Se acerca una tercera guerra del Karabaj
El contingente de paz ruso no puede evitar los enfrentamientos entre Ereván y Bakú por la región separatista pro-armenia. A Moscú le gustaría reemplazar al primer ministro armenio Pašinyan con su propio oligarca. El Kremlin parece cada vez más débil en el Cáucaso, como efecto de la guerra en Ucrania.
Moscú (AsiaNews)- Las recientes protestas frente a una base militar rusa en Gyumri, Armenia, son una señal de que se acerca otra fase del conflicto abierto en Nagorno-Karabaj entre Ereván y Bakú. Lo que está en juego es la posibilidad de una "tercera guerra" -después de la de 1992-1994 y la de 44 días en 2020- como afirman muchos observadores, tanto armenios como azeríes, e incluso neutrales.
Como afirma Guseinbala Salimov en Zerkalo.az, "ya resulta evidente que el contingente ruso de paz es incapaz de cumplir su misión". En realidad las partes no están listas para afrontar una escalada militar mientras el conflicto en Ucrania continúe, y Rusia considera a Karabaj "como el undécimo dedo de la mano". Armenia “no quiere calmarse”, observa el politólogo azerbaiyano, y “sigue organizando provocaciones”, como la de Gyumri. Ereván intentaría de esta manera reequilibrar la política de Rusia con la influencia de Occidente, especialmente de EEUU y Francia.
El primer ministro armenio Pašinyan, además, no es un personaje muy bienvenido en el Kremlin, que lo considera "un extraño" y lo tolera sólo "para descargar sobre él todos los efectos negativos de las tensiones caucásicas". Según la mayoría de los comentaristas políticos de la región, Moscú prepara una alternativa al primer ministro de Ereván. Se habla de Ruben Vardanyan, un oligarca multimillonario ruso con ciudadanía armenia, ministro de la república separatista de Artsaj, el Nagorno-Karabaj armenio. Vardanyan es una figura muy popular en Armenia, entre otras cosas por las numerosas iniciativas humanitarias y asistenciales inspiradas y organizadas por él.
Sin duda en Azerbaiyán la situación tampoco es tranquila, considerando el frente ideológico abierto con Irán por el reconocimiento del llamado "Azerbaiyán meridional", que debería unirse con el "occidental" vinculado al conflicto con Armenia y al control del corredor de Zangezur (Lachin para los armenios). El recrudecimiento del conflicto con Armenia implicaría no sólo un cúmulo de nuevas víctimas en ambos bandos, sino que podría sacar a Rusia de su aparente letargo para compensar en el Cáucaso las decepciones en Ucrania. Hasta ahora Bakú ha logrado tranquilizar a Moscú, pero "todo tiene un límite".
Y Rusia, si bien apoya formalmente a Armenia, siempre ha coincidido en la necesidad de ceder parte del territorio en disputa a Azerbaiyán, para mantener a ambos países en su esfera de influencia. Si la debilidad de Moscú devolviera el panorama caucásico a lo que era hace 30 años, eso afectaría a la capacidad de los rusos para imponerse en todo el espacio exsoviético de Oriente y Occidente, ya duramente puesta a prueba por el trágico conflicto en Ucrania.
Ahora Putin debe decidir si castiga a los armenios por las manifestaciones antirrusas cada vez más frecuentes, apoyando el cambio en el poder y liquidando al "revolucionario del pueblo" Pašinyan, pero intentando al mismo tiempo no enemistarse con la opinión de la mayoría de la población del país. La tercera guerra de Karabaj podría terminar siendo inevitable cuando las relaciones internas y externas ya sólo se confían a las armas.
29/09/2021 10:58
12/04/2024 10:38