El dolor del Papa por los niños y las familias asesinados en Gaza: '¿Qué tienen que ver con la guerra?'
En la audiencia general de hoy, recordó a las 150 personas inocentes "ametralladas" ayer en el norte de Gaza por los ataques israelíes. Pidió una vez más que se rece por la paz en Ucrania, Palestina, Israel, Myanmar y Kivu del Norte: "En la guerra nadie gana". Catequesis sobre la Confirmación: "Que no sea un sacramento de despedida, sino de participación activa en la Iglesia".
Ciudad del Vaticano (AsiaNews) – "150 personas inocentes". El Papa recordó con incredulidad a las "primeras víctimas" de las guerras - "ayer he visto que las ametrallaban" - al terminar la audiencia general en la plaza de San Pedro de Roma. "¿Qué tienen que ver los niños con la guerra? ¿Las familias?", preguntó. Sólo ayer, más de 143 personas murieron en Gaza, la mayoría en la ciudad de Beit Lahiy, como consecuencia de los ataques israelíes. Una nueva masacre se está consumando mientras la expulsión de la UNRWA por parte de Israel pone la distribución de la ayuda humanitaria en una dificultad extrema. En cinco semanas en territorio libanés, denuncia Save the Children, mataron a más de 100 niños.
"Recemos por la paz", invitó incansablemente, una vez más, el Papa Francisco a los numerosos fieles reunidos en el sugestivo escenario encerrado por la columnata de Bernini, pero a su vez conectado con todo el mundo. "La guerra está creciendo. Pensemos en los países que tanto sufren. Ucrania, Palestina, Israel, Myanmar, Kivu del Norte y tantos países que están en guerra". "Recemos por la paz", volvió a repetir. "La paz es un don del Espíritu y la guerra siempre, siempre, siempre, es una derrota. En la guerra nadie gana, todos pierden", dijo el último miércoles de octubre, un día claro y soleado en Roma - "Pido disculpas por leer tan mal, pero con el sol en los ojos no es fácil", dijo el papa Francisco, levantando la vista de las hojas con el texto de la catequesis. "Recemos por la paz, hermanos y hermanas", repitió como una incansable letanía.
Durante el saludo a los fieles y peregrinos de lengua italiana, como acostumbra, Bergoglio dedicó un pensamiento a los jóvenes, a los ancianos, a los enfermos y a los recién casados. Dirigiéndose a ellos, en vista de la solemnidad de Todos los Santos, que se celebra el viernes 1 de noviembre, dijo: "Los invito a vivir esta fecha del año litúrgico en el que la Iglesia quiere recordar un aspecto de su realidad: la gloria celestial de los hermanos y hermanas que nos han precedido en el camino de la vida y que ahora, en la visión del Padre, quieren estar en comunión con nosotros para ayudarnos a alcanzar la meta que nos espera".
En la catequesis que compartió al comienzo de la audiencia sobre el tema "Él nos ha ungido y nos ha puesto el sello" - después de la lectura en varios idiomas de un pasaje de los Hechos de los Apóstoles (Hch 8,14-17) - continuó el ciclo de enseñanzas sobre la relación entre el Espíritu Santo que guía al pueblo de Dios y la Iglesia. Se refirió entonces al sacramento de la Confirmación, que "es, por excelencia, el Sacramento del Espíritu Santo". Y este "llega a nosotros sobre todo a través de dos canales: la Palabra de Dios y los Sacramentos".
El pasaje de los Hechos de los Apóstoles presenta un "episodio significativo". Pedro y Juan van de Jerusalén a Samaria para encontrarse con los que habían aceptado la Palabra de Dios. "Entonces les impusieron las manos y recibieron el Espíritu Santo", dice la lectura. Es una acción que da al Espíritu el significado de "el sello real con el que Cristo marca a sus ovejas". Ese rito - la unción - con el tiempo se ha consolidado como sacramento por derecho propio. "Entonces, si el Bautismo es el sacramento del nacimiento, la Confirmación es el sacramento del crecimiento", explicó el Papa Francisco. El riesgo que hoy existe es que esta etapa del camino de la fe se convierta en el "sacramento de la partida". "Se dice que es el sacramento de la despedida, porque una vez que los jóvenes lo reciben, se van, y después vuelven para casarse. Eso dice la gente, pero hay que convertirlo en el sacramento de la participación, de la participación activa en la vida de la Iglesia".
Es un objetivo que parece imposible, pero no debemos dejar de intentarlo. En efecto, "no será así para todos los confirmandos, niños o adultos, pero es importante que lo sea al menos para algunos, que después serán los animadores de la comunidad", dijo el Santo Padre. La Confirmación se configura como un pasaje que involucra no sólo a los niños, sino también a todas las personas que los acompañan, "todos nosotros y en todo momento". Por eso, junto con la unción se entrega el "anticipo del Espíritu". "Debemos usar este anticipo, gustar estas primicias, no enterrar bajo tierra los carismas y talentos que hemos recibido", dijo el Santo Padre. Y refiriéndose a la apertura de la Puerta Santa en el Vaticano el 24 de diciembre, que inaugurará el Jubileo Ordinario, concluyó: "¡Este es un hermoso hito para el Año Jubilar! Para remover las cenizas de la costumbre y la desconexión, para convertirse, como los que llevan la antorcha en los Juegos Olímpicos, en portadores de la llama del Espíritu. ¡Que el Espíritu nos ayude a dar algunos pasos en esta dirección!".
15/05/2019 15:12
01/03/2024 13:37
29/11/2022 12:13