El futuro de Rusia pasa por el Ártico
El derretimiento de los glaciares dejará a disposición varios sectores de la plataforma continental en el Ártico. Y después de la guerra los efectos del cambio climático en esta zona del mundo se convertirán en el principal tema de diálogo, incluso con aquellos que hoy quieren excluir a Rusia de la comunidad internacional.
Moscú (AsiaNews) - Frente a un futuro incierto de crisis económica y aislamiento internacional debido a la guerra en Ucrania, Rusia ve, por el contrario, una perspectiva de grandes beneficios relacionados con el cambio climático, que hacen cada vez más crucial la explotación del gran norte de Siberia y del Ártico. Desde hace unas semanas se encuentra en marcha un proyecto encabezado por el ex responsable de la sección rusa de Transparency International, Ilja Shulmanov, quien junto con un grupo de expertos ha iniciado las investigaciones del programa Arctida, destinado a los beneficiarios de la política rusa para las regiones del techo del mundo.
Se han puesto bajo observación las actividades de algunos cientos de personas -funcionarios, militares y empresarios- que hacen efectiva la presencia rusa en el Ártico. Por otra parte, no hay expertos en ecología entre ellas, sino que todo está en manos de la política y las decisiones estratégicas, como explica Shulmanov en una entrevista con Novaja Gazeta Evropa: "Cada grupo trabaja en función de sus intereses específicos y Rusia puede convertirse en uno de los principales beneficiarios del cambio climático, porque con el calentamiento global se plantea la posibilidad de abrir nuevas rutas marítimas en el Ártico. Esto supondría un cambio radical en la logística y reduciría muchísimo las distancias. Por ejemplo, más de un 30% entre China y Europa". Lo que, obviamente, influiría en los precios de las mercaderías que se transportan.
El derretimiento de los glaciares también dejará disponibles varios tramos de la plataforma continental del Ártico, sin contar que el 30% de las reservas de gas aún no descubiertas y el 13% del petróleo se encuentran precisamente en la zona ártica. Otros grandes intereses en juego son en el campo militar: si Finlandia, al entrar en la OTAN, levanta una barrera armada contra Rusia, ésta se podría "eludir" desde arriba. A los países escandinavos, aunque situados en las fronteras del Ártico, no se los considera usuarios, mientras que Rusia ocupa la mayor parte del territorio (53%), frente a Dinamarca con Groenlandia, Canadá y EE.UU. con Alaska, además de varios grupos de islas rusas, estadounidenses y canadienses.
La mayoría de los proyectos de Rusia en el Ártico cuentan con el apoyo directo o indirecto del presupuesto estatal, con inversiones crecientes en todos los sectores. La presencia rusa dominante en la zona permite a Moscú tomar decisiones autónomas y al mismo tiempo bloquear las iniciativas de otros países. Shulmanov cree que después de la guerra el Ártico se convertirá en el principal tema de diálogo, incluso con aquellos que hoy quieren excluir a Rusia de la comunidad internacional, "porque aquí no puede haber enfrentamientos, es una cuestión que concierne a la vida de todo el planeta".
De hecho, la guerra interrumpió una colaboración internacional bastante activa. Se había creado incluso un Consejo Ártico que Rusia debía presidir entre 2021 y 2023, y que no se pudo concretar. En estos dos años la parte rusa han seguido organizando manifestaciones públicas y otras iniciativas que debería haber llevado a cabo el programa del Consejo, y en otros países existen grupos similares de expertos e instituciones involucradas que a su vez proponen diversos programas, por lo menos en aspectos que no conciernen directamente a Rusia.
El mismo Putin ha hecho numerosas proclamas en los últimos meses sobre la "Ruta del Mar del Norte" y sobre los muchos proyectos relacionados con ella, y recientemente ha insistido en la prioridad de "limpiar" el Ártico de todos los desechos que dejan las actividades humanas. Los primeros llamados a ocuparse del problema son los gobernadores rusos de las regiones más septentrionales de la parte europea de la Federación: las de Murmansk, Nenetsk, Karelia y Jamalo, en el extremo de los Urales. Este sector noroccidental ha sido durante mucho tiempo el más activo en las relaciones económicas y políticas con Europa, y un "giro hacia Asia" en relación con el derretimiento de los hielos no parece factible a corto plazo.
Foto: Flickr/NOAA Photo Library
10/01/2022 10:45
16/06/2020 16:15