El Papa encomendó a la Virgen el sufrimiento del pueblo ucraniano

Las palabras de Francisco en el Regina Caeli del Domingo del Buen Pastor, cuando la Iglesia celebra la Jornada Mundial de las Vocaciones. Recordó también a las madres

Ciudad del Vaticano (AsiaNews) - “Precisamente a esta hora muchos fieles están reunidos en torno a la venerada imagen de María en el Santuario de Luján. Espiritualmente arrodillado delante de la Virgen, le encomiendo el ardiente deseo de paz de tantas poblaciones que en distintas partes del mundo están sufriendo la desgracia sin sentido de la guerra". Con estas palabras el Papa concluyó la oración mariana del Regina Caeli, que rezó junto con 20 mil personas reunidas esta mañana en la Plaza de San Pedro.

A la Santísima Virgen le presento especialmente los sufrimientos y las lágrimas del pueblo ucraniano - dijo Francisco -. Frente a la locura de la guerra, sigamos, por favor, rezando cada día el Rosario por la paz. Y recemos por los responsables de las Naciones, para que no pierdan “el olfato del pueblo”, que quiere la paz y sabe bien que las armas no la traen nunca”. El Papa recordó también a las víctimas de la explosión que se produjo el 6 de mayo en un gran hotel de la capital de Cuba, La Habana, que causó cerca de 30 muertos y 70 heridos.

El Papa se refirió luego a la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones que se celebra hoy: "Este es el día en el que todos debemos sentirnos, como bautizados, llamados a seguir a Jesús, a decirle sí, a imitarlo para descubrir el alegría de dar la vida para servir al Evangelio con alegría y entusiasmo”. Como ejemplo en este camino, el pontífice citó a María Agostina Rivas López, conocida como Aguchita, religiosa de la Congregación de Nuestra Señora de la Caridad del Buen Pastor que fue asesinada por odio a la fe en 1990 y beatificada ayer en Perú: “Esta heroica misionera, aún sabiendo que arriesgaba la vida, siempre se mantuvo cerca de los pobres, especialmente de las mujeres indígenas y campesinas, dando testimonio del Evangelio de la justicia y de la paz”.

Cuando comentó el Evangelio del día (cf. Jn 10, 27-30), antes de rezar el Regina Caeli, el Papa habló sobre el vínculo que hay entre el Señor y cada uno de nosotros, representado por la imagen de las ovejas que escuchan el voz del Buen Pastor. Señaló entonces la importancia de los verbos "escuchar", "saber" y "seguir". “La iniciativa siempre viene del Señor - dijo Francisco -, todo parte de su gracia, es Él quien nos llama a la comunión con Él. Pero esta comunión nace si nosotros nos abrimos a la escucha”. Escuchar significa disponibilidad, significa docilidad, significa tiempo dedicado al diálogo", en este tiempo en que estamos siempre apurados y tenemos dificultad para escucharnos entre nosotros en cualquier ambiente. “Preguntémonos hoy si somos hijos de la escucha - exhortó el Papa -, si encontramos tiempo para la Palabra de Dios, si damos espacio y atención a nuestros hermanos y hermanas”. Porque el que escucha a los demás escucha también al Señor y puede hacer la experiencia de ser escuchado por Él en sus oraciones.

“Escuchar a Jesús se convierte así en el camino para descubrir que Él nos conoce" –prosiguió Francisco–. Conocer en sentido bíblico también significa amar y eso quiere decir que el Señor, mientras “lee en nuestro interior”, nos ama, no nos condena”. El Papa explicó que Jesús busca una intimidad con cada uno de nosotros para hacernos comprender que somos amados por Él y por eso nunca estamos abandonados a nosotros mismos. El pontífice invitó a preguntarse si, después de haber experimentado su ternura, hemos cambiado de opinión acerca de Él.: “¿Sigo pensando que es un Dios lejano y distante, indiferente a lo que me pasa, o siento que es mi buen pastor, que me conoce y me ama?”.

Por último, el Papa Francisco reflexionó sobre la imagen de las ovejas que siguen a su pastor. “Y el que sigue a Cristo, ¿qué hace? Va donde Él va, por el mismo camino, en la misma dirección. Va a buscar a los que están perdidos, se interesa por los que están lejos, se toma en serio la situación de los que sufren”. De cada uno depende, entonces, dejarse amar por Jesús y pasar de amarlo a imitarlo, pidiéndole ayuda a la Virgen María. Al terminar el Regina Caeli, el Papa pidió un aplauso para todas las madres, porque hoy se celebra su fiesta en muchos países del mundo: “Para todas las madres vayan nuestra oración, nuestro cariño y nuestras felicitaciones”.