El Papa llegó a Ulan Bator. Prohíben viajar a los obispos chinos

Bienvenida en el aeropuerto Genghis Khan, mañana comienzan los encuentros oficiales. En el avión a los periodistas: "El silencio de este gran país nos hará bien". Durante el vuelo, se envió el telegrama a Xi Jinping: "Aseguro mis oraciones por el bienestar de China y pido por la unidad y la paz". A pesar del acuerdo con la Santa Sede, los obispos de Mongolia Interior y de las otras provincias de China continental no podrán estar presentes en el histórico acontecimiento de estos días.

Ulán Bator (AsiaNews) - El Papa Francisco llegó esta mañana a las 10 (cuando en Italia todavía eran las 4) al aeropuerto Genghis Khan de Ulan Bator para comenzar su viaje apostólico al país de las estepas hasta el lunes 4. Junto a la guardia de honor estuvieron presentes para recibirlo la Ministra de Relaciones Exteriores de Mongolia, Sra. Batmunkh Battsetseg, el Prefecto Apostólico, Card. Giorgio Marengo, y el obispo de Almaty, mons. José Luis Mumbiela Sierra, presidente de la Conferencia Episcopal de Asia Central.

Como estaba previsto, la ceremonia fue sencilla, sin discursos oficiales pero con un gesto significativo para la cultura local: una mujer vestida con el deel, el traje tradicional mongol, ofreció al pontífice una taza de yogur seco de yak, un alimento de la tradición local. Luego, el Papa Francisco se trasladó a la sede de la prefectura apostólica, donde descansará durante todo el día después del largo viaje: mañana por la mañana está prevista la ceremonia oficial de bienvenida en la céntrica plaza de Sükhbaatar, donde se destaca el monumento a Genghis Khan. A continuación tendrá lugar un encuentro con las autoridades y el cuerpo diplomático y posteriormente con la Iglesia local, en la catedral de los Santos Pedro y Pablo.

El Papa Francisco se refirió al significado de esta visita en el breve saludo a los periodistas durante el vuelo que partió de Roma ayer por la tarde. “Ir a Mongolia - observó - es ir a un pueblo pequeño en una tierra grande. Mongolia parece no tener fin y los habitantes son pocos, un pueblo pequeño con una gran cultura. Creo que nos hará bien - añadió - escuchar este silencio, tan largo y tan grande. Nos ayudará a entender lo que significa, pero no intelectualmente: entenderlo con los sentidos. Mongolia se entiende con los sentidos. Me tomo la libertad de decir que tal vez sería bueno escuchar un poco la música de Borodin (compositor ruso del siglo XIX, de origen georgiano, ndr), quien supo expresar lo que significa esta inmensidad y grandeza de Mongolia".

Como es habitual, durante el vuelo la Santa Sede envió telegramas de felicitación a los jefes de Estado de los países que ha sobrevolado (en este caso diez). Uno de ellos es la República Popular China, donde el avión cruzó por la conflictiva provincia de Xinjiang inmediatamente antes de ingresar al espacio aéreo de Mongolia. “Envío un saludo de buenos deseos a Su Excelencia y al pueblo chino mientras cruzo el espacio aéreo de su país de camino a Mongolia – dice Francisco en un texto casi idéntico al de todos los demás países -. Asegurándoles mis oraciones por el bienestar de la nación, invoco las bendiciones divinas de unidad y paz sobre todos ustedes". A este mensaje, el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores, Wang Wenbin, respondió en la rueda de prensa diaria que "China está dispuesta a seguir trabajando con el Vaticano para entablar un diálogo constructivo, mejorar el entendimiento y fortalecer la confianza mutua".

Por su parte, en estas horas la revista de los jesuitas estadounidenses, America, citando fuentes vaticanas informa que, a pesar de la invitación que les dirigió el cardenal Marengo, como a todas las Conferencias Episcopales de Asia, ningún obispo de China continental ha recibido permiso de las autoridades de Beijing para viajar a Ulán Bator con motivo de este acontecimiento histórico. Vale la pena recordar que en la vecina provincia china de Mongolia Interior reside una dinámica comunidad católica y que uno de sus obispos, Mons. Antonio Yo Shun, obispo de Jining, en 2019 fue el primero de los seis frutos del Acuerdo Provisional entre Roma y Beijing sobre el nombramiento de obispos (aunque en realidad ya había sido aprobado por la Santa Sede en 2010). En Ulán Bator estarán en cambio presentes el próximo cardenal Stephen Chow con una delegación de 30 católicos de Hong Kong y el obispo de Macao, mons. Stephen Lee Bun-sang.