Después del ciclón Mocha, enfrentamientos fronterizos entre milicias étnicas y el ejército de Daca
El 16 de mayo dos soldados resultaron heridos y otros dos muertos. El ataque fue reivindicado por el Ejército Nacional Kuki, activo en zonas situadas un poco más al norte de las afectadas por el tifón de la semana pasada. Mientras tanto, según las Naciones Unidas, al menos 800.000 personas necesitan asistencia inmediata.
Sittwe (AsiaNews) - Una semana después de que el ciclón Mocha devastara el estado birmano occidental de Rakhine y las regiones fronterizas de Bangladés que acogen a los refugiados rohingya, se va perfilando con mayor claridad el alcance de la devastación, a la que se suman, además, los enfrentamientos armados en la frontera, que también ocurrieron tierra adentro.
En el último mes, se han intensificado los enfrentamientos entre el ejército de Bangladés y el Ejército Nacional Kuki (KNA), brazo armado de una organización étnica activa en el oeste de Myanmar y el noreste de India, que pretende crear una comunidad autónoma.
Un poco más al norte, en las zonas afectadas por el ciclón Mocha, en el distrito de Bandarban, que tiene una frontera porosa con Rakhine y el estado indio de Mizoram, dos soldados del ejército bangladesí murieron el 16 de mayo y dos oficiales resultaron heridos. Según las autoridades locales, combatientes del KNA detonaron una bomba en el upazila (subdistrito) de Ruma y abrieron fuego contra una patrulla del ejército. Al día siguiente, dos civiles que acompañaban a las autoridades también fueron atacados. A principios de mes se recuperaron algunos cadáveres, que más tarde se identificaron como pertenecientes a combatientes kuki. El 12 de marzo, un mariscal bangladesí murió en una emboscada.
Según el ejército de Bangladés, los independentistas están creando un "ambiente anárquico" en los bosques fronterizos. El portavoz del KNA, el capitán Fleming, declaró al sitio de noticias The Irrawaddy que no tenían alternativa frente al ejército: "No queríamos una lucha armada. Nos dirigimos a las autoridades para abordar nuestros problemas. Presentamos nuestras propuestas. Nadie nos hizo caso, así que tomamos las armas y exigimos nuestra autonomía", declaró. "Nunca quisimos la separación, sino nuestros derechos sobre la tierra y el fin de la discriminación. Estamos marginados y sufrimos discriminación en todos los ámbitos, sobre todo para conseguir trabajo".
En 1997 se firmaron los Acuerdos de Paz de las Colinas de Chittagong, que pusieron fin a una década de insurgencias de los pueblos indígenas contra el gobierno de Bangladés. Sin embargo, según varios comentaristas, las condiciones de vida de algunas poblaciones, como los kuki, no han mejorado con el paso de los años.
Mientras tanto, para Naciones Unidas, al menos 800.000 personas necesitan asistencia humanitaria después del ciclón Mocha, que dejó tras sí "casas arrasadas, carreteras cortadas por árboles arrancados, hospitales y escuelas destruidos y telecomunicaciones y líneas eléctricas gravemente interrumpidas", señaló Anthea Webb, vicedirectora regional del Programa Mundial de Alimentos para Asia y el Pacífico. Se distribuyó mucha ayuda en Rakhine, pero también en la región de Magwe y en el estado de Chin, donde se registraron miles de desplazados internos a causa del conflicto civil que azota Myanmar desde hace más de dos años, mientras que "casi medio millón de bangladesíes y miles de refugiados rohingya han perdido sus hogares y pertenencias", añadió Webb.
En los últimos meses, Naciones Unidas tuvo que recortar los subsidios alimentarios para los refugiados rohingya que se alojan en el campo de Cox's Bazar, en Bangladés, un recorte que puede ser necesario "de nuevo en junio a menos que se consigan fondos", explicó la funcionaria. "El ciclón agravó mucho una mala situación para millones de personas que ya luchaban por hacer frente a condiciones extremadamente precarias".
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