El Papa en el G7: 'No a las armas autónomas letales'. El abrazo con Modi
Discurso de Francisco en la sesión ampliada de la cumbre que se desarrolla en la Apulia bajo la presidencia italiana. La primera vez que un pontífice se encuentra con los "grandes de la Tierra". En el discurso dedicado al tema de la inteligencia artificial - una "herramienta fascinante y terrible" - llamó a salvaguardar la dignidad de cada ser humano también en este ámbito. En una de las cumbres bilaterales, el primer ministro de la India renovó su invitación al Papa para visitar su país.
Brindisi (AsiaNews)- Un discurso apasionante sobre la inteligencia artificial, una "herramienta fascinante y tremenda" que coloca a la política frente a decisiones cruciales para el futuro de la humanidad. El pedido concreto de prohibir las "armas letales autónomas", que se basan precisamente en estas nuevas fronteras tecnológicas. Y a continuación una larga serie de encuentros bilaterales con los grandes del mundo, incluidos los muy esperados con el recientemente confirmado primer ministro de la India, Narendra Modi, y el presidente ucraniano Volodymyr Zelensky. Estos fueron los momentos clave de la tarde que pasó hoy el Papa Francisco en la cumbre del G7 que se desarrolla en Borgo Egnazia, en Apulia, bajo la presidencia de turno del gobierno italiano.
El pontífice llegó en helicóptero procedente de Roma y participó en una sesión ampliada de los trabajos en la que, junto a los siete países miembros (Estados Unidos, Canadá, Alemania, Francia, Reino Unido, Italia y Japón) también participaron otros jefes de Estado y de gobierno y representantes de instituciones internacionales. Francisco mantuvo nueve coloquios individuales con varias personalidades. Además de Modi y Zelensky, el Papa se reunió con el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, el presidente francés, Emmanuel Macron, el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, el presidente de Kenia, William Samoei Ruto, el de Brasil Luiz Inácio Lula da Silva, el de Turquía Recep Tayyip Erdoğan y la directora general del Fondo Monetario Internacional Kristalina Georgieva.
Particularmente significativo para Asia fue el abrazo con el que el primer ministro indio Modi recibió al pontífice en la sala donde se desarrolla la cumbre. Era la segunda vez que Francisco y el líder nacionalista hindú se encontraban, después de la audiencia en el Vaticano en octubre de 2021, cuando el líder del BJP estaba en Italia para el G20. Esta misma tarde, en un tuit, Modi confirmó que había renovado la invitación a Francisco para que visite la India, que ya había formulado por primera vez hace tres años. "Admiro su compromiso de servir a las personas y hacer mejor nuestro planeta", escribió el primer ministro indio en X al comentar la imagen del abrazo. "Estoy muy contento con este encuentro - declaró desde Mumbai el cardenal Oswald Gracias, entrevistado por la agencia ANI -. Encuentros de este tipo son útiles y son una señal para todos de que el primer ministro respeta al Santo Padre y valora lo que tiene que decir. Esto demuestra una cierta comunidad e interés en trabajar por el bien del mundo".
Es la primera vez que un Papa participa en una sesión del G7. La ocasión estuvo dada por uno de los temas de la agenda: el uso cada vez más extendido de sistemas basados en la inteligencia artificial, que coloca también a los gobiernos en una encrucijada ética. El Papa Francisco ya había dedicado a este argumento su mensaje para la Jornada Mundial de la Paz el pasado 1 de enero. Y hoy - en Apulia, sentado a la mesa con los jefes de Estado y de gobierno de algunas de las potencias más importantes de la Tierra - ha vuelto a señalar su ambivalencia. La inteligencia artificial - observó - "por una parte, entusiasma por las posibilidades que ofrece; por otra, provoca temor ante las consecuencias que podrían llegar a producirse", "podría permitir una democratización del acceso al saber, el progreso exponencial de la investigación científica, la posibilidad de delegar a las máquinas los trabajos desgastantes; pero, al mismo tiempo, podría traer consigo una mayor inequidad entre naciones avanzadas y naciones en vías de desarrollo, entre clases sociales dominantes y clases sociales oprimidas, poniendo así en peligro la posibilidad de una “cultura del encuentro” y favoreciendo una 'cultura del descarte'".
