EE.UU, el Reino Unido y Australia lanzan Aukus, el nuevo pacto militar ‘contra Beijing’
Los australianos podrán construir submarinos nucleares con tecnología estadounidense. El acuerdo también prevé una cooperación en los campos de la inteligencia artificial, la cibernética y la tecnología cuántica. Beijing calificó la jugada de “irresponsable”. Protestas de Francia, ya que pierde un contrato de venta de submarinos a Canberra. Nueva Zelanda toma distancia.
Washington (AsiaNews) - Los líderes de Estados Unidos, del Reino Unido y Australia anunciaron un nuevo pacto militar para el Indo-Pacífico. Aukus (tal es su nombre) es visto por muchos como una nueva herramienta para contener el ascenso geopolítico de China. El anuncio se produjo a última hora de la noche en una declaración conjunta del Presidente de Estados Unidos, Joe Biden, el Primer Ministro británico, Boris Johnson, y el Primer Ministro australiano, Scott Morrison.
Según los analistas, Aukus es el acuerdo de seguridad más importante firmado por los tres países desde el fin de la Segunda Guerra Mundial. Es independiente de Five Eyes, la alianza de inteligencia que Washington, Londres y Canberra mantienen con Canadá y Nueva Zelanda.
El acuerdo permitirá a Australia construir submarinos de propulsión nuclear para su flota, utilizando la tecnología y los conocimientos técnicos estadounidenses. Actualmente, solo Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, China, Rusia y la India pueden desplegar este tipo de submarinos. Aukus también prevé la cooperación trilateral en materia de inteligencia artificial, ciberseguridad y tecnología cuántica aplicada al armamento naval. Canberra ha dejado claro que no tiene intención de equiparse con armas nucleares.
Si bien los tres firmantes no mencionan en ningún momento a China, en el anuncio aluden a un "aumento significativo" de los retos de seguridad en el ámbito regional. Aunque indirecta, la alusión a Beijing es evidente para todos. No es de extrañar que la embajada china en Washington reaccionara acusando a los tres países de tener "una mentalidad propia de la guerra fría y prejuicios ideológicos". Inmediatamente después, el Ministerio de Asuntos Exteriores chino calificó el pacto de "extremadamente irresponsable". Para Beijing, el acuerdo "socava gravemente la paz y la estabilidad regionales e intensifica la carrera armamentística".
A diferencia de su predecesor, Donald Trump, Biden quiere revitalizar las alianzas tradicionales de Estados Unidos para contrarrestar el avance chino. Las tensiones entre ambas potencias siguen incrementándose en el Mar de la China Meridional, que Beijing reclama casi en su totalidad. Las autoridades chinas adoptaron recientemente una normativa que obliga a los buques extranjeros a notificar su entrada en aguas que China considera parte de su territorio.
Washington ya ha rebatido las pretensiones de Beijing con una operación naval cerca del Arrecife Mischief. En diálogo con AsiaNews, James R. Holmes, profesor de estrategia marítima en el US Naval War College de Newport, dijo que el lenguaje utilizado por los chinos en el reglamento es "viscoso". Esto aumenta el riesgo de malentendidos e incidentes entre la Armada china y las fuerzas navales de otros estados.
Los australianos también están preocupados por el creciente activismo militar de China en el Mar de China Meridional. Las relaciones entre Canberra y Beijing se han ido deteriorando en el último tiempo. El Gobierno de Morrison acusa a China de "coacción económica": a finales de 2020, los chinos impusieron aranceles y la prohibición de adquirir algunos artículos clave importados de Australia.
Para el Reino Unido, la situación es completamente distinta: la firma de Aukus representa un salto cualitativo para su política en el Pacífico Occidental. Si bien Londres ha enviado su nuevo portaaviones Queen Elizabeth a la región, tuvo la precaución de evitar que navegue cerca de las islas del Mar de China Meridional -actualmente ocupadas por guarniciones chinas- o a través del Estrecho de Taiwán.
Por un lado, la firma de Aukus corre el riesgo de debilitar el frente occidental contra China. Francia protestó por haber sido excluida de una asociación estratégica "estructural" con Australia, cuando Washington pide a los europeos un mayor compromiso en el Indo-Pacífico. Sin embargo, lo que más lamentan los franceses es haber perdido un contrato por 31.000 millones de euros para suministrar a los australianos 12 nuevos submarinos de propulsión diésel-eléctrica. Se trata de un acuerdo firmado en 2016 por la empresa transalpina Naval Group (que tiene un joint-venture en el sector militar con la italiana Fincantieri).
Cabe destacar la resistencia de Nueva Zelanda. En línea con su tradicional política antinuclear (y la cautela en las relaciones con China), Wellington ha declarado que impedirá el ingreso de submarinos atómicos australianos en sus aguas territoriales. La primera ministra neozelandesa, Jacinda Ardern, dejó claro que su gobierno no fue convocado para la firma del acuerdo Aukus.
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