ejemplo de primera línea de los socios financieros de Wang que han tenido éxito es Jiang Chaoliang (蒋超良), secretario del Partido de la provincia de Hubei. Se trata de un ex alto ejecutivo del Agricultural Bank of China y del Communications Bank, cuya colaboración en estrecho contacto con Wang se inició a mediados de los años ’90 (New Evening Post [Beijing], 30 octubre; Apple Daily [Hong Kong], 29 octubre).

Otro subconjunto de la facción de Wang Qishan está compuesto por sus padrinos y subordinados de la época en que Wang fue intendente de Beijing, entre 2003 y 2007. Por ejemplo, Lin Duo, gobernador de Gansu, primero fue subsecretario y luego secretario del Partido en el distrito de Xicheng de Beijing, cuando Wang se desempeñaba como jefe de gobierno municipal central de la capital. Antes de su promoción en Gansu, a principios de 2016, Lin trabajó como miembro del Consejo provincial de Liaoning, donde se ocupó de la disciplina del Parido. Se dice que Wang apoyó la promoción de Lin por haber resuelto varios casos de corrupción en la provincia nororiental (DWnews.com [Beijing], 21 abril; United Daily News [Taipéi], 30 marzo).

Puesto que la lucha contra la corrupción es, sin lugar a dudas, la política más popular del presidente Xi jinping, no ha de sorprender que el “corazón de la leadership” haya permitido a Wang transformar el aparato anti-corrupción en un formidable feudo burocrático. En los últimos cuatro años, el staff del CCDI ha más que triplicado su organigrama. El CCDI ha recibido un tratamiento especial de muchas maneras. El departamento para la organización central del Partido, guiado por el miembro del Politburó Zhao Leji, tiene autoridad para gestionar todos los asuntos del personal de todo el aparato del Partido-Estado. De igual modo, el departamento central para la propaganda del Partido, guiado por el miembro del Politburó Liu Qibao, debiera seguir las tareas relativas a la publicidad para todas las unidades del Partido y del gobierno. A pesar de estas normas, sólo al CCDI le ha sido otorgado el permiso del PBSC para establecer unidades de organización y propaganda propias (CCDI website, 27 diciembre 2014; Sohu.com, 28 marzo 2014). Por otro lado, según fuentes chinas en contacto con este autor, el CCDI ha recibido autorización del presidente Xi para poner en funcionamiento una unidad de policía disciplinaria. Si bien el CCDI siempre ha contado con un número limitado de investigadores, el mismo carece de fuerzas de policía que presenten batalla a los “grandes tigres”, tanto a nivel local como nacional. Antes de que se estableciera esta fuerza de policía propia, el órgano central de anticorrupción debía encomendarse exclusivamente a funcionarios del departamento de policía del ministerio de seguridad pública y de la procuraduría para llevar a término una cantidad importante de operativos anticorrupción. [1]

Después del Sexto Pleno, cuyo tema es promover la disciplina y las conductas morales entre los funcionarios del Partido y los empleados estatales, el CCDI obtuvo un permiso del Comité Central del Partido para incrementar aún más su propio poder.  Un grupo central para llevara delante una  investigación pormenorizada del sistema de supervisión, guiado por Wang, fue establecido con la tarea de crear comités de supervisión en todas las unidades estatales.  Xinhua citó una directiva de la Oficina general del PCC en la cual se dice que el objetivo de un nuevo sistema de supervisión fue “construir un órgano nacional anticorrupción bajo el liderazgo del Partido… [en el cual] las autoridades movilizarán más recursos para la anticorrupción y construirán un sistema que asegura que los funcionarios no se atreverán a ser corruptos ni podrán serlo”. Los comités de supervisión debieran asumir los poderes y las funciones tanto del Ministerio de supervisión como de las oficinas anticorrupción presentes en el sistema de la procuraduría general. Comités “piloto” para la supervisión ya han sido colocados en las municipalidades de Beijing y en las provincias de Shanxi y de Zhejiang. Si bien el cuadro exacto de referencias de los comités de supervisión aún debe ser comunicado, prácticamente no cabe duda de que éstos incrementan la autoridad del CCDI –y de Wang  (Ta Kung Pao, 27 noviembre; China.org.cn, 26 noviembre; Xinhua, 7 noviembre).

