El Papa a los ortodoxos: las conquistas armadas son incompatibles con el Evangelio
El Pontífice se reunió en el Vaticano con una delegación del patriarcado de Constantinopla y llamó a todos a "rezar, socorrer y convertirse" en este tiempo "perturbado por una agresión bélica cruel e insensata". La unidad de los cristianos es "una condición imprescindible" para la paz.
Ciudad del Vaticano (AsiaNews) - Las conquistas armadas y los nacionalismos "no tienen nada que ver con el Reino que anunció Jesús". Y la unidad entre los cristianos es "una condición imprescindible para una auténtica fraternidad universal", dijo hoy el Papa Francisco. Fue durante una audiencia en el Vaticano, al recibir a la delegación ortodoxa del Patriarcado Ecuménico de Constantinopla que ha venido a Roma, como ya es tradición, con ocasión de la solemnidad de los Santos Pedro y Pablo. En las palabras del Pontífice no es difícil discernir una advertencia respecto a las posiciones adoptadas por la Iglesia Ortodoxa Rusa respecto a la guerra en Ucrania
Francisco citó al Patriarca Ecuménico Atenágoras, pionero -junto a Pablo VI- de la vía ecuménica, a quien le gustaba decir: "Iglesias hermanas, pueblos hermanos". "Hoy, es más pertinente que nunca la reconciliación entre cristianos separados. Como contribución a la pacificación de los pueblos en conflicto, mientras el mundo se ve sacudido por una agresión bélica cruel y sin sentido, en la que tantos cristianos luchan entre sí”
El Pontífice llamó a todos a "llorar, socorrer y convertirse". Llorar por "las víctimas y la sangre derramada, que es tanta, la muerte de tantos inocentes, los traumas de familias, de ciudades, de todo un pueblo". Acudir en ayuda de los que se han visto obligados a abandonar sus hogares y su patria como "Jesús que migra, pobre y herido". Pero también es necesario convertirse -advirtió Francisco- "para comprender que las conquistas armadas, las expansiones y los imperialismos no tienen nada que ver con el Reino que anunció Jesús, con el Señor de la Pascua que en Getsemaní pidió a los discípulos que renunciaran a la violencia, que pusieran la espada en su lugar "porque todo el que tome la espada morirá a espada" (Mt 26,52); y truncando toda objeción dijo: "¡Basta!" (Lc 22,51)".
En este sentido, "la búsqueda de la unidad de los cristianos no es sólo una cuestión interna de las Iglesias", sino también un camino hacia la paz. Francisco nos invita a preguntarnos: "¿Qué tipo de mundo nos gustaría ver surgir después de este terrible asunto de choques y contrastes? ¿Y qué contribución estamos dispuestos a ofrecer ahora para una humanidad más fraterna? Como creyentes", respondió, "sólo podemos obtener las respuestas del Evangelio. Ayudémonos a no sucumbir a la tentación de amordazar su novedad disruptiva con las seducciones del mundo y convertir al Padre de todos en el dios de nuestras propias razones y naciones. Cristo es nuestra paz", concluyó el Papa, "recomencemos a partir de Él, para entender que ya no es momento de regular las agendas eclesiales según la lógica del poder y la conveniencia del mundo, sino según la audaz profecía de paz del Evangelio". Con humildad y mucha oración, pero también con valentía y parresia”.
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