El Papa Francisco visitará Nuestra Señora de Arabia, corazón de la devoción mariana

de Chiara Zappa

El lugar de culto se inauguró el año pasado. Cuenta con 2.300 asientos y una capilla donde se conserva una imagen de la Virgen, a quien está dedicado el templo. El Pontífice celebrará un encuentro ecuménico y la oración por la paz durante su viaje al Golfo. La construcción de la iglesia es fruto de la misión de Monseñor Ballin, vicario apostólico fallecido en 2020.

Milán (AsiaNews) - Cuenta con 2.300 asientos y una capilla donde se conserva la imagen de la Virgen patrona de la Península Arábiga y está rodeada de desierto. La catedral de Nuestra Señora de Arabia fue inaugurada el año pasado y está situada a pocos kilómetros de la capital bareiní, Manama. Será una de las escalas más significativas del viaje apostólico del Papa Francisco al pequeño archipiélago del Golfo Pérsico, que comienza el 3 de noviembre. El encuentro ecuménico y la oración por la paz, previstos para el día siguiente, se celebrarán en esta gran catedral, que fue construida en un terreno donado por el rey Hamad bin Isa Al Khalifa. Se encuentra en la zona de Awali, donde viven muchos de los trabajadores inmigrantes empleados en las refinerías de petróleo locales.

Cabe recordar que los expatriados constituyen más de la mitad del millón y medio de habitantes de Baréin. La inmensa mayoría de los cristianos también proceden del extranjero -de la India y Filipinas, Pakistán y Sri Lanka, Bangladés y casi todo Oriente Medio- y representan alrededor del 15% de la población. Los hay de todas las confesiones: ortodoxos griegos, siríacos, católicos latinos y coptos, anglicanos y siro-malabares.

Un pueblo polifacético que da testimonio de su fe en Jesús en estas tierras donde, a pesar de la necesidad de adaptarse a un contexto mayoritariamente musulmán, la Iglesia experimenta nuevas formas de presencia y vías de diálogo, incluso con las autoridades locales. La catedral de Awali, la más grande del Golfo Pérsico, es una prueba tangible de ello.

La devoción a Nuestra Señora de Arabia nació el 8 de diciembre de 1948, día de la dedicación de una pequeña capilla en Kuwait. Por dicho motivo, se llevó una estatua de la Virgen María con el niño Jesús en brazos y un rosario en las manos, bendecida en el Vaticano por Pío XII. En 1957, un decreto del mismo pontífice proclamó a Nuestra Señora de Arabia como patrona del Vicariato Apostólico de Kuwait.

La devoción fue cultivada con pasión por monseñor Camillo Ballin. Este sacerdote comboniano (del Instituto Religioso de los Misioneros Combonianos del Corazón de Jesús, MCCJ) originario del Véneto fue nombrado vicario de Kuwait en 2005. En 2011, fue designado como primer vicario de la flamante circunscripción de Arabia del Norte, que incluye también Qatar, el reino saudí y precisamente Baréin, adonde se trasladó la sede episcopal ese mismo año. Antes de su fallecimiento prematuro en 2020, el misionero, un profundo conocedor de la región, había pedido a la Santa Sede que se instituyera una fiesta para la Virgen bajo la advocación de Nuestra Señora de Arabia. La solemnidad se estableció en 2011, el sábado que precede al segundo domingo del tiempo ordinario, con el permiso excepcional de celebrarla también los domingos.

En Baréin (donde abrió sus puertas la primera iglesia del Golfo Pérsico en 1939) Monseñor Ballin recibió la ciudadanía y además fue nombrado miembro del Centro para la Convivencia Pacífica fundado por el rey. El obispo también procuró la cooperación con las autoridades en la construcción de una nueva iglesia: de esta paciente trama de relaciones, tejidas a lo largo del tiempo, surgió la construcción de la nueva Catedral de Nuestra Señora de Arabia. La iglesia fue inaugurada el pasado mes de diciembre por el Jeque Abdullah bin Hamad Al Khalifa, representante del soberano, en presencia, entre otros, del cardenal Tagle, prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos.

Aunque monseñor Ballin no llegó a asistir a esa jornada histórica, el viaje del Papa a Baréin, -con el que el comboniano sonó durante años-, representará también la coronación de su larga e intensa labor misionera.