Delhi, centros de preparación para exámenes que matan
La noticia de que tres estudiantes murieron ahogados a principios de esta semana ha vuelto a encender el debate sobre estas estructuras. Jóvenes de toda la India viven hacinados en aulas y dormitorios superpoblados y deben estudiar hasta 18 horas al día para aprobar un concurso público o los exámenes de ingreso a las mejores universidades. Un negocio a costa de las familias y donde los jóvenes cargan con toda la presión. El número de suicidios en los últimos años ha obligado al gobierno a intervenir.
Nueva Delhi (AsiaNews)- La muerte de tres estudiantes indios en un centro de preparación para exámenes debido a una inundación ha vuelto a encender el debate sobre estas estructuras. Son cada vez más solicitadas, aunque las normas de seguridad y la protección de la salud (incluso mental) de los estudiantes a menudo se encuentran en segundo plano.
Shreya Yadav, Tanya Soni y Nevin Dalvin estaban en el sótano del Rau’s IAS Study Circle en Old Rajinder Nagar, una zona central de Delhi, donde preparaban el examen para acceder a puestos públicos. Los tres jóvenes, dos mujeres y un varón, provenientes respectivamente de Uttar Pradesh, Telangana y Kerala, ya habían comentado con su familia tres episodios de inundaciones, pero el instituto no había hecho nada para resolver la situación.
Consciente de los numerosos problemas asociados a estos centros privados que proliferan desde hace tiempo sin regulación, el gobierno indio publicó a principios de año algunas directrices que obligan a registrar estos "centros de formación", pagar impuestos justos y cumplir normas básicas de seguridad, al tiempo que prohíben matricular alumnos menores de 16 años.
El Ministerio de Educación había decidido intervenir tras una serie de accidentes mortales y suicidios entre los estudiantes, que dejaron al descubierto la dura realidad de estos centros, imponiendo incluso la obligación de instalar "ventiladores antisuicidio" porque algunos estudiantes se habían quitado la vida ahorcándose.
Los centros más conocidos se encuentran en Kota, Rajasthan, y preparan a los estudiantes para los exámenes de ingreso a la universidad, sobre todo el examen nacional que regula el ingreso a la Facultad de Medicina y a alguno de los 23 prestigiosos Institutos Indios de Tecnología (IIT). La proporción entre los candidatos que se presentan a la prueba de acceso al IIT y los que ingresan es de 50 a 1 o incluso de 100 a 1. De un millón de candidatos, sólo 10.000 aprueban el JEE, como se denomina el examen.
Es una competencia que afecta seriamente a los estudiantes. Este año, entre los que asistieron a los distintos centros de Kota (que son más de 300 en toda la ciudad) hubo 12 suicidios, mientras que el año pasado hubo 26, la cifra más alta que se ha registrado.
Se estima que cada año 200.000 estudiantes de toda la India se trasladan a Kota, localidad que se hizo famosa cuando Vinod Kumar Bansal, un ingeniero que ya no podía trabajar debido a una enfermedad, comenzó a dar clases particulares a algunos estudiantes en su casa. Como muchos de ellos pudieron ingresar a un IIT - que ya se habían convertido en sinónimo de riqueza y éxito - Bansal se hizo famoso y otros copiaron su modelo, creando un nuevo mercado que hoy vale 500 millones de dólares.
Cuando comprendieron que se trataba de un negocio en expansión, los "coaching centers" comenzaron a invertir en marketing y publicidad para atraer también a estudiantes de nivel medio. El rendimiento de los adolescentes que asisten a escuelas públicas en zonas rurales es, de hecho, muy pobre, y por eso las familias invierten en clases particulares desde muy temprano, a menudo contrayendo deudas.
Por eso cuando llegan a los centros de preparación para exámenes, ya sea para acceder a la universidad o para un empleo público (estable, bien remunerado y que ofrece servicios de seguridad social), los estudiantes se sienten presionados porque no quieren decepcionar a su familia. El estrés y el aislamiento tampoco ayudan. "Los jóvenes tienen una respuesta emocional a las situaciones porque su corteza prefrontal todavía no está completamente desarrollada", explica la psicoterapeuta Swati Bajpai. “Se sienten culpables porque han decepcionado a su familia y porque este fracaso es el final de sus expectativas”.
La vida en estos centros es muy dura: estudian hasta 18 horas por día, los siete días de la semana, y viven solos en residencias para estudiantes superpobladas. Cada 15 días realizan evaluaciones para comprobar su nivel. Dos investigaciones mostraron que la mayoría de los suicidios ocurrieron precisamente cuando se anunciaron los resultados de los test y que los estudiantes que se quitaron la vida provenían de familias de escasos recursos.
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