El nuevo obispo de Changzhi y las muchas voces en el diálogo entre China y el Vaticano
La ordenación se llevará a cabo el 10 de noviembre en la Catedral. El obispo había sido nombrado por la Santa Sede hace al menos dos años. Pero él estaba esperando la luz verde de Beijing. Una situación similar ocurre en Chengdu. El temor por la presencia de obispos excomulgados. La reconciliación con obispos ilegales y oficiales no se da como un gesto político, pero depende de procedimientos personales y canónicos. La reunión entre la delegación de China y la del Vaticano no es "inminente".
Roma (AsiaNews) - El próximo 10 de noviembre, la diócesis de Changzhi (Shanxi) tendrá un nuevo obispo. Mons. Peter Ding Lingbin será ordenado en la catedral, dedicada a San Pedro y San Pablo.
La Diócesis de Changzhi, con una población de 3,5 millones de habitantes, fue fundada en el año 1946. Sin embargo, la Iglesia está presente desde 1830 y era parte del Vicariato Apostólico de Shansí, evangelizada por los franciscanos. En la actualidad cuenta con 51 sacerdotes, 22 seminaristas, que prestan servicio a más de 50 mil fieles.
Sacerdotes y laicos se han encargado de la preparación y se apresuran porque la vía y la fecha de la ceremonia se confirmaron hace tan sólo unos días. Pero el nombramiento del Vaticano de Mons. Ding fue dado hace al menos dos años.
Algunos comentaristas han querido ver en esta ordenación una “vía” de los acuerdos alcanzados entre Beijing y Roma en lo que hace al nombramiento de obispos, un primer fruto del diálogo entre China y el Vaticano, un signo de un acuerdo alcanzado sobre el nombramiento de los pastores. De hecho, el obispo, que ya había sido nombrado por la Santa Sede, estuvo esperando la oportunidad de ser ordenado y establecerse oficialmente en la diócesis. El demora se debe a la espera del permiso de Beijing.
Lo mismo puede decirse del futuro obispo de Chengdu (Sichuan), Mons. Joseph Tang Yuange. Él, también, fue designado por la Santa Sede hace mucho tiempo y ha estado esperando las mejores condiciones para ser ordenado. A pesar de que algunos medios de comunicación en China dicen que su ordenación será a fin de este año, aún no es segura la fecha ni la hora. Otros observadores de la Iglesia en China dicen que la demora obedece a la cautela, a fin de evitar que en la ceremonia de ordenación estén presentes obispos ilícitos y excomulgados.
Desde el día de su elección, Francisco ha multiplicado los signos de estima por el pueblo chino y el Presidente Xi Jinping. Al mismo tiempo, ha reanudado el diálogo entre Beijing y la Santa Sede, que estuvo interrumpido durante casi 10 años. En la actualidad, las delegaciones de las dos partes se reúnen con una cierta periodicidad (cada tres meses) y están estudiando, ante todo, un acuerdo sobre el nombramiento de obispos. A su regreso de Azerbaiyán hace algunas semanas, al tiempo que expresó su optimismo sobre el viaje, el pontífice mismo ha declarado que el recorrido es largo y lento: "Las cosas con calma - dijo - van bien, siempre. Las cosas con prisa no van bien".
A pesar de la sincera confesión de Francisco, diversos medios de comunicación en Italia, en China y en todo el mundo siguen escrutando cada paso, escuchando a todas las voces y concluyen que "el acuerdo es inminente".
Para confirmar esta "inminencia", se cita el hecho de que "al fines” de octubre habrá una reunión de las dos delegaciones para ultimar los últimos detalles del acuerdo.
Sin embargo, fuentes de AsiaNews en China y otras cercanas al Vaticano dijeron que esta reunión no se hará, y que la misma está programada para más adelante. La Oficina de Prensa de la Santa Sede no ha comentado esta noticia, pero el 22 de octubre emitió un comunicado que indica que del 24 al 26 de Octubre "se llevará a cabo en el Vaticano la sexta reunión del Grupo de Trabajo entre la Santa Sede y la República Socialista de Vietnam, con a fin de desarrollar y profundizar las relaciones bilaterales entre las dos partes". Parece poco probable que más o menos en los mismos días haya dos grupos de trabajo sobre dos temas muy sensibles.
Algunos optimistas podría incluso imaginar que el Vaticano lo hace a propósito, para mantener unidos los grupos de trabajo de modo de que Vietnam (que aceptó un nuncio no residente) pueda darle una mano para resolver los problemas con China. Pero, por ahora, las relaciones entre Hanói y Beijing no son buenas, ya que están divididos en lo que respecta a la soberanía de las islas en el Mar de China meridional. Además, hoy ha comenzado el pleno del Partido en Beijing y todas las cuadros están en China con sus miras puestas en las decisiones que habrán de surgir.
En cualquier caso, los elementos en el acuerdo "inminente" sacuden profundamente a los cristianos que pertenecen a la comunidad subterránea (no oficial), que se sienten olvidados y puestos de lado en estos diálogos. Temen que el Vaticano, en un afán por lograr resultados, esté dispuesto a compromisos que contaminen la fe católica.
Uno de los compromisos temidos es la reconciliación con los ocho obispos ilícitos (incluyendo tres excomulgados oficialmente). Los rumores de los últimos días dicen que el Vaticano podría reconocer a cuatro de ellos: Ma Yinglin de Kunming (Yunnan); Guo Jincai de Chengde (Hebei); Yue Fusheng de Harbin (Heilongjiang); Tu Shihua de Puqi (Hunan).
Si bien es cierto que China está presionando por el reconocimiento de los ocho obispos, también es cierto que la Santa Sede sigue actuando en un verdadero y personal camino de reconciliación, que implica una petición de perdón por el obispo excomulgado, un juicio de parte del Papa y un gesto de disculpa pública del obispo por haber escandalizado a los fieles.
Para la Santa Sede, dicho proceso no se puede concluir haciendo borrón y cuenta nueva, sino que debe cumplirse con los tiempos y los caminos para cada uno de los obispos implicados. Algunos de estos pastores durante años han presentado su petición de perdón, pero el Vaticano se ha reservado el derecho de investigar más a fondo su situación. Esto significa que es poco probable que su reconciliación con el Papa suceda "hacia fin de año". En cualquier caso, este proceso no se vincula en absoluto con la realización de un diálogo entre China y el Vaticano, sino con el viaje espiritual y humano de cada uno de ellos. En un artículo difundido el pasado 4 de agosto, firmado por el card. John Tong de Hong Kong y en el cual se explican los criterios y las modalidades con los cuales se está procediendo en el diálogo entre China y la Santa Sede, el cardenal declaró: "Los obispos del continente que aún no han sido legitimados debieran, siguiendo las condiciones requeridas para un obispo legítimo, ser reconocidos por la Santa Sede". Por lo tanto, el reconocimiento se da solamente "siguiendo las condiciones requeridas" y no como el resultado de un acuerdo político.
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