El Patriarcado de Moscú se opone a la unión de Roma y Constantinopla

de Vladimir Rozanskij

Ayer se celebró un encuentro entre el Papa y la delegación del Patriarca Ecuménico de Constantinopla. Los ortodoxos rusos siempre han cuestionado el primado de Bartolomé. Kremlin: Occidente quiere el "cisma de los ortodoxos" y pretende imponer una doctrina según la cual "hasta Jesucristo era bisexual".

Moscú (AsiaNews) – Con motivo de la solemnidad de los santos Pedro y Pablo, ayer tuvo lugar la tradicional visita de la delegación constantinopolitana a Roma, encabezada por el metropolitano de Francia, Emmanuel (Adamakis). El Papa Francisco expresó el deseo de impulsar las relaciones entre católicos y ortodoxos, lo cual provocó una reacción resentida del Patriarcado de Moscú. El metropolitano ruso Hilarión (Alfeyev), jefe del Departamento de Relaciones Exteriores de la Iglesia rusa, declaró que "la Iglesia ortodoxa rusa no aceptará la unión de ortodoxos y católicos por iniciativa del patriarca Bartolomé de Constantinopla, que pretende erigirse en amo y señor de los destinos de la ortodoxia".

Hilarión intervino después de que un portal ortodoxo difundiera una entrevista al nuevo metropolitano de Italia, Policarpio (Stavropoulos), publicada por Vatican News. En ella, el prelado afirma que los gestos del Patriarca Ecuménico Bartolomé y del Papa "van en la dirección de la plena unidad", y pronosticó resultados positivos en este camino, que ya se habría alcanzado en la conciencia de los fieles.

Los rusos siempre han cuestionado la autoridad "del primado" de Constantinopla sobre el resto de la Ortodoxia. En los últimos años, el conflicto se agravó hasta culminar en el actual cisma, a causa de la autocefalia de la Iglesia ucraniana, no reconocida por Moscú.

Posteriormente, el metropolitano Hilarión participó en el programa televisivo “La Iglesia y el mundo”, que él mismo creó y se transmite por el canal de televisión Rossija-24, incluso fuera de Rusia. Durante un bloque del programa reiteró que "en el último tiempo, el Patriarca de Constantinopla ha decidido que tiene derecho a tomar cualquier decisión de forma autónoma, sin el acuerdo de las demás Iglesias ortodoxas locales y sin resolver las numerosas cuestiones pendientes en el diálogo católico-ortodoxo". Aún cuando firme cualquier papel para decir que todo está en orden, para nosotros esto no tendrá ningún valor".

En la última década, los rusos se retiraron de todas las comisiones de diálogo católico-ortodoxo, justamente por estar en polémica con el "papismo constantinopolitano", -según palabras de Hilarión, por el que "se intenta importar a la ortodoxia el modelo católico de jerarquía y administración". El diálogo se estancó en los últimos años, al afrontar la cuestión de las diferentes formas de primado en la historia de la Iglesia, un tema del que los rusos no quieren ni oír hablar.

El ministro de Relaciones Exteriores de Rusia Sergei Lavrov alimentó la polémica: acusó a todo Occidente -y especialmente a Estados Unidos- de apoyar, con diversas estrategias, el "cisma entre los ortodoxos", y de querer imponer una doctrina según la cual "hasta Jesucristo era bisexual". Las declaraciones del ministro fueron publicadas el 28 de junio en la sección "Rusia y la política global" de Kommersant, una voz autorizada en el tema.

Sin aludir a casos concretos, Lavrov sostiene que en las escuelas occidentales "se intenta inculcar a los niños la creencia de que Jesús era bisexual”. “Los pocos políticos equilibrados que intentan proteger a los niños de la agresiva propaganda LGBT chocan con las protestas de la Europa ilustrada". Según el jefe de la diplomacia rusa, "se está produciendo un ataque a los fundamentos de todas las religiones del mundo y al código genético de las grandes civilizaciones de nuestro planeta".

Cabe mencionar que el 25 de junio el Ministerio de Asuntos Exteriores ruso salió en apoyo del ministro y subrayó que las embajadas de Australia, Canadá, Nueva Zelanda, Islandia, Gran Bretaña y Estados Unidos se habían pronunciado mancomunadamente a favor del "mes del orgullo LGBT": una defensa de los derechos humanos incluidos en la Declaración Universal de las Naciones Unidas, que ahora Rusia pretende impugnar.