De la peste a la crisis presidencial, Corpus Christi para curar las heridas libanesas

de Fady Noun

Las celebraciones en Zalhé, centro cristiano de la Bekaa, una oportunidad para volver a hablar de la crisis que azota al país. Para los cristianos (y no cristianos) del Líbano, el vacío presidencial (desde octubre de 20222) es peor que la peste. Compromete a la propia «entidad política», como subraya el arzobispo grecocatólico. El redescubrimiento de la fe frente a la tendencia a la secularización.

Beirut (AsiaNews) - «Con el fervor de los primeros días, rezamos para que Dios cure a nuestro amado país de una enfermedad aún más maligna que la peste, una enfermedad que está corroyendo su entidad y su fórmula única». Este es el grito de alarma lanzado ayer por el arzobispo greco-católico de Zahlé, monseñor Ibrahim Ibrahim, con motivo de la festividad del Corpus Christi, solemnidad del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo. Un aniversario que el importante centro cristiano conmemora con orgullo desde 1825, año en que una procesión del Santísimo Sacramento salvó milagrosamente a Zahlé de una gravísima epidemia de peste.

La casualidad ha querido que este grito se haga eco -aunque involuntariamente- de la advertencia lanzada el mismo día por Jean-Yves Le Drian, enviado del presidente Emmanuel Macron al Líbano, al término de otra mediación fallida: si no se elige un jefe de Estado lo antes posible, podría ser «el fin del Líbano político», declaró el antiguo ministro francés de Asuntos Exteriores, al tiempo que recordaba que el país de los cedros lleva sin presidente desde el final del mandato de Michel Aoun, en octubre de 2022. Dirigiéndose a los fieles congregados frente al edificio del serrallo, monseñor Ibrahim subrayó que la falta de un jefe de Estado compromete no solo un cargo que permanece vacante, creando un vacío, sino «toda la presencia cristiana en el Líbano» y «el destino mismo de la patria».

A este respecto, el prelado añadió que «debemos considerar un deber nacional prestar nuestro apoyo inquebrantable al ejército y a las fuerzas de seguridad libaneses como instrumento insustituible de la seguridad y la estabilidad internas». A este respecto, cabe mencionar que el comandante del ejército, general Joseph Aoun, es uno de los tres candidatos serios a las elecciones presidenciales.

El arzobispo de Zahlé también defendió el principio de intangibilidad de los depósitos bancarios y la condena de los principales responsables de esta crisis sectorial. A continuación, pidió un reparto equitativo de los altos cargos del Estado entre todas las comunidades [cristianos, chiíes, suníes, drusos] y exigió que el Corpus Christi «sea proclamado oficialmente día festivo en Zahlé».

Acontecimiento histórico significativo

La capital de la Bekaa, con sus 52 iglesias, se considera una «ciudad eucarística» desde que hace dos siglos (1825), «aconsejado por un sueño», el entonces arzobispo Aghnatios Ajoury, consiguió organizar una procesión del Santísimo Sacramento. Un acontecimiento que recorrió las calles de la ciudad, salvándola de una epidemia de peste que azotaba entonces la región.

«Este milagro es un acontecimiento histórico que dejó huella en la conciencia general de la población», explica Georges Okaïs, diputado greco-católico y miembro local de las Fuerzas Libanesas. La fiesta -añade el político- forma parte de nuestro patrimonio espiritual. Sin ella, Zahlé perdería su identidad».

Fundada en el siglo XVIII, la ciudad siempre ha tenido personalidad propia. Con sus 120.000 habitantes, es la mayor ciudad puramente cristiana del mundo árabe. Situada al borde de la llanura de la Bekaa, su importancia creció en el siglo XVIII, cuando se convirtió en un cruce ferroviario y un importante centro comercial de mercancías y productos agrícolas entre Beirut, Damasco y el interior del país. A lo largo de la historia, el obispo greco-católico de Zahlé ha desempeñado tradicionalmente un papel unificador. Vinculado a las grandes familias de la zona, siempre ha tenido voz y voto en los negocios y asuntos relacionados con la ciudad, además de ser el jefe de la Iglesia.

El Corpus Christi de Zahlé se caracteriza por las procesiones separadas de todas las iglesias presentes, tanto católicas como ortodoxas, algo único en el Líbano. Desde el amanecer, estas procesiones convergen hacia el serrallo de la ciudad, antes de unirse y desplegar sus custodias por los barrios para regocijo de los fieles de todas las edades, que acuden individualmente o en grupos organizados. No faltan cofradías, colegios, grupos scouts, voluntarios de Cáritas, bandas de música de barrio, etc., así como vecinos que esperan -vestidos de gala- a que las procesiones pasen bajo sus balcones o junto a sus lugares de descanso.

La jornada comienza al despuntar el alba y concluye al final de la ceremonia, hacia el mediodía, en un ambiente de alegría y fiesta, con su carga devocional. Por último, tiene lugar la misa solemne, a la que sigue, para los que aún ayunan desde la mañana, el primer café. El servicio es retransmitido en directo en sus canales sociales por Zahlé TV y es seguido de cerca por las grandes diásporas greco-católicas de Brasil y Canadá, en un acontecimiento que une a los habitantes del Líbano con los expatriados y emigrantes de ultramar de todo el mundo.

«Pertenecer significa seguir los pasos de quienes nos precedieron, crear nuestra propia historia y forjar nuestra propia identidad», afirma Névine Hajj-Chahine, historiadora casada con un gran terrateniente de la zona. En algún lugar -añade esta erudita cristiana- de esta tendencia dominante a la secularización, nos damos cuenta de que el mundo vuelve a estar ordenado según un orden superior, y eso me parece maravilloso».