El Papa en el Ángelus: 'Que cada uno sea amado sin adjetivos'

Desde una soleada plaza de San Pedro se refirió a los mártires de hoy, que están sufriendo, y de esa manera "fecundan a la Iglesia". Rezó para que aquellos que desean la guerra "se conviertan a proyectos de diálogo y de paz". Con respecto al Evangelio del día: "Dios no discrimina a nadie porque ama a todos".

Ciudad del Vaticano (AsiaNews)- Después de rezar el Ángelus de hoy, último domingo de junio, en el que se recuerda a los santos primeros mártires de la Iglesia de Roma, el Papa Francisco afirmó que “también nosotros vivimos en tiempos de martirio, incluso más que en los primeros siglos". Recordó luego a los numerosos hermanos y hermanas que en el mundo sufren discriminación y persecución a causa de su fe. Más de 365 millones de cristianos son perseguidos en el mundo, según el informe anual de Open Doors. “Fecundando así a la Iglesia. Otros se enfrentan a un martirio "con guante blanco". Apoyémoslos con nuestra oración y dejémonos inspirar por su testimonio de amor a Cristo", dijo Bergoglio.

Este primer mes de verano también termina con una invocación para que pronto haya paz en los lugares azotados por la violencia. “En este último día de junio imploremos al Sagrado Corazón de Jesús que toque el corazón de aquellos que quieren la guerra, para que se conviertan a proyectos de diálogo y de paz”, pidió el obispo de Roma. Recordó entonces a los países que viven en la vorágine de conflictos y sufrimiento. “Hermanos y hermanas, no nos olvidemos de la martirizada Ucrania, Palestina, Israel, Myanmar y tantos otros lugares donde se sufre tanto a causa de la guerra”.

El Papa Francisco comenzó hoy su reflexión desde la ventana del Palacio Apostólico Vaticano con el comentario del Evangelio del día (Mc 5, 21-43). El pasaje del evangelista Marcos habla de dos milagros que realizó Jesús, que "parecen estar entrelazados". El primero se refiere a la curación de una mujer con hemorragia que toca su manto, el segundo es la resurrección de la hija gravemente enferma de Jairo, uno de los líderes de la sinagoga. Dos curaciones que se cuentan en un solo episodio. “Ambas suceden a través del contacto físico. De hecho, la mujer toca la túnica de Jesús y Jesús toma de la mano a la pequeña. ¿Por qué motivo es importante “tocar”?”, se preguntó el Pontífice. En primer lugar porque las dos mujeres se consideran "impuras", según la cultura de la época. “Antes incluso de la curación física, Él desafía una concepción religiosa equivocada, según la cual Dios separa a los puros por un lado y a los impuros por otro”, continuó. En efecto, Dios no separa a los hombres y la impureza no se refiere al cuerpo, sino que "proviene de un corazón impuro".

El Santo Padre invitó a los oyentes a aprender que "frente a los sufrimientos del cuerpo y del espíritu, frente a las heridas del alma, frente a las situaciones que nos abaten e incluso frente al pecado", Dios no mantiene alejados a los seres humanos, sino que, por el contrario: “Él se acerca para dejarse tocar y para tocarnos y siempre nos levanta de la muerte”. "Él no discrimina a nadie porque ama a todos", añadió Francisco. Al final del comentario compartió una serie de preguntas, para estimular la reflexión personal. Entre ellas: "¿Entramos en relación con los hermanos ofreciéndoles una mano para levantarse o nos mantenemos a distancia y etiquetamos a las personas en base a nuestros gustos y a nuestras preferencias?". “Les hago una pregunta: Dios, el Señor Jesús, ¿etiqueta a las personas? Que cada uno responda”, añadió Bergoglio. “Miremos al corazón de Dios, para que la Iglesia y la sociedad no excluyan, no excluyan a nadie, para que no traten a nadie como 'impuro', para que cada uno, con su propia historia, sea acogido y amado sin etiquetas, sin prejuicios, para que sea amado sin adjetivos".