15/01/2025, 14.34
VATICANO
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El Papa invitó en la audiencia a hacer compras conscientes en contra del trabajo infantil

En su encuentro con los peregrinos en el Aula Pablo VI, recordó los millones de niños expuestos a actividades peligrosas a pesar de su corta edad o que son secuestrados para trasplantes de órganos. Cercanía con la población del Estado de Kachin, en Myanmar, donde los deslizamientos de tierra han sembrado muerte y destrucción. "Recemos por la conversión del corazón de los fabricantes de armas".

 

Ciudad del Vaticano (AsiaNews) – “Ningún menor debe sufrir abusos. Incluso un solo caso ya es demasiado”, volvió a denunciar hoy el Papa Francisco en la audiencia de los miércoles, que tuvo lugar en el Aula Pablo VI. Con la voz todavía congestionada por el resfrío, el pontífice pronunció personalmente su reflexión que, como anunció la semana pasada, en este tiempo navideño está dedicada a los niños "los más amados por el Señor". Pero, "aún hoy, en el mundo - recordó el Pontífice -, cientos de millones de menores son obligados a trabajar, aunque no tengan la edad mínima para cumplir con las obligaciones de un adulto, y muchos de ellos están expuestos a trabajos particularmente peligrosos. Por no hablar de los niños que son víctimas de la trata para la prostitución o la pornografía, y de los matrimonios forzados”.

Francisco se centró especialmente en el flagelo del trabajo infantil: “Conozco un país en América Latina (Colombia, ndr.) – dijo en forma improvisada fuera dell texto escrito – donde crece una fruta especial, muy especial, llamada arándano. Para cosechar el arándano se necesitan manos tiernas, y obligan a los niños a hacerlo, los esclavizan desde pequeños para que hagan la recolección”. “La pobreza generalizada, la falta de herramientas sociales de ayuda a las familias, la marginalidad que ha aumentado en los últimos años junto con el desempleo y la precariedad laboral – comentó el Papa – son factores que hacen recaer sobre los más pequeños el precio más alto a pagar. En las metrópolis, donde la disparidad social y la degradación moral son cada vez más graves, hay niños empleados en el tráfico de drogas y en las más diversas actividades ilícitas. ¡Cuántos de estos niños hemos visto caer como víctimas sacrificiales!

Después contó la historia de Loan Danilo Peña, un niño de cinco años de la provincia de Corrientes, en el norte de Argentina, de quien no se sabe nada desde junio pasado. “Fue secuestrado y nadie sabe dónde está - comentó el pontífice-. Y una de las hipótesis es que se lo llevaron para extraerle órganos, para hacer trasplantes. Y esto ocurre. Ustedes ya lo saben. ¡Esto ocurre! Algunos vuelven con una cicatriz, otros mueren. Por eso me gustaría recordar hoy a este pequeño, Loan. Nos cuesta reconocer –añadió Francisco–  la injusticia social que lleva a dos niños, que quizá viven en el mismo barrio o bloque de apartamentos, a tomar caminos y destinos diametralmente opuestos, porque uno de ellos nació en una familia desfavorecida. Una fractura humana y social inaceptable: entre los que pueden soñar y los que deben sucumbir. Pero Jesús nos quiere a todos libres y felices.

Frente a estas plagas tan generalizadas ¿qué puedo hacer yo? "En primer lugar - respondió el pontífice - deberíamos reconocer que, si queremos erradicar el trabajo infantil, no podemos ser sus cómplices. ¿Y cuándo lo somos? Por ejemplo, cuando compramos productos que emplean mano de obra infantil. ¿Cómo puedo comer y vestirme sabiendo que detrás de esa comida o de esa ropa hay niños explotados, que trabajan en vez de ir a la escuela? Tomar conciencia de lo que compramos es un primer acto para no ser cómplices”. Pero también es necesario recordar a las instituciones, incluyendo las de la Iglesia, y a las empresas, su responsabilidad: "pueden marcar la diferencia dirigiendo sus inversiones a empresas que no utilicen ni permitan el trabajo infantil", afirmó Francisco, y también recordó a los periodistas "que cumplan su parte: pueden contribuir a crear conciencia sobre el problema y ayudar a encontrar soluciones. No tengan miedo: denuncien estas cosas”.

Por último, recordó el ejemplo de Santa Teresa de Calcuta, "madre de los niños más desfavorecidos y olvidados", y citó una oración en la que les dio voz: "Pido el derecho a ser un niño - escribió ella -, a ser esperanza de un mundo mejor. Pido poder crecer como persona. ¿Puedo contar contigo?".

Al terminar la catequesis, el Papa quiso expresar su cercanía a la población del Estado de Kachin, en Myanmar, donde un deslizamiento de tierra en la ciudad de Hpakant, en una zona minera, arrasó cerca cincuenta casas, dejó al menos a 12 personas muertas y otras muchas desaparecidas y provocó cuantiosos daños. “Estoy cerca de la población afectada por este desastre - dijo - “y rezo por los que perdieron la vida y por sus familias. Que no falte a estos hermanos y hermanas que están en dificultad la ayuda y la solidaridad de la comunidad internacional”.

El pensamiento del Papa se dirigió también hoy a Myanmar, junto con Israel y Palestina, a la atormentada Ucrania y a Sudán, recordando a los países en guerra, por los cuales exhortó a seguir rezando para pedir la paz. “La guerra siempre es una derrota”, insistió, e invitó hoy a rezar especialmente “por la conversión del corazón de los fabricantes de armas, porque con sus productos ayudan a matar”.

Finalmente hoy se vivió un momento de fiesta en el Aula Pablo VI cuando los artistas de un circo que se encuentra estos días en Roma actuaron brevemente delante del Papa y de los peregrinos. “El trabajo del circo es un trabajo humano, un arte, que requiere mucho esfuerzo”, dijo Francisco elogiando su espectáculo.

 

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