Decenas de miles de libaneses dieron su último adiós al patriarca Sfeir

Personalidades libanesas, extranjeras y simples ciudadanos rinden homenaje al purpurado. El actual patriarca Raï lo recordó como una “roca inquebrantable” y un “hombre de reconciliación”. Para el Card. Sandri, “logró llevar adelante la misión en tiempos difíciles”. Entre las pocas ausencias, cabe destacar la del ex presidente Lahoud, quien se desempeñó en el cargo durante la era “siria” y la de los Hezbollah.

Beirut (AsiaNews) - Decenas de miles de personas, incluyendo autoridades y simples ciudadanos de (casi) todas las confesiones, se reunieron en la tarde de ayer en Bkerké, para dar su último adiós al 76º patriarca maronita, el Card. Nasrallah Boutros Sfeir, fallecido el 12 de mayo pasado. El funeral del patriarca emérito, celebrado como el gran custodio de la unidad nacional, se inició a las 5 de la tarde, con la llegada del presidente libanés Michel Aoun, del Primer Ministro Saad Hariri y del presidente del Parlamento, Nabih Berri.

En la oración fúnebre, el actual patriarca, Beshara Raï, resaltó el “juicio unánime” de los libaneses, que han sentido la desaparición del Card. Sfeir como una “pérdida nacional”. Él es considerado “el patriarca de la segunda independencia, el patriarca de hierro y la roca inquebrantable”, el hombre de la “reconciliación nacional”, capaz de resistir “sin armas, ni espada, ni misiles”.

“[El patriarca Sfeir] se abocó a derribar las barreras -concluyó el patriarca Raï- para reforzar la unidad nacional y revitalizar la coexistencia, que él consideraba la esencia del Líbano”.

En la exequias participaron el Car. Leonardo Sandri, prefecto de la Congregación de las Iglesias Orientales, quien al tomar la palabra exaltó “la libertad y el coraje” de un hombre que “cumplió su misión en tiempos difíciles”, durante la guerra y la ocupación siria. Así mismo, el siempre defendió “la integridad y la independencia” del Líbano, “viviendo y promoviendo el diálogo entre los elementos que componen la sociedad, tanto a nivel ecuménico como inter-religioso y social”.

Durante la ceremonia fúnebre, el presidente Aoun quiso entregar al purpurado la orden de Mérito del Gran cordón. Además de las personalidades libanesas, en las exequias participaron figuras vaticanas (entre ellas, el nuncio apostólico en Siria, Card. Mario Zenari), el ministro de Relaciones Exteriores de Francia, Jean-Yves Le Drian y representantes de Arabia Saudita, Qatar y Jordania. “El patriarca Sfeir - subrayó el embajador saudí en el país de los Cedros, Walid al-Bukhari - es el padre de la paz y de la coexistencia en el Líbano, y hoy participamos en su funeral por orden explícita del gobierno saudita”.

En este contexto de inmensa participación político-institucional, cabe subrayar, entre otras, la ausencia del ex presidente Émile Lahoud, figura destacada de la era “siria”, unida a la falta de representantes del movimiento chií Hezbollah y del partido pro-sirio. Como contrapartida, la delegación de los drusos colmó la sede patriarcal desde la mañana.

Más allá de la participación oficial y de los reconocimientos de rito, cabe destacar la gran concurrencia popular, con personas que acudieron de todos los rincones del país para rendir homenaje al difunto patriarca. Desde la mañana, familias, grupos de personas y fieles a título individual, participaron en las misas que se celebraron hora tras hora, y rezaron en la pequeña iglesia del patriarcado, ante los restos mortales del difunto cardenal.

“Es el padre de todos los maronitas -cuenta un hombre llegado de Tabarja-, el padre de nuestra Iglesia. Un hombre de temple poco común, cuya contribución es importante, al igual que la de San Marón, el primer patriarca maronita”. Hace eco de sus palabras Maha, una mujer oriunda de Ksara, que ha venido con una fraternidad religiosa: “hay quien quiso convertirlo en un partisano de una u otra corriente. El patriarca Sfeir -afirma- era simplemente un nacionalista que luchó contra las injusticias y defendió al Líbano de todos sus componentes confesionales y partidistas. Todos los domingos, yo esperaba su homilía. Él encarnó nuestra única esperanza frente a la ocupación [siria]”.