El Cairo, el Estado islámico reivindica el ataque a los coptos y promete nuevas masacres

Un kamikaze, identificado con el seudónimo de Abu Abdallah al-Masri, se “mezcló entre la multitud” y “accionó un cinturón explosivo”. En la mira de los milicianos se encuentra “todo infiel y apóstata de Egipto y de cualquier otra parte”. El testimonio del sacerdote que estaba celebrando la misa en el momento del ataque.

El Cairo (AsiaNews/Agencias) – Las milicias del Estado islámico han reivindicado el ataque del 11 de diciembre contra una iglesia de El Cairo, adyacente a la catedral de San Marcos, sede del patriarca copto Tawadros II, que provocó la muerte de 25 personas e hirió a otras 59. En una declaración oficial difundida por los medios sociales, los milicianos de Daesh [acrónimo árabe para el Estado islámico] se atribuyeron la paternidad del atentado.

Ayer, el presidente egipcio Abdel-Fattah Al-Sisi, presente en los funerales de las víctimas, señaló a los Hermanos Musulmanes por considerándolos responsables morales y materiales de la masacre. Según el jefe de Estado, el autor sería el joven de 22 años Mahmoud Chafiq Moustapha, identificado gracias a las trazas de ADN halladas en la escena de la explosión. Otras cuatro personas han sido detenidas y dos están siendo buscadas por su involucramiento en el atentado.

Fue inmediata la réplica de la cúpula de la Hermandad que, desde el exilio en Qatar, negó toda implicación en el hecho, rechazando las acusaciones.

En un panorama todavía confuso, se inserta la declaración del Estado islámico, que se ha atribuido la responsabilidad del ataque, tal como ha ocurrido en otros hechos sangrientos del pasado, tanto en Egipto como en el resto del mundo. En el comunicado oficial, los líderes yihadistas han revelado el nombre del kamikaze que se hizo estallar por los aires; se trataría de un afiliado suyo, identificado con el seudónimo de Abu Abdallah al-Masri, quien se “mezcló entre la multitud” y “accionó un cinturón explosivo”.

El de la iglesia ha sido el ataque más sangriento contra civiles perpetrado por el grupo terrorista en Egipto desde que ocurriera el derribo de un vuelo de pasajeros en octubre de 2015. El avión, que acababa de despegar de la ciudad turística de Sharm el Sheikh con 224 personas a bordo, transportaba turistas rusos que regresaban de unas vacaciones en la célebre localidad a orillas del mar. El EI reivindicó el derribo, no obstante las autoridades de El Cairo en aquél momento descalificaron dichas afirmaciones, considerándolas mera “propaganda”.

Por último, los milicianos del EI anuncian nuevos ataques contra “todo fiel y apóstata, en Egipto y en cualquier otra parte”.

En tanto, surgen los primeros testimonios de sacerdotes y fieles que estuvieron presentes en el momento de la explosión. Cynthia Michel, una jovencita de 14 años que se encuentra hospitalizada y recuperándose de una intervención quirúrgica por las heridas sufridas a raíz de la explosión, es una de las pocas personas que pudo ver al atacante a la cara. “Me sorprendió mucho ver a un hombre llevando algo en la cabeza y con un vientre tan grande –cuenta desde su cama- y entrando a la iglesia por el lado reservado a las mujeres. Él se abrió la chaqueta, y luego ya no vi ni sentí nada más”.

Quien estaba presidiendo la celebración era el Pbro. Antonios Mounir, que habla por primera vez después del ataque: “Aquella puerta está al costado del ingreso principal –subraya el sacerdote- y era la más simple (de abordar) para el agresor. Nadie lo vio, ni los diáconos ni los voluntarios que se desempeñan al servicio de la iglesia”. Un feligrés, agrega, “reconoció al autor del atentado cuando vio su foto en los medios” y “se dirigió a las oficinas del procurador general para brindar su testimonio”. El día anterior, él había “encontrado” al kamikaze, concluye el padre Mounir, que estaba haciendo un relevamiento del área con el pretexto de “comprar libros. Y como no había libros en esa sala, pidió permiso para ir a rezar a la iglesia, pero su pedido le fue negado”.

(Colaboró en esta nota Loula Lahham)