Durante la conferencia de prensa mantenida al día siguiente del Sexto Pleno, Deng Maosheng, un antiguo funcionario de la Oficina general del PCC puntualizó que en el Partido no hay normativas precisas respecto a la edad de jubilación para los funcionarios de alto rango. Deng afirmó que la convención qishang baxia (七上八下, los funcionarios por encima de los 68 años de edad ya no pueden formar parte del PBSC) no fue más que “habladurías” (VOA Chinese, 1 noviembre; RTHK [Hong Kong], 30 octubre). Siendo que Wang tendrá 69 años cuando se celebre el 19no Congreso del Partido, la afirmación de Deng se ha convertido en una excusa perfecta para que Wang preste cinco años más de servicio al PBSC. Como si esto fuera poco, desde el 2014, el departamento para la organización central ha venido reiterando que para la promoción de cuadros prometedores no es necesario dar peso excesivo a la edad o a las tasas de crecimiento del PIB en sus jurisdicciones  (Nikkei Asian Review, 11 noviembre ; Xinhua, 2 septiembre 2014).

Hay muchas razones por las cuales Xi querría a Wang en el PBSC por lo menos hasta el 20mo Congreso del Partido en el 2022. Si bien en los últimos cuatro años el [tema del] “Corazón de la leadership” ha tenido un discreto éxito en lo que se refiere a aunar una facción ligada a Xi Jinping, ésta aún no puede ser parangonada a la facción de Shanghái (guiada por el ex presidente Jiang Zemin) ni a la facción de la Liga de jóvenes comunistas (encabezada por el ex presidente Hu Jintao) en término de números, influencia o cobertura geográfica. El hecho de compartir recursos entre las facciones de Xi y Wang implica que Xi tendrá mayores posibilidades de promover a miembros de estas dos pandillas “leales” al Comité central y al Politburó que será lanzado en el 19no Congreso del Partido.

 

Conclusión

Como conclusión, el “fenómeno Wang Qishan” no hace esperar bien del avance del “Estado de derecho con características chinas”. El CCDI se ha convertido en uno de los “feudos” más poderosos del Partido. Sus actividades contra la corrupción, si bien son aplaudidas por los ciudadanos comunes, son llevadas adelante por fuera del marco de legalidad nacional. La comisión tampoco está sujeta al control de ninguna Asamblea nacional del pueblo [el parlamento chino] ni de la Corte Suprema del pueblo (Hong Kong Economic Journal, 10 octubre; Apple Daily [Hong Kong], 30 junio 2014). La posibilidad de que Wang pueda desafiar normas bien establecidas, como el alcance de la edad jubilatoria, es otro duro golpe a las reformas institucionales emprendidas por el patriarca  Deng Xiaoping a principios de los años ’80.

De la misma manera, los cuadros liberales y los intelectuales temen que Xi continúe confiando en el arma de la anticorrupción, empuñada por el poderosísimo CCDI de Wang, para intimidar y eliminar a los opositores del implacable y auto-exaltado  “Corazón de la  leadership”. Pero semejante táctica minaría su vuelco a un Estado de derecho. La campaña anticorrupción ha inflado la popularidad de Xi, y la alianza estratégica entre él y Wang parece ser estable. Por ahora, ambos grupos necesitan el uno del otro. Pero el creciente poder de Wang, al final podría convertirlo en una amenaza.

 

Notas

  • Entrevista del autor a dos funcionarios de Beijing cercanos al ministerio de la supervisión y a la comisión central para la inspección disciplinaria; 25 y 30 de noviembre.

Ver más en: https://jamestown.org/program/emergence-wang-qishan-faction/#sthash.FSwxs2n7.dpuf

 

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