El éxodo silencioso de la minoría pamiri, perseguida por Dusambé
Tras las revueltas de mayo en Gorno-Badajshán, muchos habitantes tratan de huir a países europeos. La represión repentina contra manifestantes pacíficos. El líder de la protesta, Alovatšiev, fue condenado a 18 años de prisión. Según cifras no oficiales, al menos 200 manifestantes ya fueron enviados a campos de concentración.
Moscú (AsiaNews) - Tras los disturbios y, posteriormente, la represión del pasado mes de mayo en Gorno Badajshán, la región autónoma de Tayikistán que corresponde al norte del Pamir, muchos lugareños intentan por todos los medios llegar a los países europeos. Es lo que revela un reportaje de Radio Ozody, que entrevistó a algunos emigrantes. Ellos pidieron permanecer en el anonimato, por temor a las represalias contra sus familias.
Nuriddin tiene 30 años, y procede de Jorog, la capital de la región. Ya lleva tres meses viviendo en Hamburgo. Participó en el primer mitin de protesta en noviembre del año pasado, y tuvo que huir a Rusia, para luego desplazarse a Europa. Según él, "ninguno de nosotros esperaba que empezara la persecución contra los manifestantes pacíficos, pero la situación se agravó drásticamente en poco tiempo, después de que Amriddin Alovatšiev fuera secuestrado en Rusia y llevado a Tayikistán". Se refiere al líder del movimiento juvenil Badakšan: Alovatšiev, de 44 años, fue condenado a toda prisa a finales de abril, y deberá descontar 18 años en prisión por cargos de extremismo y separatismo.
Ahora Nuriddin sigue en suspenso, pues carece de documentos que demuestren su condición de refugiado político en Alemania; los familiares en su país no brindan información a las autoridades, para evitar problemas. La presión de los organismos estatales sigue siendo intensa y generalizada, y a pesar de las promesas de amnistía, crece el número de personas detenidas y condenadas por sedición y terrorismo. Según datos no oficiales, ya son más de 200 los manifestantes enviados a campos de concentración. Y entre ellos, figuran varios activistas como Alovatšiev, que fueron repatriados a la fuerza desde Rusia y otros países.
En Rusia vive una gran comunidad de tayikos de etnia pamiri. Los miembros de la diáspora también apoyaron las protestas desde Moscú. Se concentraron frente a la embajada de Tayikistán y con un video, hicieron un llamamiento a las autoridades de Dusambé, que desde entonces los buscan para secuestrarlos y encarcelarlos. "Nos manifestamos abiertamente y en el marco de la ley", dice Safar, otro activista. "Sin embargo, empezaron a reprimirnos sistemáticamente, y seguimos recibiendo llamadas anónimas, mensajes e invitaciones a reuniones extrañas, o simplemente una serie de amenazas”.
A veces, en el domicilio de los pamiris que viven en Rusia se presentan policías rusos, flanqueados por tayikos vestidos de civil. Buscan especialmente a los que recogen donativos para las familias de los muertos y heridos en las manifestaciones de Jorog. Otro entrevistado, cuyo nombre ficticio es Orzu, huyó a Alemania tras recibir una de estas visitas y actualmente vive en un campo de refugiados en Baviera. Cuando aún vivía en Moscú, los coches con policías empezaron a circular en los alrededores de su piso. Fue luego de subir una publicación a Instagram, en la que daba información sobre las represiones en Gorno Badajshán e invitaba a la gente a participar en las acciones de protesta. Junto a él, en el campamento de Baviera hay otros 20 pamiris, que llegaron con historias similares.
Se calcula que en Alemania hay cientos de refugiados pamiris procedentes de Badajshán. A ellos se suman muchísimos tayikos, que huyeron a Europa después de 2015 (son más de tres mil), cuando el Partido del Renacimiento Islámico fue proscrito, tras ser declarado organización terrorista. Según las estimaciones, en los últimos cinco años, cerca de 20.000 tayikos huyeron a Europa. Varias organizaciones humanitarias advierten de la necesidad de prestar más atención a los refugiados de Asia Central, donde la persecución por motivos políticos, sociales y religiosos está aumentando en muchos países.