El Papa en Mauricio: una conversión ecológica integral, que salve a las personas y el ambiente
En la isla donde conviven tradiciones culturales y religiosas diferentes, Francisco habla de una conversión que “no solo apunta a evitar terribles fenómenos climáticos o grandes desastres naturales, sino que también busca promover un cambio en los estilos de vida, de forma que el crecimiento económico pueda realmente beneficiar a todos, sin correr el riesgo de provocar catástrofes ecológicas o graves crisis sociales”.
Port-Louis (AsiaNews) – Que el crecimiento económico “vaya orientado a las personas” y cree oportunidades de trabajo, una promoción integral de los más pobres y apunte a una “conversión ecológica integral. Tal conversión no solo apunta a evitar terribles fenómenos climáticos o grandes desastres naturales, sino que también busca promover un cambio en los estilos de vida, de forma que el crecimiento económico pueda realmente beneficiar a todos, sin correr el riesgo de provocar catástrofes ecológicas o graves crisis sociales”.
Mauricio, última escala del viaje del Papa Francisco, es una realidad distinta de aquellas visitadas anteriormente, Mozambique y Madagascar. Basta pensar en su ingreso per cápita, 20 veces superior. Pero no solo eso la distingue: la población nació de las inmigraciones provenientes de África, la India, Pakistán, y en mucha menor medida, de Europa. Las religiones presentes son consecuencia de ello: hay hindúes, cristianos y musulmanes. Aún siendo diversas, las tradiciones culturales y religiosas viven, en términos generales, en absoluta paz. Un ejemplo y un modelo de convivencia que, como es natural, Francisco elogió en el discurso pronunciado esta tarde frente a las autoridades, la sociedad civil y el cuerpo diplomático, en el encuentro que siguió a los coloquios en privado con el presidente interino de la República, Barlen Vyapoory, y con el Primer ministro, Pravind Kumar Jugnauth.
En su discurso, el Papa se refirió a la población local, subrayando no solo “el rostro multiforme en el plano cultural, étnico y religioso”, sino también y sobre todo, “la belleza que deriva de vuestra capacidad de reconocer, respetar y armonizar las diferencias en función de un proyecto común. Así es toda la historia de vuestro pueblo, que nació con la llegada de migrantes provenientes de distintos horizontes y continentes, llevando consigo sus tradiciones, su cultura y su religión, y que han aprendido, poco a poco, a enriquecerse con las diferencias de los demás y a hallar el modo de vivir juntos, procurando construir una fraternidad atenta al bien común”. “En este sentido, tenéis una voz autorizada -porque se ha vuelto vida-, capaz de recordar que es posible lograr una paz estable a partir de la convicción de que «la diversidad es bella cuando acepta entrar constantemente en un proceso de reconciliación, hasta sellar una especie de pacto cultural que haga emerger una «diversidad reconciliada» (Exhort. ap. Evangelii gaudium, 230)”.
“El ADN de nuestro pueblo conserva la memoria de esos movimientos migratorios que han traído a vuestros antepasados a esta isla y que los llevaron a abrirse a las diferencias para integrarlas y promoverlas con miras al bien de todos. Es por eso que os aliento, siendo fieles a vuestras raíces, a aceptar el desafío de la acogida y la protección de los migrantes que hoy vienen aquí en busca de trabajo y, muchos de ellos, procurando mejores condiciones de vida para sus familias”. “Ocúpense de recibirlos de la misma manera que vuestros antepasados supieron acogerse mutuamente, como protagonistas y defensores de una verdadera cultura del encuentro, que permite a los migrantes (y a todos) ser reconocidos en su dignidad y en sus derechos”.
“Desde su independencia -continuó- vuestro país ha registrado un fuerte desarrollo económico, por el cual sin lugar a dudas debemos alegrarnos, pero permaneciendo al mismo tiempo vigilantes. En el contexto actual, suele suceder que el crecimiento económico no siempre beneficia a todos y deja de lado -por ciertas estrategias de su dinámica- a un cierto número de personas, especialmente a los jóvenes. Es por ello que quisiera alentaros a desarrollar una política económica orientada a las personas, que sepa privilegiar una mejor distribución de los ingresos, la creación de oportunidades de trabajo y una promoción integral de los más pobres (cfr Exhort. ap. Evangelii gaudium, 204). [Quisiera] alentaros a no ceder a la tentación de un modelo económico idolátrico que necesita sacrificar vidas humanas en el altar de la especulación, de la mera rentabilidad, y que solo tiene en cuenta el beneficio inmediato, en detrimento de la protección de los más pobres, del ambiente y de sus recursos. Se trata de seguir adelante con esa actitud constructiva que, como escribió el Card. Piat con ocasión del 50mo. aniversario de la independencia de Mauricio, empuja a incentivar una conversión ecológica integral. Tal conversión no solo apunta a evitar terribles fenómenos climáticos o grandes desastres naturales, sino que también busca promover un cambio en los estilos de vida, de forma que el crecimiento económico pueda realmente beneficiar a todos, sin correr el riesgo de provocar catástrofes ecológicas o graves crisis sociales”.
Al término del encuentro, el Presidente interino de la República invitó al Papa a visitar el jardín del palacio para bendecir (en la foto) algunos de los 200.000 árboles que serán plantados en recuerdo de la visita.
Este fue el último compromiso de Francisco en Mauricio, luego del cual partirá rumbo a Madagascar, para emprender su regreso a Roma mañana por la mañana.
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