Está en juego no sólo la cuestión del uso correcto, sino también la comprensión de las características particulares de esta herramienta. “Cuando nuestros antepasados afilaban piedras de sílex para hacer cuchillos - dijo Francisco - los usaron tanto para cortar pieles para vestirse como para eliminarse entre sí. Pero la inteligencia artificial es una herramienta aún más compleja. Puede adaptarse de forma autónoma a la tarea que se le asigne y, si se diseña de esa manera, podría tomar decisiones independientemente del ser humano para alcanzar el objetivo fijado". Esta dimensión, si no se regula y controla adecuadamente, puede acarrear graves consecuencias antropológicas. “Condenaríamos a la humanidad a un futuro sin esperanza - advirtió el pontífice - si quitáramos a las personas la capacidad de decidir por sí mismas y por sus vidas, condenándolas a depender de las elecciones de las máquinas. Necesitamos garantizar y proteger un espacio de control significativo del ser humano sobre el proceso de elección utilizado por los programas de inteligencia artificial. Está en juego la misma dignidad humana".
Es por eso que pidió que se prohíban las "armas letales autónomas", porque "ninguna máquina debería elegir jamás poner fin a la vida de un ser humano". Pero el Papa Francisco también citó otro ejemplo problemático: los programas diseñados para ayudar a los magistrados en las decisiones relativas a la concesión del arresto domiciliario a los presos que cumplen condena en una institución penitenciaria. "Se pide a la inteligencia artificial que prevea la probabilidad de reincidencia del delito cometido por un condenado a partir de categorías prefijadas" - explicó - pero se trata de un método que "puede llevar implícitamente la referencia a los prejuicios inherentes a las categorías de datos utilizados”, mientras que “por el contrario, el ser humano está siempre en evolución y es capaz de sorprender con sus acciones, algo que la máquina no puede tener en cuenta”.
Incluso la misma "inteligencia artificial generativa" - en la que hoy se basan herramientas como ChatGPT -, si no se orienta adecuadamente, conlleva no sólo "el riesgo de legitimar la difusión de noticias falsas y robustecer la ventaja de una cultura dominante", sino también el de “minar también el proceso educativo en su esencia (in nuce)”; porque "la educación, que debería dar a los estudiantes la posibilidad de una reflexión auténtica, corre el riesgo de reducirse a una repetición de nociones, que se considerarán cada vez más incontestables simplemente porque se las vuelve a presentar una y otra vez".
En síntesis, por lo tanto, se trata de volver a poner en el centro, incluso en las nuevas fronteras de la tecnología, la dignidad de la persona. “Por eso - recordó el Papa Francisco - acogí con satisfacción la firma en Roma, en 2020, de la Rome Call for AI Ethics [13] y su apoyo a esa forma de moderación ética de los algoritmos y de los programas de inteligencia artificial que he llamado “algorética”. Se trata de "una serie de principios que se revelan como una plataforma global y plural capaz de encontrar el apoyo de las culturas, las religiones, las organizaciones internacionales y las grandes empresas protagonistas de este desarrollo".
Pero todo esto no puede funcionar sin la acción política. Porque “la política es útil – reiteró Francisco – y su grandeza se muestra cuando, en momentos difíciles, se obra por grandes principios y pensando en el bien común a largo plazo". "Éste - concluyó - es precisamente el caso de la inteligencia artificial. Corresponde a cada uno hacer un buen uso de ella, y corresponde a la política crear las condiciones para que ese buen uso sea posible y fructífero".
14/12/2023 16:09