El ataque contra al-Qurayshi y la lucha entre facciones islamistas en la región de Idlib

de Marta Ottaviani

La operación estadounidense que condujo al asesinato del sucesor de al-Baghdadi se basó en información detallada sobre el terreno. La colaboración de Ankara es segura, pero también de otros grupos yihadistas que tenían interés en eliminarlo. Periodista sirio experto en la región: "Los salafíes de Hayat Tahrir al-Sham pueden haber proporcionado información pero nunca lo admitirán". El precio de estos enfrentamientos lo paga la población civil.

Milán (AsiaNews) - Una guerra entre facciones en el norte de Siria, un presidente estadounidense que debe recuperar terreno y un aliado poco confiable que, por una vez, puede haberse mostrado dispuesto a colaborar. Estos son los principales factores que condujeron a la muerte de Abu Ibrahim al-Hashimi al-Qurayshi, el sucesor de al-Baghdadi al frente de lo que queda del Estado Islámico quien, según la última versión difundida por la administración estadounidense, se inmoló junto con su familia, entre ellos su esposa y sus dos hijos, antes de que las fuerzas especiales estadounidenses lograran penetrar en su escondite, del que nunca salía. El terrorista es considerado responsable del genocidio de los yazidíes de 2014, pero, recordemos, también del ataque a la cárcel de Ghwayran en Hasaka, controlada por los kurdos, cuyo objetivo era liberar a algunos líderes del ISIS que estaban recluídos en esa estructura.

A diferencia de al-Baghdadi, al-Qurayshi era un líder que mantuvo un perfil extremadamente bajo. Hombre reservado, nunca aparecía en público y no salía de casa excepto para ir a la azotea del edificio donde vivía, no lejos de la ciudad de Atmet, en la frontera de las provincias de Alepo e Idlib y a pocos kilómetros de la frontera turca. La operación estadounidense, según el portavoz del Pentágono John Kirby, habría sido lo más limitada posible y no se efectuaron ataques aéreos para limitar la posibilidad de involucrar civiles. Los 50 soldados de las fuerzas especiales también consiguieron evacuar a 12 personas del edificio antes de que el líder de ISIS se inmolara.

La administración Biden dio a conocer de inmediato el éxito de la misión, que de alguna manera necesitaba. El presidente estadounidense sigue en el ojo de la tormenta por la retirada de Afganistán. Sin embargo, queda por ver cómo resultó posible llevara a cabo esta operación.

La zona de Idlib está controlada principalmente por el Free Syrian Army protegido por Turquía, pero según observadores internacionales allí también anidan elementos relacionados con varios grupos islámicos. Fuera de Idlib hay una guerra entre facciones. Está Al-Qaida, que aquí tiene muchas bases operativas, está el Isis y también hay otros grupos yihadistas, enemigos de Daesh pero igualmente peligrosos.

Puede que haya sido uno de estos actores quien diera información a los estadounidenses, dado que, casi con seguridad, también hubo coordinación con Ankara para el apoyo logístico..

“Todavía resulta difícil comprender quién pudo haber pasado la información a los estadounidenses”, dijo a AsiaNews Sultan Alkani, un periodista sirio experto en la región. Sin embargo, tengamos en cuenta que Estados Unidos tenía información muy detallada que solo podía provenir de la zona de Idlib». No hay, por lo tanto, ninguna certeza, pero sí un posible actor clave: Hayat Tahrir al-Sham, una organización militar salafista.

«No podemos estar seguros de que hayan sido ellos -prosigue Alkani-. Pero no hay duda de que la eliminación del Isis redundaría en beneficio de los intereses de Hayat Tahrir al-Sham y de que es uno de los pocos que tienen un conocimiento profundo de ese territorio. De todos modos, será difícil saber si fueron ellos. Haber transmitido esa información a la coalición les supondría una grave vergüenza ante sus seguidores».

La eliminación de Abu Ibrahim al-Hashimi al-Qurayshi también es conveniente para Turquía, porque ocurrió fuera de las zonas de su estricto control, pero las tensiones entre los distintos grupos de la zona están sometiendo a una dura prueba al ELS, que cuenta con el apoyo de Ankara. El peso de toda esta situación recae sobre la población civil que, además de encontrarse en medio de esta lucha entre facciones, también paga las consecuencias de la devaluación de la lira turca, adoptada como moneda paralela desde hace dos años, y de las condiciones de vida cada vez más difíciles.