El Papa Francisco prorroga el Sínodo: dos sesiones en 2023 y 2024

Lo anunció en el Ángelus con los fieles en la plaza de San Pedro: "El propósito de la decisión es favorecer la comprensión de la sinodalidad como dimensión constitutiva de la Iglesia y ayudar a todos a vivirla". Cuando comentó el Evangelio de hoy, el pontífice invitó a redescubrir las jaculatorias como una oración que acompaña los momentos cotidianos de la vida. El 18 de octubre un millón de niños rezarán el Rosario por la paz con Ayuda a la Iglesia que sufre.

Ciudad del Vaticano (AsiaNews) - La próxima XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos - para concluir el itinerario sobre la sinodalidad convocada por el Papa Francisco en las Iglesias de todo el mundo - tendrá lugar en dos momentos separados por un año de distancia: el primero del 4 al 29 de octubre de 2023, el segundo en octubre de 2024. Así lo anunció el propio pontífice al terminar el Ángelus, que rezó como de costumbre con los fieles reunidos en la plaza de San Pedro.

“Los frutos del proceso sinodal que se ha iniciado -explicó Francisco- son muchos, pero para que alcancen su plena madurez es necesario no tener prisa. Por tanto, con el fin de disponer de un tiempo más extenso de discernimiento, he dispuesto que esta Asamblea sinodal se realice en dos sesiones. Confío que esta decisión favorezca la comprensión de la sinodalidad como dimensión constitutiva de la Iglesia, y ayude a todos a vivirla en un camino de hermanos y hermanas que dan testimonio de la alegría del Evangelio”.

Antes del Ángelus el Papa comentó el pasaje evangélico que propone la liturgia de hoy centrándose en la pregunta de Jesús: "Cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará fe sobre la tierra?" (Lc 18,8). “Es una pregunta seria – comentó -. Imaginemos que el Señor llega hoy a la tierra: vería, lamentablemente, muchas guerras, pobreza y desigualdades, y al mismo tiempo grandes conquistas de la técnica, medios modernos y gente que va siempre deprisa, sin detenerse nunca; ¿pero encontraría quien le dedique tiempo y afecto, quien lo ponga en el primer lugar? Y sobre todo preguntémonos: ¿qué encontraría en mí, si el Señor viniera hoy, qué encontraría en mí, en mi vida, en mi corazón?”.

Afirmó que con frecuencia "descuidamos lo más importante y dejamos que nuestro amor por Dios se vaya enfriando, que se enfríe poco a poco", y explicó que la oración es "el remedio para calentar una fe tibia". “La oración es la medicina de la fe, el reconstituyente del alma. Pero es necesario que sea una oración constante. Si tenemos que seguir una cura para estar mejor, es importarte cumplirla bien, tomar los medicamentos en la forma correcta y a su debido tiempo, con constancia y regularidad. En todo en la vida hay necesidad de esto. Pensemos en una planta que tenemos en casa: tenemos que nutrirla con constancia cada día, ¡no podemos empaparla y después dejarla sin agua durante semanas!". Nuestra fe -explicó el Papa- también necesita el agua diaria de la oración, necesita un tiempo dedicado a Dios,de forma que Él pueda entrar en nuestro tiempo, en nuestra historia; de momentos constantes en los que abrimos el corazón, para que Él pueda derramar en nosotros cada día amor, paz, gloria, fuerza, esperanza; es decir nutrir nuestra fe”.

Y ante la objeción de aquellos que dicen que no tienen tiempo para la oración, el pontífice invitó a redescubrir la práctica de las jaculatorias. “El nombre está un poco pasado de moda - explicó - pero la sustancia es buena. ¿De qué se trata? De oraciones muy breves, fáciles de memorizar, que podemos repetir a menudo durante el día, durante las diversas actividades, para estar “en sintonía” con el Señor". “¡Cuántas veces -añadió- enviamos 'mensajes' a las personas que queremos!. Hagámoslo también con el Señor, para que el corazón esté siempre conectado con Él. Y no nos olvidemos de leer sus respuestas, que encontramos en el Evangelio, que hay que tener siempre a mano y abrir todos los días, para recibir una Palabra de vida dirigida a nosotros”.

Al terminar el Ángelus el Papa Francisco invitó a los fieles a acompañar la iniciativa "Un millón de niños que rezan el rosario pueden cambiar el mundo", que ha propuesto para el 18 de octubre la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia que sufre. "Nos unimos a ellos - dijo el Papa - y encomendamos a la intercesión de Nuestra Señora al martirizado pueblo ucraniano y a todos los pueblos que sufren por la guerra y todas las formas de violencia y miseria". Por último se refirió al Día Internacional de Erradicación de la Pobreza, que se celebra mañana, recordando que "todos pueden ayudar para construir una sociedad donde nadie se sienta excluido por ser indigente".