El Papa en Dili: 'Los niños son vuestra riqueza'
En la misa que presidió en la explanada de Taci Tolu, el Papa dijo, ante cientos de miles de fieles: "Cuidado con esos cocodrilos que quieren cambiarles la cultura". Invitó también a la Iglesia local a ser como el perfume del sándalo por el que Timor es conocido desde la antigüedad, y difundir "el perfume del Evangelio contra todo lo que humilla, degrada y destruye la vida humana". A los sacerdotes: "La gente aquí los respeta, pero no tienen que actuar como los poderosos que pisotean a los demás".
Dili (AsiaNews) - "Estuve pensando mucho, ¿qué es lo mejor que tiene Timor? ¿El sándalo? ¿La pesca? No, lo mejor que tiene es su pueblo. No puedo olvidar a la gente que está al costado del camino con los niños. ¡Cuántos hijos tienen ustedes! Pero estén atentos a esos cocodrilos que quieren cambiarles la cultura, que quieren cambiarles la historia. Manténganse fieles. Y no se acerquen a esos cocodrilos porque muerden, y muerden mucho".
Con estas palabras el Papa Francisco se despidió esta tarde de la inmensa multitud que participó en la explanada de Taci Tolu, a unos diez kilómetros del centro de Dili, en la misa que culminó la jornada del pontífice en Timor Oriental, la tercera etapa de su viaje apostólico a Asia y Oceanía. Cientos de miles de personas llegaron desde las primeras horas de la mañana al lugar histórico donde Juan Pablo II presidió en 1989 una celebración eucarística que marcó la historia de este pueblo, privado de su independencia durante tanto tiempo. Algunas estimaciones hablan incluso de 600 mil personas, casi la mitad de toda la población de Timor Oriental, aunque también formaban parte de la multitud muchos católicos indonesios venidos del otro lado de la gran isla, signo visible de esa reconciliación que ayer elogió Francisco después de los largos años oscuros de un conflicto sangriento.
En la homilía, el Papa - acompañado por el card. Virgilio Carmo da Silva, administrador apostólico de Dili, a quien eligió hace dos años para incorporar esta periferia al Colegio Cardenalicio - elogió a los pequeños. Comenzando precisamente por los niños, que son la gran riqueza de Timor Oriental: “ustedes son un país joven, y en cada rincón la vida se siente palpitar y bullir. La presencia de tanta juventud, de tantos niños, es un regalo - comentó el pontífice -. Pero sobre todo es un signo, porque hacer espacio a los niños, a los pequeños, acogerlos, cuidarlos, y hacernos también nosotros pequeños ante Dios y ante los hermanos, son precisamente las actitudes que nos abren a la acción del Señor. Al hacernos niños permitimos que Dios actúe en nosotros".
“No tenemos miedo de hacernos pequeños delante de Dios y los unos delante de los otros - afirmó Francisco -. No tenemos miedo de perder la vida, de entregar nuestro tiempo, de revisar nuestros programas y redimensionar cuando sea necesario nuestros proyectos, no para minimizarlos, sino para hacerlos todavía mejores con la entrega de nosotros mismos y acogiendo a los demás".
En este pequeño país - extrema periferia del gran continente asiático - El Papa había hecho la misma invitación en los otros encuentros de la jornada. Con los obispos, sacerdotes y agentes pastorales, reunidos en la catedral de Dili, se refirió a la imagen del sándalo que crece en abundancia en Timor y que desde la antigüedad es una madera muy buscada por su perfume. A partir de dicha imagen se refirió a los distintos aspectos de esa identidad católica en la que se reconoce el 98% de la población. “Como un árbol de sándalo, siempre verde, siempre fuerte, que crece y produce frutos – dijo – ustedes también son discípulos misioneros perfumados por el Espíritu Santo para impregnar la vida del Santo Pueblo fiel de Dios”. Y el perfume del Evangelio - añadió - "se debe difundir contra todo lo que humilla, lo que degrada e incluso destruye la vida humana, contra las plagas que generan vacío interior y sufrimiento, como el alcoholismo, la violencia y la falta de respeto a la dignidad de la mujer".
El Papa también pidió a los sacerdotes de Timor Oriental que se hagan pequeños: "Me han contado que el pueblo se dirige a ustedes afectuosamente llamándolos “Amu”, que aquí es el título más importante, significa “señor” - dijo -. Pero esto no tiene que hacerlos sentirse superiores al pueblo, ni llevarlos a la tentación del orgullo y del poder; no debe hacerles pensar en su ministerio como un privilegio social y actuar como los poderosos que pisotean a los demás".
En el encuentro previo con un grupo de niños discapacitados, en la escuela Irmas Alma de la Iglesia de Timor Oriental, se había referido a lo que él llama "el sacramento de los pobres". “Cuando Jesús habla del Juicio Final – comentó – Él les dice a algunos: 'Vengan conmigo'. Pero no les dice: 'Vengan conmigo porque fueron bautizados, porque fueron confirmados, porque estuvieron casados por la Iglesia, porque no mintieron, porque no robaron...'. ¡No! Él dice: 'Vengan conmigo porque me cuidaron'”. Una misión clara para una comunidad que, como reza el lema de esta visita a Timor Oriental, está llamada a hacer de la fe su propia cultura.